A pesar de que las mujeres han ido ganando espacios de poder en la Argentina, todavía son muy pocas las que ocupan cargos de máxima autoridad en instituciones y organismos públicos y privados. De cada diez puestos relevados, menos de dos están en manos femeninas en el campo de la política, las empresas, los sindicatos y la sociedad civil, de acuerdo con un relevamiento de 13.627 cargos, realizado por el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA).
La conclusión del estudio es que el país presenta “un estado crítico en términos de equidad de género”, aunque se hayan registrado avances en el terreno político.
La radiografía del poder muestra que hay una sola gobernadora (Fabiana Ríos, de Tierra del Fuego) y cuatro provincias que no cuentan con mujeres en sus gabinetes: Corrientes, Entre Ríos, Mendoza y La Rioja.
De los tres poderes del Estado, el Judicial es en donde las mujeres se encuentran mayormente sub-representadas en los lugares de máxima responsabilidad: ocupan apenas el 15 por ciento de los lugares de mayor jerarquía. Aunque existe una ley de cupo sindical, apenas el 5 por ciento de los gremios nacionales tiene en sus comisiones directivas una dama, lo que pone en evidencia la relevancia que adquiere la forma en que se implementa esa herramienta de acción positiva.
Pero es en el sector de los negocios donde se registra el valor más bajo: las mujeres ocupan apenas el 4,4 por ciento de los puestos directivos de primera línea de las grandes empresas del país.
A 20 años de la sanción de la ley de cupo –que fijó un piso de 30 por ciento de mujeres en listas de candidatos al Parlamento nacional–, el Congreso es el ámbito con mayor presencia de mujeres en comparación con otros territorios, incluso de la política: el 38 por ciento de las bancas corresponde a mujeres en la actualidad. Ese porcentaje posiciona a la Argentina en el puesto número 12 a nivel internacional, de acuerdo con el ranking elaborado por la Unión Parlamentaria. Así supera a países desarrollados como Estados Unidos (71º, con 17 por ciento), Canadá (50º, con 22) y Australia (33º, con 27).
La abogada Natalia Gherardi, directora ejecutiva de ELA, explicó a Página/12 los objetivos del estudio que lleva por título “Sexo y Poder”: “La idea fue ver en qué medida ese piso de 30 por ciento de mujeres en los espacios legislativos era representativo o al menos indicativo de la presencia de mujeres en otros espacios de poder. Nos propusimos sacar una foto de la sociedad argentina en términos de equidad de género en los espacios de decisión” (ver aparte).
A partir de los datos analizados (13.627 puestos de máxima jerarquía en 4281 instituciones de orden nacional, provincial y municipal), ELA construyó el Indice de Participación de las Mujeres (IPM). Se trata de un valor que varía de 0 a 10. A medida que se acerca a 5 –punto de equidad de género–, refleja mayor equidad entre mujeres y varones. La principal conclusión es que el país presenta un “estado crítico” con relación a la participación de las mujeres en lugares de poder, con un IPM de apenas 1,5 por ciento.
Aunque al frente del PEN hay una mujer –CFK– y hay un número significativo de legisladoras en el Congreso, el porcentaje de mujeres que ocupan cargos de máxima autoridad en el terreno político es inferior al 20 por ciento, de acuerdo con el relevamiento de ELA. Sólo cinco presidencias de partidos, de 33 de orden nacional, están a cargo de una mujer.
En el PEN, la proporción de mujeres es del 21 por ciento. Es inferior en los gabinetes provinciales, donde sólo hay un 14 por ciento de ministras. Hay una sola provincia donde las mujeres son mayoría en el gabinete: es el caso de San Luis (54%), seguida por Tierra del Fuego (38%). La provincia que registra más mujeres en el Poder Legislativo es Santiago del Estero, donde se llega a la paridad. La que registra menor porcentaje en su Cámara de Diputados es San Juan: sólo llega al 15 por ciento.
Para medir la participación femenina en el ámbito de la sociedad civil, la investigación relevó direcciones o presidencias de las organizaciones que integran la Red Argentina para la Cooperación Internacional (RACI) y de las cúpulas sindicales, entre otros ámbitos. El IPM en este terreno resultó “llamativamente inferior” al detectado en la política: tan sólo el 8,1 por ciento de los cargos de más alta jerarquía corresponde a mujeres.
En el campo sindical está vigente desde 2002 una ley de cupo que fijó un piso mínimo de 30 por ciento para cargos electivos. La investigación encontró que rara vez se llega a ese porcentaje. Las confederaciones son los ámbitos que presentan un mayor porcentaje de mujeres: “Ocupan el 14 por ciento de las secretarías generales y constituyen poco más de un cuarto del total de integrantes de las comisiones ejecutivas”. En sindicatos y federaciones, “la situación es más desfavorable”: las entidades a cargo de mujeres representan menos del 5 por ciento. El porcentaje de mujeres en comisiones directivas alcanza al 20 por ciento en los gremios, mientras que en las federaciones apenas supera el 12.
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1 comentario:
Yo no veo personalmente problema con la baja participación de mujeres en eso. A muchas les apetece más cuidar de su familia.
No es el problema si hay baja representación femenina; lo que sería un problema es que se les negara la oportunidad de competir por esos puestos en un concurso limpio en el que su sexo resulte irrelevante para su promoción.
Así de facil.
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