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Por Ofraneh
La
pérdida acelerada de las playas del Caribe hondureño, como consecuencia
del incremento de la erosión costera y el cambio climático, han
colocado en peligro a buena parte de las comunidades Garífunas. El
avance de la linea más alta de las mareas y la ausencia de las barreras
naturales de protección, colocan en riesgo aquellas comunidades
localizadas en cordones litorales y deltas.
La desaparición del coco en la gran mayoría del litoral Caribe, como consecuencia de la enfermedad viral conocida como amarillamiento letal del coco,
es una de las mayores problemáticas que ha sufrido el pueblo Garifuna,
sin que se logrará concretar un plan de recuperación de las 6.000
hectáreas de coco que existían en Honduras.
El
coco fue introducido a la costa del caribe mesoamericano por los
españoles, los cuales importaron la nuez desde Africa occidental y
paulatinamente remplazó a las especies vernáculas, como los icacos y las
uvas de mar. Durante siglos las plantaciones de coco fueron uno de los
pilares de la economía informal Garifuna, además de conformar la barrera
natural mas importante de protección del litoral.
El Huracán Mitch, la desaparición del coco y de las playas
Podemos
señalar el arribo del huracán Mitch, como el inicio de la hecatombe en
el caribe mesoamericano. A partir de noviembre de 1998, comenzaron a
aflorar una serie de graves indicios en relación al desequilibrio de los
habitats costeros y marítimos, que reflejaron el ecocidio existente
durante décadas. La enorme deforestación y sedimentación de los ríos
del istmo, causó miles de muertos además de las pérdidas económicas.
No
obstante la destrucción causada por el Mitch, el Estado de Honduras
poco o nada ha hecho para remediar la deforestación y lograr la
recuperación de cuencas hidrográficas. De ahí que cualquier fenómeno
meteorológico, tenga resultados catastróficos.
A
partir del Mitch, se hizo efectiva la desaparición de los cocos,
comenzado a concretarse un avance de la linea mas alta de las mareas y
algunas de las comunidades sufrieron marejadas de forma mas frecuente.
El paulatino fenómeno de erosión costera, en muchas ocasiones ha pasado
desapercibido, y es solamente cuando se presentan las mareas de las
tormentas, cuando la alarma cunde entre nuestro pueblo.
Estrategias de adaptación y mitigación al cambio climático
El fenómeno de erosión costera no ha sido estudiado adecuadamente en Honduras. A nivel de Centroamérica, Cathalac ha
realizado un estudio sobre el mismo; no obstante, las
comunidades desconocen la gravedad de la problemática que confrontan y
la cual se agudizará a medida que los niveles oceánicos aumenten. En el
informe "Bajemos la Temperatura"
del Banco Mundial (BM) indica que en zonas tropicales el aumento de los
niveles oceánicos será de un 20% mayor que en otras regiones del globo.
El interesante documento del BM es una contradicción con la política de
esa institución financiera de apoyar plantas de energía sucia.
El
pronóstico sobre
la costa caribe mesoamericana no es halagüeño: buena parte de las
comunidades Garífunas se encuentran en cordones litorales, los que ya
sufren además del embate de la erosión costera y el aumento de los
niveles oceánicos, un proceso de salinización de los humedales costeros,
ante la disminución de los caudales de los ríos que discurren hacia la
costa. Las lagunas de Tocamacho, Bacalar, Micos y Alvarado, se
encuentran en enorme peligro, al ceder la fina barrera que separa a las
lagunas del mar, lo que generará resultados desastrosos.
Ante
la ausencia de un plan concreto de replantación de los cocos,
proyecto que fue abandonado por el estado y la cooperación, la OFRANEH
viene creando viveros de icacos y uvas de mar como una respuesta rápida a
la perdida de las playas, con la intención de crear barreras naturales
de protección. El proyecto es en una escala mínima, ante el imperativo
existente de proteger el hábitat costero.
Desde
los bejucos de playa (ipomea pes capare y la canavalia rosae) los que
cumplen una función de estabilización de las playas - y que se
encuentran casi en extinción-, pasando por el espartillo y la hierba de
costa (Jouvea pilosa, Heliotropium curassavicum), los diferentes tipos
de
mangles (Avicennia germinanis, Laguncularia racemosa, Rhizophora
mangle), los icacos y uvas de mar (Chrysobalanus icaco, Coccobola
uviera), y los almendros de malabar (Terminalia catappa), son
herramientas necesaria para lograr frenar el avance de la erosión
costera.
Desafortunadamente
en Honduras cuando se habla de cambio climático, el Estado simplemente
se refiere a las falsas soluciones como los Mecanismos de Desarrollo
Limpio (alias destrucción de los ríos) y los proyectos de Reducción de
las Emanaciones creadas por la deforestación y degradación del Bosque
(REDD).
En
cuanto a los pueblos indígenas, el Estado ha iniciado un proyecto
piloto, el que fue municipalizado, por ende politizado. De ahí que de
antemano se diluyó las buenas intenciones ya que las alcaldías en
ningún momento responden a los intereses de los pueblos indígena,
sino de aquellos vinculados con las caricaturas de caudillos que
controlan el país.
Honduras de acuerdo al Index Global de Riesgos Climáticos,
es el país mas afectado por el cambio climático entre 1992 al 2011.
Ante el estado fallido en que nos encontramos, la gravedad de la
problemática ha sido totalmente desatendida. Mientras las playas se las
come el mar, la mayor preocupación de la elite de poder, es ver
como rematan el país por pedazos.
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