miércoles, 4 de julio de 2012

Paraguay: “Sí Lugo llegó hasta aquí, fue toda una proeza”

foto Gerardo Iglesias/Rel-UITA
Entrevista con Mario Ferreiro, precandidato presidencial del Frente Guasú

Por Gerardo Iglesias- Rel-UITA

Ex conductor de televisión, Mario Ferreiro es uno de los seis precandidatos del Frente Guasú (Frente Grande) para las elecciones presidenciales de 2013. De 53 años, Ferreiro se inició en radio y prensa escrita en 1979, y un año más tarde en televisión.

-Hubo un golpe y no fue casual…
-Es lo que estamos explicando: acá hubo un golpe institucional, se interrumpió un proceso, se destituyó a un Presidente elegido de manera totalmente libre y legítima. El golpe no fue casual, faltaban nueve meses para las elecciones. Evidentemente concurrieron varios factores, entre ellos la posibilidad de que volvamos a tener una victoria dentro de nueve meses. Paraguay tiene sectores muy conservadores que desde luego no vieron con buenos ojos el triunfo de Fernando Lugo, y luego hicieron lo imposible para interponerse en su gestión. Durante su gobierno hubo más de 20 intentos previos de juicio político; decir que este desenlace fue sorpresivo resulta irónico.

En esta oportunidad, lo nuevo fue que coincidieron todos los sectores, tuvieron la ocurrencia de un hecho tan trágico como la muerte de los campesinos y policías el 15 de junio en Curuguaty. Quizás nunca sepamos qué sucedió allí, como tampoco nunca supimos quién mató a los jóvenes en el “Marzo Paraguayo” (1999), o quién mato a Luis María Argaña, como la famosa historia casi mafiosa de que son culpables todos pero a la vez ninguno, y la impunidad, un monstruo que se traga todo. Quizás pecamos de ingenuos, al pensar que podíamos conducir un proceso hasta abril del próximo año y hacer una transición pacífica. Creo que quizás el propio Presidente también subestimó el poderío de sus adversarios.

-Habían sectores muy decididos a que ello sucediera, ¿verdad?
-Sí, las cúpulas de los partidos tradicionales, los sectores dominantes de Paraguay: agroexportadores, ganaderos, el sector industrial, que por más que sea pequeño tiene un lobby muy fuerte, y finalmente los dueños del dinero. Fue como una especie de entendimiento general de esos sectores que dijeron “demos el golpe ahora antes de que sea muy tarde”.

Lo que hay que entender es que el procedimiento fue bochornoso. Y mira qué interesante, ahora que la derecha se inflama hablando de una “nueva Triple Alianza”, de defensa de la soberanía y de patriotismo, Standard & Poor's le bajó la calificación al Paraguay. Un experto como César Barreto, ex ministro de Hacienda de Nicanor Duarte Frutos, ante estos acontecimientos manifiesta: “Ahora por lo menos necesitaremos seis años para ingresar al club de los países atractivos para la inversión extranjera”. El problema no es Brasil, Argentina y Uruguay. En Paraguay hay un sector  que dominó al país durante prácticamente toda su historia moderna. Un sector que sintió en peligro parte de ese poder e hizo todo lo posible para impedir que nuestra propuesta avanzara.

-He escuchado en estos días que Lugo pretendía hacer una Venezuela de este país
-(Sonríe) Han intentado introyectar esa idea en el imaginario colectivo. Todavía siendo periodista, yo decía que a Lugo realmente lo estaban acusando de socialismo en grado de tentativa. En realidad, el presidente Lugo nunca pudo avanzar con una medida demasiado profunda. Acá no se expropió una hectárea de tierra, acá no se recuperó un solo predio mal habido, apenas se sugirió la posibilidad de un cambio con planes sociales, con un poquito de ventaja para ciertos sectores: un sueldo a la tercera edad, por ejemplo. Es decir, algunas medidas que por ahí puedan sonar más progresistas, pero la sola posibilidad incomodó desde el principio al sector dominante.

En este escenario, los medios de comunicación, en un 99 por ciento, estuvieron alineados a ese pensamiento, hostigando al presidente desde el primer día hasta el último, usando mucho el fantasma de Venezuela y Ecuador, descalificando siempre al MERCOSUR y a UNASUR, haciendo todo un escenario que, finalmente, con el golpe del 22 de junio, da como resultado que era necesario dar el golpe. En realidad, veamos los números objetivos, que es lo que realmente vale: buena reserva internacional, estabilidad cambiaria, previsión de crecimiento para el año que viene, estaba todo bien. Sin escalada de precios en los productos de la canasta familiar. Hacía falta un desencadenante, y ahí surgió Curuguaty.

-¿La reacción de Lugo ante el golpe fue la acertada?
-Cuando sucede el golpe todos pensamos que la reacción más apropiada de Lugo era una convocatoria a todos los sectores y declarar al país en crisis. Es decir, asumir la crisis pero hacerlos a todos participe de la misma. Sin embargo, él se quedó muy encerrado. Pero, bueno, ahí entramos en el territorio de las conjeturas y de lo que cada ser humano decide hacer en un momento de tan profunda crisis. No se debe perder de vista que Lugo gobernó hasta aquí con no más de tres parlamentarios por Cámara: ¡Toda una proeza! He hablado con muchos expertos internacionales y todos coinciden en que, en otro país, Lugo no hubiese durado una semana.

Desde el principio se da esa dinámica de una fuerte confrontación. Es cierto que los liberales fueron supuestamente aliados, pero siempre fue una alianza muy frágil y movida por conveniencias particulares: “Dame un Ministerio, dame una embajada, dame un puesto en la Aduana”, una situación que en un momento dado tenía que terminar explotando. Así Lugo termina muy solo y decidiendo muy solo su destino en el momento de crisis, pero convengamos que ese aislamiento comenzó desde que asumió, desde el mismo 15 de agosto de 2008. Hay cables de Wikileaks de 2009, en los cuales desde la embajada estadounidense ya se hablaba de una conspiración.

-A pesar de las dificultades de su gobierno, Lugo recibía una adhesión popular que rondaba el 44 por ciento…
-Es verdad, y para un gobierno en Paraguay, a nueve meses de finalizar su mandato, eso era una popularidad importante, porque si además sumas a los que la definían como una administración regular, llegas a un 60 por ciento. Por eso es que se apuran en dar el golpe, porque ven que la gente, a pesar de toda la prédica en contra, seguía estimando a Lugo.

-El que hoy ahora es Presidente de la República salió tercero en la interna del Partido Liberal…
-Fíjate que es hasta muy simbólico haber puesto a un hombre con tan poco respaldo popular, que lleva implícito un mensaje también bastante particular.

-El “Paí” Oliva dice que todo golpe de Estado, poco a poco, va mostrando su verdadero rostro.
-Hay temor de que haya un avance autoritario, y no sería raro que comience un proceso de persecución a los compañeros y compañeras que están ejerciendo cargos públicos. Tal vez la soberbia los lleve a pensar: “Dimos el golpe, estamos instalados, vamos por más”.  Habrá que hacer mucha resistencia, reforzar la organización, trabajar mucho para que los sectores progresistas nos mantengamos unidos. Ellos también apuestan ahora a dividirnos. De aquí a un mes tenemos que tener una hoja de ruta con base en la unidad. Yo estoy conversando personalmente con los otros precandidatos, y estamos intentando que el presidente Lugo también vaya tomando algunas decisiones. Entendemos perfectamente que los tiempos cambiaron y él tiene que hacer toda una elaboración de lo sucedido. Consideramos que para agosto, a más tardar, tendríamos que tener una línea definida.

-Desde el golpismo se habla de una nueva Triple Alianza contra el Paraguay…
-Escribí el otro día: qué raro que a estos señores no les preocupó la Triple Alianza cuando el Operativo Cóndor, cuando las dictaduras militares de Uruguay, Chile y Argentina intercambiaban prisioneros y secuestrados y se cooperaba con los militares paraguayos para desaparecer personas. Esa Triple Alianza era bienvenida para estos sectores; es curioso, ¿no?

-Y tampoco les preocupa la pérdida de soberanía cuando la tierra en Paraguay se ha extranjerizado…
-Además de los terratenientes clásicos del Paraguay que provienen de la época dictatorial, grandes territorios, y digo bien, grandes territorios pertenecen hoy a empresas multinacionales o a latifundistas del Brasil, Argentina y Uruguay. Como aquí la tierra es más barata que en Brasil, Argentina y en Uruguay, han adquirido miles de hectáreas. No olvidemos que aquí nadie paga impuestos. Hay un proceso tremendo de concentración de la tierra: un 3 por ciento de la población tiene el 80 por ciento de las tierras cultivadas en el país. Esto que implica una pérdida de soberanía, tampoco es cuestionado por los sectores golpistas.

En síntesis, el mensaje es: no queremos una Tripla Alianza que nos suspende del MERCOSUR y de UNASUR, pero sí damos la bienvenida a la Triple Alianza que intercambió desaparecidos en los 70 o que ahora subasta al mejor postor las tierras del Paraguay. Lo de la Triple Alianza es una posición realmente llamativa.  Por supuesto que se apela a un sentimiento muy arraigado en el paraguayo, que proviene de la enseñanza de la historia, de la cultura, de las dos grandes guerras que sufrimos. Y los golpistas están apelando a eso, a un sentimiento primitivo, legítimo del paraguayo, pero perverso en estos momentos. Si en realidad les interesara tanto combatir la presencia y la injerencia extranjera, lo hubieran dicho y hecho mucho antes.

Fuente: Rel-UITA

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