sábado, 11 de junio de 2011

México - Sexta jornada de la Caravana por la Paz: “Bienvenidos al infierno”: Ciudad Juárez

Foto albatv.org
Por Desinformémonos 

Miles de personas salieron a recibir en esta ciudad a la Caravana por la Paz con Justicia y Dignidad, en lo que ha sido la bienvenida más numerosa y emotiva del recorrido que inició en Cuernavaca, Morelos y luego de atravesar nueve entidades en seis días arribó al “epicentro del dolor”, como lo nombró el poeta Javier Sicilia, articulador de la movilización.

Con gritos, llanto, canciones, consignas y pancartas de apoyo, el convoy motorizado integrado por 17 autobuses y decenas de vehículos particulares, se detuvo en el puente de entrada a Ciudad Juárez, donde ya los esperaba Luz María Dávila, la mujer a la que le asesinaron a dos hijos en la matanza de Villas de Salvárcar y enfrentó al presidente Felipe Calderón en su visita a esta ciudad fronteriza, emblemática de la violencia en todo el país. Hace 17 meses esta valiente mujer le espetó a Calderón: “Usted no es bienvenido”, grito que se revirtió en esta ocasión al abrazar a Sicilia y colgarle un rosario en el cuello, teniendo como fondo una gigantesca manta en la que se leía: “Sicilia, tú si eres bienvenido”.

- Entrevista con el poeta Javier Sicilia (Mario Casasús) 


Las consignas se han hecho más combativas conforme la comitiva ha ido avanzando. En esta ciudad fueron claras y fuertes: “Con la sangre no se negocia”, le gritan innumerables voces a la parte visible de los organizadores de la movilización. “Lo que pasa – dice una activista integrante del Frente Plural Ciudadano de Ciudad Juárez- es que aquí ya fuimos y ya venimos de regreso. Ya pasamos por el duelo, las protestas, los cantos, los rezos, las veladoras, la exigencia de que los gobiernos nos escuchen. Juárez ya lloró, ya rezó, ya pasamos por todo y nos encontramos en otro momento, en el de la organización, la articulación y la reflexión de los siguientes pasos”.

“Bienvenidos al infierno”, dice una pancarta. En otra se lee “Gobierno narco, perro no come carne de perro”. Una más dice: “Desmilitarización Ya” y otra “Vivir en Juárez es resistir”. La fuerza de las demandas se mezcla con la algarabía de la gente al paso de la caravana. Familias completas salen a las abandonadas calles para vitorear a los cientos de personas que devuelven el saludo desde las ventanillas de los autobuses. El recorrido del puente a la colonia Villas de Salvárcar es una mezcla de entusiasmo y desolación. Se observan cascarones de casas y maquilas, negocios abandonados y parques desiertos. La estampa de una ciudad que “no vive, sino sobrevive”, como dicen las pancartas.

Un enorme y hasta fastuoso deportivo, obra calderonista hecha después de la matanza en la colonia Villas de Salvárcar, en la que un comando asesinó a 15 jóvenes durante una fiesta, cobija el acto de bienvenida a esta ciudad. Después del recibimiento inicia el desglose del horror, la narración que a ratos parece interminable de muertos y desaparecidos. Se habla de los casos más emblemáticos: familiares de los muertos de Salvárcar, de las mujeres que agrandan las estadísticas de los feminicidios. Todos se refieren a la impunidad, la falta de justicia, la complicidad de las autoridades y al Ya Basta colectivo. La gente convocada responde con gritos de “Juárez no está sola, venimos a apoyar” y el canto improvisado que al ritmo de batucada se ha convertido en el símbolo de la movilización: “basta ya de guerra, queremos ya la paz”.

Entre el público, desde el Estado de México, aparece Trinidad Ramírez, del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de Atenco: “Veo muy fuerte este movimiento que nació de la injusticia y se alimenta del amor. Hay mucha gente que está luchando por cambiar la situación, muchas mujeres, y eso nos ayuda a construir esperanza. El verdadero cambio está en la auto organización. No debemos confiar en el gobierno, su desprecio hacia nosotros nos es de apenas. La única solución está en nosotros mismos”, dice esta mujer que a todas luces sabe de lo que habla.

Guadalupe Apodaca, tía de Patricia Jazmín Ibarra, quien desapareció en Ciudad Juárez cuando se dirigía a una entrevista de trabajo, advierte que en esta ciudad fronteriza “todo empeoró desde que llegó el ejército y los federales, pues ellos también están involucrados en los crímenes, los secuestros, los robos. Esta caravana, significa para nosotros los juarenses una esperanza de ayuda para que haya justicia y se termine, de una vez por todas, la violencia que está terminando con nuestras vidas”. Por su parte, Alonso Encina Herrera, habitante de Villas de Salvárcar, señala que la llegada de la Caravana “representa una luz, una esperanza para poder juntos salir adelante, no sólo Chihuahua, sino toda la nación”.

En entrevista para Desinformémonos, Oscar Barraza, sobrino de la profesora Ana Isela Martínez, explicó que a su tía “la detuvo un retén cuando cruzaba hacia Texas, y los soldados le sembraron droga, la enjuiciaron de manera completamente irregular y le dictaron auto de formal prisión sin que se hiciera ninguna investigación. Ana es una mujer muy comprometida, gracias a su trabajo recibió el premio de maestra del año en El Paso, y es inocente de los cargos que se le imputan”.

Como se ha hecho costumbre en los actos de la Caravana, el poeta Javier Sicilia, cuyo hijo Francisco fue asesinado en Cuernavaca junto a otros seis jóvenes, finaliza la jornada con un breve discurso. La expectativa por sus palabras crece y cuando le toca el tuno el público enmudece. Por eso Teresa Carmona, integrante de la Caravana originaria de Cancún y cuyo hijo – estudiante de arquitectura de la UNAM – fue asesinado en la Ciudad de México, advierte que “es importante recalcar que Sicilia no es un héroe, sino un compañero más. No es justo para él tener que cargar con toda la responsabilidad, no es justo para él, ni para la demás gente del movimiento; todos estamos igual de cansados”.

Mientras espera su turno en el acto, Luz María Dávila, la mujer encargada de dar la bienvenida a la Caravana, señala a Desinformémonos que este movimiento ciudadano “significa mucho para los juerenses. Hay que estar unidos y apoyarnos unos a los otros para que en verdad se logre un cambio y Juárez y el país salgan adelante”.

Al finalizar el acto, Julián Le Barón lamenta que los medios de comunicación casi no estén dando cobertura a la caravana. “Deberíamos estar nosotros en las noticias, en lugar de los muertos y la sangre”, señala.

Emotivo homenaje a Marisela Escobedo en Chihuahua

La sexta jornada de la Caravana por la Paz con Justicia y Dignidad se enmarcó en el sentido homenaje a Marisela Escobedo, la mujer acribillada frente al palacio de gobierno cuando reclamaba justicia por el asesinato de su hija. Una placa con la leyenda “Aquí fue asesinada Marisela Escobedo el 16 de diciembre de 2010 por exigir justicia en el feminicidio de su hija Rubí”, fue colocada justo en el lugar en el que fue ejecutada. La grabación que hicieron las cámaras ocultas dio la vuelta al mundo y describió el horror en el estado con mayor número de muertos en el marco de la guerra contra el narcotráfico: “Los muertos son inocentes, gente buena y de trabajo, gente que no sabemos qué está pasando y por qué nos están asesinando”, señala Yolanda Carrillo, mujer a la que le asesinaron un hermano y ha sufrido dos asaltos a mano armada.

Frente al palacio de gobierno uno a uno se deshilvanan los dolores. Gabriel Abaid Giménez narra la historia de su hijo: “El pasado tres de noviembre, mi hijo salió con rumbo a la ciudad de Parral, iba a una tienda de Nextel a recoger un teléfono. Pasaron muchas horas, y al ver que no volvía ni contestaba el teléfono fui a Seguridad Pública, pero me dijeron que no había ninguna información sobre el paradero de mi hijo. Entonces fui al destacamento militar, pero ahí me dijeron que el teniente estaba cansado y que volviera mañana. Volví al día siguiente, y me dijeron que regresar más tarde, pues el teniente estaba desayunando. Más tarde nos enteramos que mi hijo había sido levantado y posteriormente asesinado en Parral; nunca se hizo una investigación. Acá vivimos con miedo, ¿en quién va uno a confiar si pide ayuda a las autoridades y están cansadas o están almorzando? Yo no me había atrevido a hablar, pero hoy me doy cuenta que somos muchos, y que no estamos solos”.

Después de que la presentadora del evento público dio la bienvenida a la caravana, se escucharon los gritos exigiendo la desmilitarización del país, demanda fundamentada en cifras contundentes: En 2007 hubo 469 asesinatos; en 2010, luego de tres años de presencia militar, el número de víctimas llegó a 5 mil 212; en 2007, 29 secuestros; en 2010, 190”.

La dinámica del acto fue la misma y los dolores también: se habló de asesinatos y desapariciones, del dominio de los sicarios en la zona serrana, de la persecución en la región indígena, de las ejecuciones y secuestros. El reclamo de los rarámuri llegó a la plaza desde la sierra: “Estamos hartos de que nos haya dejado solos, de que cada vez seamos menos. Pero aunque seamos dos o tres o cuatro seguiremos luchado por nuestros derechos”, dijeron representantes de este pueblo adolorido.

Del asesinato de Marisela Escobedo habló en su oportunidad Julián Le Barón, también originario de esta entidad, hermano de una víctima y parte emblemática de la Caravana: “Aquí, sobre el suelo donde se regó la sangre de Marisela, sangre que moja todo el suelo de Chihuahua, yo acuso por su muerte al gobernador, a todos los panistas, priistas, perredistas y gente que no pertenece a ningún partido político; acuso a las iglesias y a todos los que no creen en Dios; a los gobernadores, presidentes municipales, padres de familia y a sus hijos; los acuso a todos ustedes y me acuso a mí mismo, Julián Le Barón, por la muerte de esta mujer. Todos debimos haber estado con ella, pero la dejamos sola, y por eso la mataron. Y por eso siguen matando a nuestros hermanos, porque los dejamos solos”. Por eso, dijo, “A partir de hoy me bajo del autobús de las víctimas, porque es hora de empezar a trabajar, de ser agentes de cambio en nuestra comunidad”.

Al finalizar el evento, y antes del minuto de silencio que en todos los actos se pide por las víctimas, Sicilia cuestionó al ejecutivo: “Yo quiero preguntarle al presidente Calderón si su guerra ha valido la pena. Si su guerra de 40 mil muertos y 10 mil desaparecidos ¿es la guerra donde mueren criminales? Yo le digo que su guerra está equivocada, que tiene una deuda con estas víctimas, y que no debió haber salido a esta guerra cuando las instituciones nos están mostrando que están podridas, porque son cómplices; vivimos en un régimen de impunidad. No se puede haber salido a esta guerra sin una reforma del Estado”.

Este viernes se realizarán las mesas de trabajo sobre los alcances del Pacto Nacional Ciudadano y su posterior firma. Las discusiones se dividirán en nueve temas sustentados en seis ejes: verdad y justicia desde las víctimas; fin a la estrategia de guerra, desmilitarización del país; combatir la corrupción e impunidad; política social para los jóvenes y perfeccionamiento de la democracia en el país, con una mayor participación ciudadana.


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