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Por Ofraneh
El asalto a la universidad efectuado por las fuerzas de “seguridad”
hondureñas, el pasado primero de julio en horas de madrugada, forma
parte de la estrategia neoliberal de convertir la educación en un simple
negocio.
El allanamiento a la Universidad tuvo como
resultado 60 estudiantes criminalizados, al mismo tiempo que la rectora
Julieta Castellanos impuso por el momento la aniquilación del diálogo y
demostró que en la Honduras post golpe, la militarización es el recurso
del método. El Ministerio Público reclamó la presencia policial y
militar de forma permanente en la universidad para así descartar la
protesta social.
La oleada de
privatizaciones que vienen promoviendo los organismos financieros
internacionales incluye por supuesto la educación, uno de los negocios
más pingues del planeta, y el que viene siendo de los años 90 uno de los
objetivos principales de las reformas neoliberales.
Aunque
las autoridades de la UNAH intenten negar la privatización como el
trasfondo a la reforma, una publicación del Banco Interamericano de
Desarrollo (BID) intitulada “Las reformas educativas como del Estado”,
señala la importancia de las Alianzas público-privadas para la
provisión de servicios educativos, además de hacer énfasis en los tan
glorificados procesos de valuación.
En todo América Latina
se escuchan clamores de disidencia ante la contrareforma planificada
por organismos internacionales los que disfrazan las verdaderas
intenciones de privatización tras la máscara de crear un sistema más
eficiente donde la evaluación y la renovación tecnológica sirven como
las herramientas con las que superará los rezagos existentes en relación
a los sistemas educativos de los países industrializados.
La
exclusión de los estudiantes del diálogo y la represión efectuada
demuestra la actitud del actual régimen de imponer criterios y de
manipular la opinión pública. Es increíble que un gobierno socavado por
el irrespeto a los derechos humanos y la ausencia de control de bastas
zonas del país que fueron entregadas al crimen organizado, utilice la
mano dura de sus desacreditadas fuerzas de seguridad para imponer su
“reforma”.
Es lamentable ver al alumnado universitario
detenido y engrilletados, al mismo tiempo que los que han saqueado el
país continúan incólumes y rampantes, demostrando el nivel de servilismo
del aparato judicial.
Ciertamente se requiere una reforma
educativa en el país en todos los niveles, pero que sea determinada por
nuestras necesidades y objetivos, y para lograrla se tiene que basar en
un dialogo destinado a lograr un consenso en búsqueda de una verdadera
educación y no una simple escolarización dirigida a suplir ea mercado
laboral.
Ratificamos que la educación debe ser liberadora y
generadora de bienestar para la población. Acuerpamos y apoyamos la
lucha estudiantil de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, por
una Educación Pública.
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