miércoles, 27 de julio de 2016

Se gesta en Honduras otra crisis política ante capricho reeleccionista de Hernández

Por ConfidencialHN

En la medida que se acercan las fechas fatales para el cumplimiento de la agenda electoral, una nueva crisis política similar o peor a la de 2009 se estaría gestando en Honduras.

A la vista están las contradicciones entre las propuestas reeleccionistas del gobernante Partido y la oposición política que hace todos los ajustes necesarios para poder articular una estrategia única que les permita enfrentar las pretensiones continuistas del inquilino temporal del Ejecutivo, Juan Orlando Hernández.


En una cuasi clandestina casa de habitación de la capital de Honduras, se reunieron la tarde del martes los tres principales lideres de la oposición política, Manuel Zelaya de Libertad y Refundación (Libre), Mauricio Villeda del Partido Liberal y Salvador Nasralla del Partido Anticorrupción (Pac), para diseñar mecanismo y formas de lucha para desafiar la dogmática posición de los nacionalistas.

Fuentes a las que accedió ConfidencialHN, los tres conductores políticos afirmaron el compromiso de apoyar unánimemente, tanto en el Congreso como en sus acciones cotidianas, la propuesta del plebiscito como mecanismo de consulta popular respecto a la reelección y oponerse a la intentona nacionalista de aprobar a como dé lugar en el Parlamento la reglamentación de la resolución de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia.

Para este jueves, los lideres de la oposición, por separado, ofrecerán declaraciones publicas encaminadas a reafirmar el compromiso asumido “con la intención que el pueblo hondureño se dé cuenta que no estamos jugando y que si hay una agenda a construir por la oposición para evitar la perpetuidad de Juan Orlando en la presidencia” dijo la fuente a este periódico.

Los parlamentarios comenzaron a sonar la noche del martes las primeras sonatas de lo que podría ser esta peligrosa y prolongada crisis política, que tiene como paralelismo la situación vivida hace siete años, cuando se conjuntaron varios grupos dominantes para sacar del poder al expresidente Zelaya por haberse atrevido a activar el mecanismo de consulta ciudadana y encontrar eco a una propuesta reeleccionista.

Hoy les toca a los nacionalistas que, en esas paradojas de la vida, utilizando mecanismos similares a los que usó en su momento Zelaya, pretenden quedarse en el gobierno, utilizando una espuria resolución judicial emanada del órgano defensor de la Constitución y que pretenden reglamentar, a pesar que la oposición, actores sociales y grupos de sociedad civil la consideran atentatoria al sistema democrático y por ende a la República.

En una hábil jugada política, la oposición dio los primeros pasos encaminados a frenar la aspiración nacionalista y se han presentado en el Congreso de Honduras dos iniciativas de ley: una propuesta de Libre y la otra por el bando rojiblanco en la que se pide al Legislativo se apruebe un plebiscito como mecanismo de consultar popular e interrogar a los hondureños aptos para votar, si están de acuerdo o no con la reelección presidencial.

El plebiscito y referéndum, como mecanismo de consulta esta vigente desde 2011 cuando el Parlamento anterior reformó el articulo cinco constitucional que eliminó cualquier barrera para elegir temas en los que debe ser consultada la sociedad.

La iniciativa de la consulta pueden venir del mismo ciudadano, si ajusta un dos por ciento o a petición de diez diputados o el propio presidente con el aval de su consejo de secretarios de Estado. La reforma precisa que por asuntos presupuestarios la consulta debe hacerse el mismo días de las elecciones generales, o sea, el último domingo de noviembre de 2017.

Fuera del debate si se necesitan tres cuartas partes de los congresistas o simple mayoría (65 diputados según normas parlamentarias), los conciliábulos se han centrado, tanto a lo interno del Parlamento, como a lo externo, en cuantas voces se alzan en contra de la reelección y cuántas la promueven, para ello ni las Fuerzas Armadas han quedado al margen, sus puertas ya fueron tocadas tal como lo hicieron en 2009 cuando mandaron a Costa Rica a Zelaya.

De acuerdo a algunos analistas, la forma en que Hernández y su partido pretenden meter su dogmática y verticalista propuesta, ha ido creando lo que ellos consideran “un caldo de cultivo” que pueda hacer estallar una crisis que podría poner entredicho la culminación presidencial del actual titular del régimen y uno de esos ingredientes se sintió anoche, cuando el diputado  liberal, Alfredo Saavedra presentó el proyecto de ley avalado por el Central Ejecutivo liberal y firmado por todos los 28 diputados propietarios y suplentes,  que pide se active el mecanismo del plebiscito para consultar a los hondureños si quieren la reelección o no.

La iniciativa liberal no deja espacio para que el inmoral mecanismo de compra de conciencia, muy habitual en el Congreso, porque de antemano sacaron el compromiso de los diputados rojos de votar en contra de la propuesta nacionalista de reglamentar la resolución de la Corte.

Se suma a la controversia la declaración de el propio presidente del Central Ejecutivo rojiblanco, Mauricio Villeda, que ha anunciado salir a las calles en protesta para impedir que se concretice la reelección presidencial.

Por su parte, Manuel Zelaya, en un dubitativo discurso en torno al tema, no deja de meterle un ingrediente confrontativo al debate, al anunciar que en los próximos días sale a protestar con las bases de Libre a las calles de Honduras exigiendo reformas electorales, que  al final convergen en ser carburantes inflamables en esta crisis política que se avecina.

Las dos iniciativas, tanto la de Libre como la liberal, fueron turnadas a una comisión de dictamen integrada por los nacionalistas Mario Pérez  y Carmen Rivera, el liberal Hugo Hernández, la parlamentaria por Libre, Alejandra Mancía; la congresista por el Pac, Marlen Alvarenga; la democristiana Audelia Rodríguez y el udeísta Edwin Pavón (UD).

Este grupo deberá someter a debate tales extremos y allí se sabrá, no sólo la correlación de fuerzas políticas, sino, la capacidad de maniobra de los nacionalistas, que si bien son minoría parlamentaria, manejan el presupuesto y otros mecanismos de control que podrían ser utilizados para doblegar conciencias y voluntades.

Fuente ConfidencialHN


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