sábado, 23 de febrero de 2013

¿Conexión Cuba-Honduras? La sola que existe es de solidaridad

noticias.lainformacion.com
Por Guido Eguigure

En la década de los ochenta, en plena guerra de agresión contra Nicaragua Libre, en tiempos de la vergüenza nacional, de la ocupación y el militarismo exacerbado, de la entrega del territorio nacional de Honduras para convertirlo en portaviones para la guerra contra los pueblos hermanos de Centroamérica, se lanzó una feroz campaña de desinformación contra los pueblos en lucha por su liberación. 

Recuerdo los videos publicados en los más importantes canales de televisión de aquel entonces. Con excesivo uso de imágenes de guerra, con sirenas y simbología que magnificaban “la amenaza comunista” exponían un mapa del Caribe y Centroamérica, donde resaltaba cómo dicha amenaza se exportaba desde Cuba hacia Nicaragua y de ahí hacia Centroamérica.

Dicho “documental” se inscribió como una típica operación psicológica que buscaba desinformar, atemorizar y volver en contra la voluntad de una gran parte del pueblo hondureño que se manifestaba entonces contra la guerra de agresión y a favor de la paz y la solidaridad entre los pueblos centroamericanos. Resaltaba en ese video la “Conexión” Cuba, Nicaragua, El Salvador, Honduras, intentando engañar a la gente con la pésima idea que las revoluciones podían “exportarse”, cual si fueran productos enlatados. Nada más absurdo y alejado de la realidad. Las revoluciones surgen de las condiciones reales de injusticia y pobreza que las élites implantan para explotar a discreción a los pueblos.

Entonces era obvia -como la historia siempre lo ha mostrado- que la solidaridad del pueblo y gobierno cubano era un gran soporte para la nueva revolución en Nicaragua. Esta había dado al traste con cuarenta años de dictadura somocista, cruel y brutal que acabó con las vidas de decenas de miles de nicaragüenses. El Frente Sandinista había capitalizado la lucha por establecer la democracia tan necesitada en ese país y requería del apoyo externo para la reconstrucción y para llevarlo por un nuevo rumbo de paz y justicia social. Esa solidaridad expresada por Cuba en el envío de médicos, maestros, ingenieros, medicamentos, alimentos, maquinaria, equipo, entre otros, eran el centro de la campaña que desvirtuaba y escondía los logros que poco a poco pero de forma segura se iban obteniendo en los campos de la salud, de la educación, del desarrollo.

No nos sorprende que ahora, se intente reeditar aquella nefasta campaña sucia de propaganda y desinformación que tiene como objetivo desprestigiar y atacar a Cuba. Bajo argumentos que lindan con el absurdo, intentan esta vez, juntar el aceite con el agua. Intentar comparar la situación de la libertad de expresión de la Honduras pos golpe con la Cuba revolucionaria es el colmo del cinismo. Veamos los hechos para desnudar semejante desvergüenza.

Un desconocido cineasta brasileño realizó un “documental” en el que intenta establecer un parangón entre la situación de la libertad de expresión en Honduras después del golpe de estado y de Cuba, particularmente centrada en la afamada bloguera cubana a quien han vuelto famosa, por convertirse en punta de lanza de la agresión mediática contra la isla revolucionaria.

Como si fuera posible hacerlo, el cineasta de marras, quiere comparar lo que es imposible hacer. Imagínense que hoy día en Cuba se asesinara a mas de 20 periodistas; que se secuestrara y torturara a otros tantos; que se cerraran medios y secuestraran sus equipos y luego se destruyeran; que se amenazara vía telefónica y correo electrónico a decenas de periodistas; que se despidiera a periodistas por intentar ser objetivos en la transmisión de información; que se impidiera asistir a actos y lugares públicos a periodistas incómodos; que se diera protección mediante medidas cautelares de la Comisión Interamericana de DDHH a periodistas y aún así, se les asesinara después; que se secuestrara e intimidara a corresponsales extranjeros. ¿Qué creen que pasaría en Cuba si todo eso ocurriera? No lo duden, ya los gringos la habrían invadido.

Todo esto ha sucedido y sigue sucediendo no en Cuba, sino muy cerca, en Honduras. El mismo país donde en 2009 sacaron a tiros en pijama al presidente legítimamente electo. Donde el estado permite que se asesine a 361 privados de libertad en una orgía diabólica sin que nadie sea culpado. Donde se asesinan a un promedio de 20 personas al día con total impunidad; donde un político destituye a cuatro magistrados de la Corte Suprema de Justicia y nada pasa. Esto sucede en el país más violento del mundo con tres de las diez ciudades más violentas del orbe. Al parecer el Cineasta brasilero pasó por Honduras y no se enteró de esta cruda realidad. Tal es su nivel de ceguera o su nivel de cinismo. No es de extrañar que en el fondo lo que persigue sea el dinero y la fama que seguramente no puede obtener de otra forma decente. Sobre eso la bloguera cubana tiene mucho que enseñarle.

Ante semejantes abusos, arbitrariedades y crímenes contra la libertad de expresión, de la que se ufana de ser una de sus principales defensoras en el mundo (sí, cómo no) la famosa bloguera no dijo ni pío.

Fue la misma Sociedad Interamericana de Prensa -la que paga hoy día a la bloguera- y todos sus medios, quienes promovieron y patrocinaron el Golpe de Estado en Honduras. Bajo argumentos que se caen por su propio peso, aseguraron que no había tal golpe, que lo que ocurrió fue una “sucesión constitucional”, mentira burda que cayó por su propio peso.

La desvergüenza no tiene límites cuando asistimos a tal nivel de mentira como la que recientemente protagonizó El País al publicar en primera página la foto de un supuesto Chávez muerto en una cama de hospital. El nivel de absurdo, cinismo y mentira llevado a su máxima expresión. Lo que queda bien claro es que para conseguir sus intereses, los medios y quienes les sustentan, son capaces de cualquier cosa.

La agenda de los medios internacionales tiene sus prioridades que se deciden claramente en pocos lugares del mundo. La mayoría de medios se dedican a repetir hasta al cansancio en una suerte de pesadilla orwelliana los libretos que especialistas les producen. Cuba ha estado y está en el centro de su acción. No toleran que existan gobiernos independientes que buscan con verdadero afán el bienestar de sus pueblos. No toleran la solidaridad, la flor mas blanca de Cuba. La ternura expresada en una mano amiga que te salva de la enfermedad o del hambre.

En Honduras se sigue violando a diario la Libertad de Expresión, se sigue amenazando a periodistas y asesinándolos. Ni una palabra de la bloguera se escuchará a favor de aquellos que cayeron defendiendo el derecho de los pueblos a la verdadera democracia: no la vacía que busca legitimar el despojo al que son sometidos los pueblos por intereses foráneos, sino la que se preocupa por resolver los problemas más genuinos y respeta la voluntad popular. La que garantiza lo elemental para tener una vida digna. La que no excluye ni viola los más elementales derechos. Cuba está ahí en lucha no solo por reivindicar el derecho de su pueblo a la verdadera democracia, sino en la defensa de un modelo que antepone el interés colectivo a los mezquinos intereses privados, que tienen a nuestro pueblo en la más abyecta pobreza y desigualdad.

Afortunadamente la historia no se equivoca. Aunque muchas veces es escrita por los ganadores, los pueblos jamás olvidan los hechos y tarde o temprano brilla la justicia. La patria requiere de sus mejores hijas e hijos para defenderla. Afortunadamente tanto en Cuba como en Honduras hay patriotas que estamos dispuestos al máximo sacrificio en la defensa de nuestro más preciado tesoro: la patria.

No menciono por su nombre a la bloguera, porque no merece respeto quien se lucra vendiendo a su madre. Peor que Judas, la bloguera sigue intentando vender por un puñado de monedas a Cuba, el país que sigue iluminando el camino de la dignidad de América Latina y el mundo. Afortunadamente Cuba y su revolución siguen avanzando a paso firme y cada vez más seguro hacia la liberación del ser humano. La verdadera conexión de Cuba y Honduras es la de la solidaridad. La que no podrán romper ni las boberías de la bloguera ni los embates del imperio.
 


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