Foto FNRP |
Por Gilberto Ríos Munguía
Diez familias en Honduras controlan en el 90% de la economía. Ésta oligarquía que tiene orígenes fundamentalmente palestinos y también judíos, ha posicionado durante décadas a los representantes de sus intereses económicos en todas las estructuras del Estado hondureño.
A su vez, siguiendo con el proyecto imperialista, ha mantenido a pie juntillas la estrategia norteamericana en la región, implantando el proyecto de empobrecimiento y dominación neoliberal, simulando la democracia representativa y sirviendo como base militar del proyecto contrainsurgente en Centro América.
Desde la época de las dictaduras militares, la consolidación de la clase dominante extranjera y los sectores más conservadores provenientes de familias terratenientes latifundistas -ligadas a la sobre explotación de los trabajadores del campo y las formas feudales de producción-, llevaron a que hondureños y hondureñas hayan vivido en su propio país como extranjeros. La oligarquía foránea e imperialista marginó de las oportunidades, el bienestar social y el desarrollo a la población originaria.
El bipartidismo, como expresión de los intereses de la misma clase dominante u oligarquía, tuvo un continuo proceso de desgaste en el último período de la “época democrática” de Honduras (1982-2009), al grado de terminar con un rompimiento violento y torpe: el golpe de Estado militar.
Si bien el desgaste tenía su máximo síntoma en el profundo subdesarrollo y pobreza generados por el sistema capitalista y su modelo neoliberal, también éste se hacía más evidente con las constantes reformas y avances que llevaban los países del sur con la ola de gobiernos de izquierda que alcanzaban el poder; derrotando con esto el modelo económico y a los partidos políticos que lo abanderaban.
El movimiento popular hondureño, agrupado desde el 2003 en la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular (CNRP), condenaba constantemente el avance del modelo y a sus principales actores. Ya desde ese año la lucha popular en las calles lograba paralizaciones parciales de la economía y un creciente clamor popular por la necesidad de cambios radicales. Juan Barahona lideraba las movilizaciones junto a otros compañeros y compañeras que también son ahora dirigentes del Frente Nacional.
Para el 2008 el Presidente Manuel Zelaya comprendió que esa ola de cambios en el resto del continente, no respondía a una voluntad venida desde Rusia para dar al trasto con el imperialismo norteamericano, sino con una auténtica voluntad popular surgida desde los pueblos, desde abajo, para un necesario replanteamiento de la economía y del orden social. Fue así que la suma a la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de la Américas (ALBA) dio una muestra de madurez política y real entendimiento del curso de debía seguir el país.
Luego, sectores populares con Juan Barahona a la cabeza y el Presidente Manuel Zelaya se encontraban por primera vez para comenzar a pensar en el bien de Honduras y sus ciudadanos. El golpe de Estado militar de la oligarquía y el imperialismo, funcionó solamente como un catalizador de ese proceso que más tarde se convertiría en la expresión política de sectores democráticos, progresistas y revolucionarios, es decir, el Frente Nacional de Resistencia Popular.
23 meses de lucha en las calles, de movilización popular en todo el país, de formación política e ideológica de las bases y de la estructuración orgánica del FNRP, además de una permanente campaña internacional, ha dado como resultado la primera gran victoria al lograr el retorno del Presidente de Honduras y Coordinador General del Frente Manuel Zelaya.
En la primera reunión de la Coordinación Nacional del FNRP con su Coordinador se ha acordado reunir a las representaciones de las bases en la Asamblea Nacional (más de 1700 delegados) para discutir la creación del Frente Amplio político que participaría en las próximas elecciones del 2013.
Este Frente Amplio es la propuesta anti oligárquica del FNRP que debe contener en su programa las demandas históricas del pueblo hondureño pero que es en su esencia la negación del proyecto conservador de la clase dominante golpista.
El que no sea oligarca y haya estado en contra del Golpe de Estado Militar, es ya parte de esta propuesta del Frente Amplio.
El bipartidismo, como expresión de los intereses de la misma clase dominante u oligarquía, tuvo un continuo proceso de desgaste en el último período de la “época democrática” de Honduras (1982-2009), al grado de terminar con un rompimiento violento y torpe: el golpe de Estado militar.
Si bien el desgaste tenía su máximo síntoma en el profundo subdesarrollo y pobreza generados por el sistema capitalista y su modelo neoliberal, también éste se hacía más evidente con las constantes reformas y avances que llevaban los países del sur con la ola de gobiernos de izquierda que alcanzaban el poder; derrotando con esto el modelo económico y a los partidos políticos que lo abanderaban.
El movimiento popular hondureño, agrupado desde el 2003 en la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular (CNRP), condenaba constantemente el avance del modelo y a sus principales actores. Ya desde ese año la lucha popular en las calles lograba paralizaciones parciales de la economía y un creciente clamor popular por la necesidad de cambios radicales. Juan Barahona lideraba las movilizaciones junto a otros compañeros y compañeras que también son ahora dirigentes del Frente Nacional.
Para el 2008 el Presidente Manuel Zelaya comprendió que esa ola de cambios en el resto del continente, no respondía a una voluntad venida desde Rusia para dar al trasto con el imperialismo norteamericano, sino con una auténtica voluntad popular surgida desde los pueblos, desde abajo, para un necesario replanteamiento de la economía y del orden social. Fue así que la suma a la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de la Américas (ALBA) dio una muestra de madurez política y real entendimiento del curso de debía seguir el país.
Luego, sectores populares con Juan Barahona a la cabeza y el Presidente Manuel Zelaya se encontraban por primera vez para comenzar a pensar en el bien de Honduras y sus ciudadanos. El golpe de Estado militar de la oligarquía y el imperialismo, funcionó solamente como un catalizador de ese proceso que más tarde se convertiría en la expresión política de sectores democráticos, progresistas y revolucionarios, es decir, el Frente Nacional de Resistencia Popular.
23 meses de lucha en las calles, de movilización popular en todo el país, de formación política e ideológica de las bases y de la estructuración orgánica del FNRP, además de una permanente campaña internacional, ha dado como resultado la primera gran victoria al lograr el retorno del Presidente de Honduras y Coordinador General del Frente Manuel Zelaya.
En la primera reunión de la Coordinación Nacional del FNRP con su Coordinador se ha acordado reunir a las representaciones de las bases en la Asamblea Nacional (más de 1700 delegados) para discutir la creación del Frente Amplio político que participaría en las próximas elecciones del 2013.
Este Frente Amplio es la propuesta anti oligárquica del FNRP que debe contener en su programa las demandas históricas del pueblo hondureño pero que es en su esencia la negación del proyecto conservador de la clase dominante golpista.
El que no sea oligarca y haya estado en contra del Golpe de Estado Militar, es ya parte de esta propuesta del Frente Amplio.
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