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Por E'a
Aproximadamente a las 8 de la mañana, los campesinos y campesinas nucleados en la Federación Nacional Campesina iniciaron su marcha anual, que hoy cumple 22 años. Partieron del Seminario Metropolitano y al poco tiempo les tomó la lluvia.
A los gritos de “Que renuncie Cartes!” y “Horacio, Horacio, fuera del Palacio”, “Ju’i, kururu, Cartes a Tacumbú!", avanzó la columna lentamente hacia el Congreso.
A los gritos de “Que renuncie Cartes!” y “Horacio, Horacio, fuera del Palacio”, “Ju’i, kururu, Cartes a Tacumbú!", avanzó la columna lentamente hacia el Congreso.
La XXII Marcha del campesinado pobre, como la denominaron, se realizó bajo la consigna de “Chokokue oku’e tetã pyahu rekávo” (El campesinado se mueve por una patria nueva). Gran parte de los labriegos ya se habían instalado ayer en el Seminario, donde realizaron una feria para demostrar como el campesinado sigue produciendo a pesar del abandono del Estado.
“Paraguay no se vende, Paraguay se defiende”, cantaban. La marcha plantea el rechazo del modelo agroexportador.
La manifestación también estuvo acompañada por la Comisión de Víctimas de Marina Cue, que participó en reclamo de justicia para los procesados del caso y exigiendo que el Estado recupere las tierras usurpadas por Campos Morombi en Marina Cue.
Migrantes
En la sucesión de discursos, el representante de la FNC en Argentina trajo su saludo. Aseguró que enfrentan los mismos problemas, “el genocidio silencioso, despojo y falta de salud y educación”.
La Asamblea de Migrantes Paraguayos en Argentina trajo su apoyo “porque entienden que la reforma agraria traería soluciones a la gente que tuvo que ir a Argentina, España y otros países”.
El hambre amenaza
Teodolina Villalba, secretaria general de la FNC, le dijo al E’a que esta marcha había iniciado en 1994, cuando la federación empezó a visitar a las diferentes organizaciones campesinas, y acordaron reclamar precios justos para la producción de los pequeños productores. “Hasta ahora sigue la marcha del campesinado pobre, reclamando reforma agraria y políticas sociales que den soluciones a los problemas”.
Villalba aseguró que este modelo de producción que tenemos favorece a un pequeño grupo, y deja a la mayoría del país marginado, a los pobres, sectores populares, trabajadores. Señaló que no hay avances en reforma agraria. “Se reparten tierras, pero a favor de los latifundistas, y cada vez hay menos para los pequeños”, señaló Villalba. “Nunca vamos a llegar al desarrollo con este modelo que tenemos, las ganancias quedan en el bolsillo de una minoría”, dice.
Con estos reclamos es que llegaron unos “10 mil compañeros” dice la dirigente, con mucho sacrificio, en camiones de carga -porque “fue lo que consiguieron”-, y llegaron a Asunción una vez más para reclamar una reforma en el campo.
“El hambre ya amenaza a nuestro país”, asegura la campesina. “Porque a nuestra producción nacional no se le está dando acompañamiento, y ahora ya vamos a depender de otros países para nuestro consumo. Si dejamos que pase eso, ponemos en peligro nuestro país”, dice. Un ejemplo que han expuesto los campesinos en reiteradas manifestaciones fue el caso del tomate, que tras el cierre de la frontera con Argentina disparó los precios ante la alta dependencia de la producción vecina.
El Ministerio de Agricultura no avanza, dice, mientras cada vez más campesinos son imputados, o apresados, mientras que los que salen a luchar son reprimidos.
Penurias
En el discurso central, Teodolina resaltó que la penuria del campesinado pobre una vez más los trajo frente al Congreso. “No tenemos precios ni mercado para la producción”, indicó y agregó que “miles de compañeros viven marginados por esta política del Estado”.
Vemos cada vez más parejas separadas, padres e hijos separados porque deben migrar, dice.
Mano de obra parada
Marcial Gómez, también dirigente del a FNC, nos señaló por su parte que el problema estructural del país es la permanencia del latifundio y el modelo de producción agroexportador. Dice que su eliminación es central y se deben distribuir las tierras, pues hay unos 300 mil campesinos sin tierras, a los que calificó de mano de obra parada en el campo. Reiteró a su vez los reclamos de la marcha.
Finalmente, los organizadores agradecieron a los que acompañaron la marcha y desearon buen retorno a las comunidades. Reiteraron los reclamos de la marcha, apoyo a la producción, industrialización de la materia prima nacional, rechazo de la militarización y la narcopolítica, y del modelo agroexportador basado en el uso intensivo de agrotóxicos.
“Paraguay no se vende, Paraguay se defiende”, cantaban. La marcha plantea el rechazo del modelo agroexportador.
La manifestación también estuvo acompañada por la Comisión de Víctimas de Marina Cue, que participó en reclamo de justicia para los procesados del caso y exigiendo que el Estado recupere las tierras usurpadas por Campos Morombi en Marina Cue.
Migrantes
En la sucesión de discursos, el representante de la FNC en Argentina trajo su saludo. Aseguró que enfrentan los mismos problemas, “el genocidio silencioso, despojo y falta de salud y educación”.
La Asamblea de Migrantes Paraguayos en Argentina trajo su apoyo “porque entienden que la reforma agraria traería soluciones a la gente que tuvo que ir a Argentina, España y otros países”.
El hambre amenaza
Teodolina Villalba, secretaria general de la FNC, le dijo al E’a que esta marcha había iniciado en 1994, cuando la federación empezó a visitar a las diferentes organizaciones campesinas, y acordaron reclamar precios justos para la producción de los pequeños productores. “Hasta ahora sigue la marcha del campesinado pobre, reclamando reforma agraria y políticas sociales que den soluciones a los problemas”.
Villalba aseguró que este modelo de producción que tenemos favorece a un pequeño grupo, y deja a la mayoría del país marginado, a los pobres, sectores populares, trabajadores. Señaló que no hay avances en reforma agraria. “Se reparten tierras, pero a favor de los latifundistas, y cada vez hay menos para los pequeños”, señaló Villalba. “Nunca vamos a llegar al desarrollo con este modelo que tenemos, las ganancias quedan en el bolsillo de una minoría”, dice.
Con estos reclamos es que llegaron unos “10 mil compañeros” dice la dirigente, con mucho sacrificio, en camiones de carga -porque “fue lo que consiguieron”-, y llegaron a Asunción una vez más para reclamar una reforma en el campo.
“El hambre ya amenaza a nuestro país”, asegura la campesina. “Porque a nuestra producción nacional no se le está dando acompañamiento, y ahora ya vamos a depender de otros países para nuestro consumo. Si dejamos que pase eso, ponemos en peligro nuestro país”, dice. Un ejemplo que han expuesto los campesinos en reiteradas manifestaciones fue el caso del tomate, que tras el cierre de la frontera con Argentina disparó los precios ante la alta dependencia de la producción vecina.
El Ministerio de Agricultura no avanza, dice, mientras cada vez más campesinos son imputados, o apresados, mientras que los que salen a luchar son reprimidos.
Penurias
En el discurso central, Teodolina resaltó que la penuria del campesinado pobre una vez más los trajo frente al Congreso. “No tenemos precios ni mercado para la producción”, indicó y agregó que “miles de compañeros viven marginados por esta política del Estado”.
Vemos cada vez más parejas separadas, padres e hijos separados porque deben migrar, dice.
Mano de obra parada
Marcial Gómez, también dirigente del a FNC, nos señaló por su parte que el problema estructural del país es la permanencia del latifundio y el modelo de producción agroexportador. Dice que su eliminación es central y se deben distribuir las tierras, pues hay unos 300 mil campesinos sin tierras, a los que calificó de mano de obra parada en el campo. Reiteró a su vez los reclamos de la marcha.
Finalmente, los organizadores agradecieron a los que acompañaron la marcha y desearon buen retorno a las comunidades. Reiteraron los reclamos de la marcha, apoyo a la producción, industrialización de la materia prima nacional, rechazo de la militarización y la narcopolítica, y del modelo agroexportador basado en el uso intensivo de agrotóxicos.
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