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Por Giorgio Trucchi - LINyM
El 28 de junio de 2009, Honduras amaneció con la noticia de un golpe de Estado que había derrocado y deportado ilegalmente a Costa Rica al presidente legítimo Manuel Zelaya.
Dos años después, en la ciudad norteña de San Pedro Sula, miles de hondureños conmemoraron ese segundo aniversario junto con el mismo Zelaya, quien regresó al país el 28 de mayo, después de la firma del Acuerdo de Cartagena, impulsado por los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez y de Colombia, Juan Manuel Santos.
“Aquel 28 de junio el pueblo explotó de manera espontánea ante algo que se pensaba que ya no podía ocurrir en nuestro continente. Levantó su voz y exigió el regreso de Zelaya y la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente”, dijo Bertha Cáceres, coordinadora nacional del Copinh (Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras).
Según ella, esta dramática experiencia permitió al pueblo hondureño salir de su invisibilización y darse a conocer “por su lucha y valentía”. “Los golpistas nunca pudieron gobernar libremente y tuvieron que arreciar la violación a los derechos humanos, para tratar de dominar un pueblo que había despertado y tomado conciencia”, afirmó la dirigente indígena.
Durante la actividad en San Pedro Sula, el presidente Zelaya arremetió contra la dirigencia del Partido Liberal, después de haber sido expulsado este mismo día por haber optado integrarse a otra fuerza política que, según ellos, pretende impulsar el socialismo en Honduras. “Son los mismos que apoyaron el golpe y que secuestraron el Partido Liberal. No representan a nadie, no tienen legitimidad y son ellos los que serán expulsados por el pueblo a través del voto”, dijo Zelaya.
El ex presidente de Honduras promovió el domingo pasado (26/6) la creación del FARP (Frente Amplio de Resistencia Popular), una nueva fuerza política integrada por diferentes organizaciones que forman parte de la resistencia hondureña y que pretende ser una alternativa al bipartidismo nacional, durante las próximas elecciones presidenciales del 2013. “A dos años del golpe intentan otra vez golpearnos. Unámonos en esta organización popular, democrática, revolucionaria y de resistencia, porque la refundación de Honduras es una labor del FARP”, sentenció Zelaya.
Durante la actividad fue notoria la presencia de organizaciones que integran el FNRP que no estuvieron de acuerdo con la decisión tomada por la mayoría de los más de 1,5 mil delegados acreditados. Según ellas, “aventarse a la arena electoral arriesga el proceso de autoconvocatoria a una Constituyente refundacional y la construcción de poder popular desde abajo. Sería una legitimación del golpe de Estado y una reconciliación en base al olvido y no podemos aceptarlo”, sostuvo Cáceres.
Un pueblo despertó
De acuerdo con Wilfredo Paz, dirigente magisterial y coordinador del FNRP en el departamento de Colón, esos dos años de resistencia significaron un gran avance organizativo y el despertar del pueblo. “Un pueblo que hoy está consciente de la necesidad de refundar nuestra patria”.
Sin embargo, Paz considera que aún no se ha logrado recuperar la democracia perdida a raíz del golpe. “Ha habido avances y conquistas, como el regreso de Manuel Zelaya y de varios exiliados al país, pero falta mucho camino por recorrer para recuperar un verdadero Estado de derecho”, afirmó el dirigente magisterial.
Pese a lo que el gobierno de Porfirio Lobo pretende aparentar a nivel internacional, Honduras no es un país pacificado. “Sigue la represión y la violación a los derechos humanos y la total impunidad. Son cosas que no podemos olvidar y exigimos que se castiguen a los responsables”, aseveró.
No a la militarización
Diferentes organizaciones que integran el FNRP decidieron conmemorar esta fecha movilizándose hacia la base militar estadounidense de Soto Cano (Palmerola), la más grande de la región, en el marco del Encuentro Internacional contra la militarización, ocupación y represión en Honduras.
La protesta fue reprimida por las fuerzas del ejército y la policía. “A dos años del golpe, estamos recordando que Estados Unidos ha jugando un papel fundamental en este delito contra nuestro pueblo. Un vez más, la protesta social está siendo reprimida y criminalizada y lo estamos denunciando ante el mundo”, concluyó Cáceres.
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