Este 20 de marzo de 2015, la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos celebró una audiencia para escuchar los alegatos de
comunidades de Costa Rica víctimas de los efectos de la producción de la
piña en Costa Rica. Se trata de las comunidades del Cairo, Francia,
Luisiana y Milano (de la región de Siquirres) cuyos acuíferos fueron
contaminados por empresas dedicadas a la producción de la piña.
Desde el mes de julio del 2007, más de 6000 personas que viven en estas
comunidades rurales toman agua de camiones cisternas proveídos por una
entidad pública costarricense, Acueductos y Alcantarillado (AyA). A la
fecha, el Estado costarricense no ha entablado acción legal alguna
contra las empresas responsables de dicha contaminación, ni ha proveído a
las comunidades afectadas con un nuevo acueducto en agua potable. El
ente encargado del agua en Costa Rica mantuvo incluso durante más de un
año en sus manos un estudio técnico sobre los alcances de dicha
contaminación (ver noticia).
Por su parte, la reacción de la entonces titular del Ministerio de
Salud, al evidenciarse niveles de contaminación realizados por un
laboratorio (independiente) universitario mayores a los indicados por
monitoreos realizados por las autoridades en el 2007-2008, fue la
siguiente : “Les damos agua en cisterna porque la gente tiene miedo
de tomar la del lugar, y la psicosis ha sido tal, que hasta asocian
manchas en la piel que son producidas por un hongo, diciendo que se
bañaron en agua con bromacil” (ver noticia).
Cabe recordar que el 5 de junio del 2008, Día Internacional del
Ambiente, la Cámara Nacional de Productores y Exportadores de Piña
(CANAPEP) había suscrito en la Casa Presidencial una larga lista de
“Compromisos Socio Ambientales”: se leyó en aquel momento en la prensa
que “Según Abel Chávez, presidente de Canapep, respetarán las
normativas nacionales e internacionales y garantizarán la pureza del
aire, del agua y la sostenibilidad del suelo. Además minimizarán los
impactos ambientales de la agroindustria en las comunidades vecinas a
las fincas productoras”.
Una actividad objeto de especial favores por parte del Estado
Las festividades del Día del Ambiente en Casa Presidencial con el sector
piñero del 2008, la actitud del AyA y las declaraciones de la Ministra
de Salud años después no deben sorprender mayormente. La persistente
polémica sobre los resultados de niveles de contaminación que recoge el
XX Informe del Estado de la Nación publicado en el 2014 tampoco (Nota 1).
Costa Rica es el primer exportador de piña a nivel mundial desde el
2007. En el 2010, representaba el 60% de la piña exportada a nivel
mundial, seguida por Filipinas (con tan solo 12%), Ecuador (4%), Costa
de Marfil (4%), Estados Unidos (4%) y otros países con un porcentaje
menor al 3%, tal como se aprecia en el cuadro 2 en el siguiente estudio titulado “Análisis del Mercado de la Piña”
elaborado por el Consejo Nacional de Producción (CNP). Datos sobre los
cuales el CNP es mucho más discreto, recogidos por organizaciones
sociales en un informe denominado “El sabor amargo de la piña” (en alusión al primer documental crítico – disponible aquí
-sobre la piña producido en Costa Rica en el 2005), indican que el
sector de la piña en Costa Rica se reparte la producción de la siguiente
manera: “De acuerdo con la Cámara Nacional de Productores de Piña
CANAPEP, el área sembrada de piña en Costa Rica aumentó un 675% entre
1990 y 2009, pasando de menos de 10.000 a más de 50.000 has. Las
empresas Del Monte y PINDECO concentran el 50% de la producción piñera
en Costa Rica, y 31 empresas concentran el 96% de la producción total de
esta fruta. El 4% restante está en manos de aproximadamente 1.200
pequeños agricultores que venden su producción a las grandes empresas,
especialmente Dole, Del Monte, Fyffes y Chiquita”.
Desde el 2008, el Programa del Estado de la Nación, que reúne a
investigadores de las universidades públicas de Costa Rica, advertía los
efectos de un modelo depredador del ambiente y señalaba la ausencia de
mecanismos distributivos de la riqueza generada: “la producción
piñera intensiva extensiva, altamente desarrollada en Costa Rica /. /
tiene una serie de implicaciones directas sobre el activo ecológico, que
se convierten en un tipo de subsidio eco-social del Gobierno a las
empresas piñeras. Los ingresos económicos concentrados en los
empresarios y dueños de las compañías no han garantizado un beneficio
social. El deterioro ambiental generado provoca serios daños en la
estabilidad social de las comunidades, ya que reduce las condiciones que
permiten el uso de los servicios ambientales como el agua, el suelo, la
biodiversidad, etc”. (Estado de la Nación, Informe XV (2008), p. 220). Seis años después, el mismo Informe indica que: “El
cultivo de la piña ha destacado por su alto grado de conflictividad,
tal como se ha señalado en las últimas ediciones del Informe del Estado
de La Nación. Las principales preocupaciones versan sobre la
contaminación de aguas superficiales y subterráneas, cambio de uso de
suelo, generación de la plaga de la mosca Stomoxys calcitrans, desvío y
sedimentación de los ríos, erosión del suelo, concentración de la
tierra, desplazamiento de las familias campesinas, pérdida de la
soberanía alimentaria, irrespeto de los derechos laborales y posibles
consecuencias en la salud debido a la exposición a los agroquímicos” (véase XX Informe del Estado de la Nación, 2014, p. 192)
Es decir que pese a esas y muchas otras advertencias hechas desde el
2008, poco parece haberse hecho: las regiones de Costa Rica en las que
se produce la piña siguen con los peores índices en cuanto a Desarrollo
Humano (IDH) se refiere, poniendo así en entredicho el “desarrollo” que
aporta dicha actividad a las comunidades. Hace unos meses, un proyecto
de ley (19.371) tendiente a gravar cada caja de piña exportada
presentado en noviembre del 2014 precisa: “en el marco de la
expansión piñera, el modelo de Certificados de Abono Tributario (CAT),
la liberación de impuesto bajo la Iniciativa de la Cuenca del Caribe
(ICC) y el Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos, se ha
liberado a la producción de piña de toda responsabilidad tributaria.
Por ejemplo, bajo el régimen de zonas francas, la mayor parte de insumos
requeridos para el cultivo de piña reciben exenciones completas” (Gaceta Oficial, expediente 19.371, 25/11/2014, p. 2 disponible aquí).
Ante mecanismos fiscales tan favorables para el sector piñero y
actitudes tan complacientes por parte de las autoridades políticas (en
particular de los entes responsables de la salud y de la potabilidad del
agua, pero también del ambiente como veremos a continuación), era muy
difícil que se pudiera contener los apetitos y la voracidad de este
sector. Tempranamente, la expansión piñera en Costa Rica fue calificada
en un muy completo artículo del 2009 del El Financiero como "insensata”
(ver artículo
de El Financiero, del 1/07/2009, Edición 724). Nos permitimos en unas
ediciones posteriores en ese mismo medio el hacer ver la contradicción
de los datos oficiales sobre la realidad laboral y la extensión real de
la piña en Costa Rica (ver nuestra breve nota: “Moratoria piñera “, El Financiero, Edición 743).
Pese a los famosos “Compromisos Socio-Ambientales” suscritos por CANAPEP
para celebrar en gran pompa el Día del Ambiente, extrañas maniobras de
la Secretaría Técnica Nacional (SETENA) en la región de Siquirres fueron
denunciadas por congresistas como el diputado Rafael E. Madrigal del
Partido Acción Ciudadana (PAC): en su artículo “Las piñas y Setenas del señor Sancho”
se dejan ver aspectos de gran interés que todo lector un tanto
familiarizado con las maniobras de la SETENA sabrá interpretar. No fue
sino con la visita de una Misión de la Unión Europea a finales del 2009
que (de pronto) las buenas prácticas agrícolas y ambientales parecieron
interesar al sector productivo y a las autoridades: al respecto, la
abogada Gabriela Cuadrado no dudo en titular un valiente artículo
publicado en La Nación de la siguiente forma “Una visita que mueve más de mil denuncias”
cuya lectura también recomendamos. Quiérase o no, estas iniciativas
gremiales y estatales se enmarcaron dentro del Gobierno del Presidente
Oscar Arias Sánchez que inició en el 2006 proclamando una “Paz con la
Naturaleza”, calificada al final de su administración como como una
verdadera guerra contra el ambiente (ver artículo del Semanario
Universidad de junio del 2010: “Administración Arias le declaró la “guerra a la naturaleza”).
En junio del 2008, nos habíamos permitido sugerir que las notas de la
pregonada “paz” recordaban extrañamente las de un verdadero Requiem
(véase nuestro artículo: “¿Paz o Réquiem para la Madre Tierra?”).
Una larga lista de daños
Estudios, diagnósticos, compromisos de unos, manuales de buena prácticas
de otros conforman una larga lista de publicaciones en Costa Rica desde
el año 2008, algunos como parte de un doble discurso, otros como parte
de un esfuerzo sincero de algunos productores. Independientemente de sus
motivaciones, ninguno ha logrado limitar sustancialmente los daños
ocasionados por la piña que, informe tras informe, detalla el Estado de
La Nación desde el 2008. El peso cada vez mayor de los expedientes en el
Tribunal Administrativo Ambiental (TAA) y en la Sala Constitucional
evidencian la total inoperancia estatal en la materia.
Se trata en efecto de una actividad productiva que genera una serie de
efectos negativos. En materia ambiental, los daños son muy graves,
algunos de carácter irreversible, en la medida en que, a diferencia de
la piña criolla costarricense, o de las variedades “Hawaiana” primero,
“Cayenne” luego producidas a finales de los años noventa para el mercado
internacional, la variedad "MD2" (también conocida como ”Dorada” o
“Golden” o "Sweet Gold") implantada en Costa Rica a partir del 2006
requiere de una gran cantidad de pesticidas y plaguicidas para ser
producida (incluyendo sustancias químicas, algunas de ellas prohibidas
en la Unión Europea (Nota 2).
Un número especial de la Revista Ambientico (Universidad Nacional -UNA)
describía en detalle los daños ambientales que ocasionaba la piña MD-2
en Costa Rica (Número 177 de junio del 2008 disponible aquí).
Los productores de ganado vecinos de una plantación de piña también
pueden sufrir daños severos, debido a la proliferación de la mosca de
establo que acarrea el mal manejo de los rastrojos de la piña (ver artículo
de La Nación del 12/07/2010): sobre este punto, un documento que lleva
el sello del Servicio Fitosanitario del MAG alerta sobre el riesgo de
proliferación de este insecto, y lo más notorio es que su fecha de
edición es del 2003.
Desde el punto de vista de la cobertura mediática a las denuncias
hechas por activistas y organizaciones sociales, son varios los
reportajes hechos fuera de Costa Rica destinados a la opinión pública
internacional en torno a la situación que impera en muchas piñeras de
Costa Rica (en particular en el ámbito laboral) y en torno a los efectos
sociales del modelo productivo adoptado (ver por ejemplo los reportajes
de Suisse Romande, 2007, "Les ananas de la colère", del Miami Herald, 2008, "Costa Rica's pineapple boom raises environmental questions", de Radio Canadá, 2009, "Les ananas du Costa Rica", de The Guardian, 2010, "Pineapples: Luxury fruit at what price?", de The Guardian, 2010, "Bitter fruit: The truth about supermarket pineapple" o el más reciente publicado en Der Spiegel
en julio del 2014). Algunos de ellos buscan alertar a los consumidores
en consonancia con algunas campañas internacionales realizadas a partir
del 2007 (Nota 3).
Un reciente estudio publicado por la UNA sobre la situación sociolaboral
de los migrantes en las piñeras de la zona Norte concluye que: “En
este sentido, la actividad piñera en la zona ha basado su dinamismo y
evolución reciente a partir del concurso de factores como el uso (y
abuso) intensivo de la tierra (con sus consecuencias ambientales y
geográficas) y la inserción supernumeraria de personas trabajadoras que,
debido a su condición de irregularidad migratoria, presentan cierta
vulnerabilidad y son proclives a experimentar experiencias deficitarias
en sus condiciones sociolaborales” (pp. 91- 92). Hace ya unos años, en una nota de prensa sobre un foro realizado en la UCR y titulada “MINAET rehuye debate sobre Caño Negro en Universidad de Costa Rica”,
una de las juezas del TAA indicaba que al llegar sorpresivamente a
investigar piñeras por presuntos delitos ambientales, “cuando nos ven
llegando de sorpresa en una barrida, muchos operarios salen corriendo,
pensado que somos de Migración”: señal inequívoca de un sistema de
explotación laboral a los que están sometidas personas en situación
migratoria irregular en las piñeras, y que no parece en lo más mínimo
interesar a las autoridades del Ministerio de Trabajo.
La actitud del Estado costarricense
La falta de controles adecuados en materia laboral, en materia de salud
ocupacional y las campañas internacionales contra la comercialización de
la piña no parecieran haber dado lugar a algún tipo de reacción por
parte del Estado costarricense, como tampoco en otros ámbitos, como el
ambiental. Todo lo contrario. En un artículo titulado "La cuestionable sostenibilidad ambiental de la piña"
publicado en septiembre del 2011, el Dr. Allan Astorga, experto en
gestión ambiental, y Ex Secretario General de la SETENA, señala las
diversas modificaciones hechas a la normativa ambiental por las mismas
autoridades estatales para favorecer la expansión de la piña en el
período 2006-2010, concluyendo que: "Es urgente reorientar una
producción piñera que, lejos de ser un orgullo para la imagen verde de
nuestro país ante el mundo, se ha convertido en una vergüenza nacional".
En el precitado número 177
de Ambientico, Gabriela Cuadrado analiza en detalle otra innovación por
parte de las autoridades: la inaudita propuesta de Decreto Ejecutivo
elaborada por el Ministerio de Salud de Costa Rica tendiente a legalizar
la contaminación de agua potable por parte de las empresas. Su
artículo: "Legalización de la contaminación de aguas para consumo humano (caso del diurón y el bromacil)"
no deja duda alguna sobre la intención de las autoridades de salud de
aquella época. Más recientemente (noviembre del 2014), un estudio
publicado en Francia describe otro efecto de la expansión de la piña
ante el que el Estado costarricense demuestra su complacencia: la
concentración de tierras en detrimento del pequeño y mediano agricultor
costarricense (artículo de Edgar Fernández "L’accaparement des terres au Costa Rica: le cas des entreprises productrices d’ananas" (disponible aquí).
La advertencia de la UCR desoída
El liderazgo mundial obtenido por Costa Rica en el 2010 al que refiere
el CNP coincide con la administración del Presidente Oscar Arias Sánchez
(2006-2010) y su marcada política de apertura irrestricta de Costa Rica
a la economía mundial. Política que se mantuvo durante la
administración de la Presidenta Laura Chinchilla Miranda (2010-2014):
durante este último período, con relación a la piña, se pudo observar
cuán influyente puede ser este sector económico, con una inédita acción
de Casa Presidencial para suspender una “barrida” (control sorpresivo)
del Tribunal Administrativo Ambiental (TAA) en plantaciones de piña en
la Zona Norte (Nota 4).
Se mantuvo de igual manera la negativa de las autoridades ministeriales
a participar en foros públicos auspiciados por las universidades con
organizaciones sociales y comunidades afectadas (Nota 5).
Cuando lo hicieron, fue para rehuir los cuestionamientos y dejar la
silla vacía, tal como ocurrió con el representante del Ministerio de
Agricultura y Ganadería (MAG) durante un foro auspiciado por el Tribunal
Latinoamericano del Agua (TRAGUA) a finales del 2013 en Costa Rica (Nota 6).
Es de recordar que debido a la cantidad de denuncias y de recursos de
amparo recibidos por parte de la Sala Constitucional en los años 2006 y
2007 y a numerosos cuestionamientos realizados por activistas, ONGs y
académicos ante el crecimiento vertiginoso del sector de la piña, la
máxima instancia de la Universidad de Costa Rica (UCR), su Consejo
Universitario, solicitó a las autoridades de Costa Rica frenar su
expansión. Con fecha de diciembre del 2008, el Consejo Universitario
instaba a las autoridades a establecer una moratoria para nuevas
plantaciones de piña, en los siguientes términos:
“3. Instar al Gobierno y a las municipalidades mencionadas
anteriormente a declarar y aplicar, de acuerdo con la legislación una
moratoria a la expansión de la actividad piñera, hasta tanto se den las
siguientes condiciones:
a. Se cuente con la debida planificación del territorio en el que se
determinen las áreas críticas en relación con la vulnerabilidad del
recurso hídrico superficial y subterráneo, así como la biodiversidad
existente en la zona.
b. Se ejerzan los controles necesarios y se cuente con los estudios
que demuestren, fehacientemente, que la actividad piñera está causando
el menor impacto posible al medio ambiente y a la salud ambiental,
incluida la de las personas que habitan en el entorno de los cultivos.
c. Se cuente con una propuesta de gestión interorganizacional e
intersectorial, que garantice el estricto acatamiento de las empresas a
la legislación ambiental, sanitaria y laboral del país”.
El texto completo del Pronunciamiento del Consejo Universitario de la UCR está disponible aquí,
y también se recomienda su lectura dado que poco se ha logrado desde el
2008 para limitar los daños que causa la piña, tal y como lo evidencia
la lectura del informe del Estado de la Nación desde el 2008.
Con relación a la discusión en la arena política, un periodista
costarricense había publicado en España uno de los pocos artículos
críticos publicado en ese país a mediados del 2008 sobre la amargura de
la piña (ver artículo de Alvaro Murillo, “La piña se amarga en Costa Rica” El País (España),17/06/2008 disponible aquí) precisando, entre otros que: “El
principal partido de la oposición, Acción Ciudadana (PAC), ha
convertido en un debate político los efectos ambientales de las 40.000
hectáreas cultivadas donde trabajan unos 20.000 peones en condiciones
cuestionadas por organizaciones laborales. El auge de la piña en Costa
Rica es tal que el último intento de las autoridades por reactivar el
cultivo de granos básicos topó con que la mayoría de las tierras están
dedicadas ahora a la fruta que servirá de postre para estadounidenses y
europeos”.
En un artículo reciente de septiembre del 2014, la docente Geanina
Amaya recordaba los compromisos de campaña de la actual administración
del Presidente Luis Guillermo Solis: "En campaña política el PAC
aseguró que “Debe establecerse una moratoria a la expansión de la
producción piñera de acuerdo al principio precautorio, hasta que se
establezcan los mecanismos y controles adecuados por parte de las
instituciones estatales con competencia en la materia".
En octubre del 2014, un legislador de otra bancada, el diputado Edgardo
Araya (Frente Amplio), propuso establecer una moratoria nacional por 5
años y gravar con un impuesto especial la piña (ver nota
de CRHoy): la segunda iniciativa dio lugar al proyecto de ley 19.371
antes mencionado. Habiéndose convertido el PAC en caja de resonancia a
los fundados reclamos de las comunidades afectadas desde el 2008,
habiendo además participado de forma activa (con la entonces unipersonal
bancada del FA) para que la piña sea parte de la discusión política
desde el 2008 en Costa Rica, y habiendo los académicos de la UCR nutrido
parte de esta discusión, resulta lógico que la paciencia de
comunidades, organizaciones, activistas y académicos empiece poco a poco
a mermarse.
Instancias internacionales y piña de Costa Rica
Más allá de advertencias desoídas, de los vaivenes de la política
nacional, y de las pasadas promesas de campaña, el tema de la piña en
Costa Rica no es del todo nuevo para las instancias interamericanas: en
el año 2009, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos fue
solicitada para ordenarle a Costa Rica medidas para proteger la vida y
la integridad física de un activista y reconocido opositor a la
expansión de la piña en la Zona Sur, Aquiles Rivera (ver nota): ello debido a amenazas de muerte recibidas por este líder comunal en mayo del 2009 (ver nota de la ANEP).
Dichas medidas de protección fueron ordenadas por la Comisión al Estado
costarricense. En este mismo año 2009, la relatora especial de Naciones
Unidas sobre Derecho Humanos, Agua y Saneamiento, Catarina Albuquerque,
visitó Costa Rica (ver texto ).
En su informe incluyó lo siguiente: "71. La Experta independiente
desea expresar su preocupación respecto del empleo de Bromacil, Diurón y
otros plaguicidas en las explotaciones agrícolas, en especial en las
plantaciones de piña tropical, habida cuenta de que esos productos han
sido relacionados con diversas formas de cáncer en caso de ser
consumidos en grandes cantidades durante un período prolongado" (p. 22, punto 71). La misma experta recomendaba en su informe del 2009 lo siguiente: "85.
La Experta independiente recomienda que Costa Rica apruebe, como medida
prioritaria, los proyectos de decreto ejecutivo destinados a
reglamentar el uso de Bromacil y Diurón en las explotaciones agrícolas" (p.
26, punto 86). Notemos que no se encontró similar recomendación en los
informes de misión posteriores de la experta de Naciones Unidas con
relación a otros monocultivos (ver informes de misión disponibles en
este enlace de Naciones Unidas).
En respuesta a este informe de Catarina Albuquerque, la Misión de Costa
Rica ante las Naciones Unidas en Ginebra hizo circular una nota oficial
(ver texto
del documento HRC/12/G/3, con fecha del 7/9/2009) que detalla las
presuntas carencias del Informe. Con relación al tema de la piña, el
punto 4 precisa que “sería importante conocer cuáles son las opciones
que se les podrían brindar a los productores de piña en lugar de
bromacil y diurón”: una crítica a la experta de Naciones Unidas
entendible si proviniese del sector productivo, pero que sorprendió a
muchos observadores al provenir del mismo Estado.
Conclusión:
Como se puede apreciar, a lo largo de estos últimos 8 años, la actitud
del Estado costarricense con relación a la producción de la piña ha sido
sumamente cuestionable.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos oirá los descargos de las
valientes comunidades de Siquirres, quiénes han agotado pacientemente,
una tras otra, todas las vías legales existentes para hacer valer su
derecho al agua desde el 2007 (derecho consagrado como tal por la Sala
Constitucional de Costa Rica).
El marco de la demanda se circunscribe únicamente a los efectos en el
agua de la contaminación de las empresas piñeras en Siquirres y a la
conducta de las autoridades estatales desde el 2007 en esta zona, y no
entra a analizar otros aspectos como los brevemente descritos. Pese a
ello, es muy probable que otras comunidades afectadas por la expansión
piñera desde muchos años, en particular las de la Zona Norte de Costa
Rica - que actualmente concentra más del 50% de la producción total de
la piña costarricense - y de otras partes del país (como Buenos Aires de
Puntarenas o Chomes), observen con mucha atención este caso: la
sustancias químicas usadas en Siquirres son muy similares a las que se
usa en el resto del país para producir la MD-2; además, la capacidad de
absorción de los suelos así como la vulnerabilidad de los acuíferos no
son peculiaridades propias a la región de Siquirres.
La profunda sensación de impunidad que evidencia el reciente reportaje del Semanario Universidad (Nota 7)
y el desinterés demostrado por el Estado costarricense por hacer valer
en la hermosa tierra de Siquirres principios (bastante básicos en
materia ambiental ) como el principio precautorio o el principio “quien
contamina paga” constituyen , entre otros, argumentos de peso de difícil
refutación.
Citas:
Nota 1: Se lee en el XX Informe del Estado de la Nación (2014) que “En
mayo del 2014 el Laboratorio Nacional de Aguas del AyA recomendó
suspender el abastecimiento por camiones cisternas, ya que desde el 2012
los laboratorios privados contratados no han encontrado residuos de
plaguicidas en las fuentes de agua para consumo humano en las
comunidades involucradas. Sin embargo estudios efectuados por el
Laboratorio de Análisis de Residuos de Plaguicidas (Larep) del IRET-UNA,
en marzo del 2014, detectaron concentraciones de 2,8 Mg/L de bromacil,
0,1Mg/L de triadimefón y otros plaguicidas” (p. 192).
Nota 2: Es, por ejemplo, el caso de un pesticida altamente tóxico
para los suelos y la salud humana como el Paraquat. Informes de ONG
internacionales habían denunciado los daños a la salud humana de quiénes
se ven expuestos a este químico en todo el mundo, incluyendo los
operarios de fincas en Costa Rica (ver informe).
Luego de una intensa batalla judicial liderada por los países
escandinavos, se logró en julio del 2007 que la Directiva de la Comisión
de la Unión Europea que permitía su uso fuera anulada por el Tribunal
de Primera Instancia de la Unión Europea (ver comunicado de prensa
del TPI de la Unión Europea). No obstante, a los meses, una
trasnacional operando en Costa Rica adujo que aplicaría la moratoria
mundial exigida por la UE en cuanto a su uso en todas sus operaciones en
el mundo, con excepción de sus fincas de piña en Costa Rica hasta
mediados del 2008, indicando que “it is discontinuing the use of
paraquat in its agricultural operations worldwide by implementing an
immediate phase-out program, except in Costa Rica for Dole's pineapple
operations where the targeted phase-out program extends to June 30, 2008” (ver nota de noviembre del 2007). En un comunicado de prensa
de octubre del 2007 al que se le añadió una actualización del 2012, se
indica que el uso de Paraquat se mantendrá, con la autorización de las
autoridades de Costa Rica, para luchar contra la proliferación de la
mosca hematófaga que provoca el mal manejo de los rastrojos de la piña: “Update to October 8, 2007 press release (effective November 20, 2012). The
Costa Rican government requires growers to take measures to control
stable fly infestations. Stable flies are drawn to the moist leaves and
other residue left after pineapple harvest, and use of paraquat to dry
this residue helps to control these infestations”.
Nota 3: Algunas organizaciones han intentado hacer ver al consumidor lo que no se dice de la piña costarricense: el informe "‘The story behind the pineapples sold on our supermarket shelves: A case study of Costa Rica’
preparado por Consumers International y Bananalink constituye uno de
estos intentos. En el 2008, la ONG británica OXFAM de igual manera
lideró una campaña contra la comercialización de la piña de Costa Rica
en los supermercados de Alemania (ver nota de prensa de La Nación, 2008 y una nota de DW titulada "Explotación laboral en Latinoamérica: Alemania no es inocente" de abril del 2008).
Nota 4: En esta nota de prensa se indica que: ”La
Casa Presidencial estaría presionando a jueces del Tribunal Ambiental
Administrativo (TAA), para que levante la orden de cierre a tres
empresas productoras de piña en Los Chiles y Guatuso. De acuerdo con
fuentes cercanas a la Presidencia, dos jueces abandonaron una gira por
la Región Huetar Norte, y fueron llamados de urgencia por altos
funcionarios de Casa Presidencial y del Ministerio del Ambiente, Energía
y Telecomunicaciones (Minaet)”.
Nota 5: Véase por ejemplo la nota de prensa titulada: “Salud rehuye debate sobre agua potable y contaminación de piñeras en Siquirres” (disponible aquí).
Nota 6: En el informe de prensa (disponible aquí) de la actividad realizada por el TRAGUA en San José a finales del 2013, se incluye el siguiente artículo titulado: “Costa Rica: Funcionario de Agricultura huyó de Foro sobre efectos negativos del cultivo de piña”.
Nota 7: Nos referimos a la edición del 11 de marzo del 2015 que incluye los siguientes reportajes: “Milano de Siquirres sigue esperando un acueducto ocho años después” (disponible aquí) y “Xinia Briceño, presidenta de Asada de Milano: “¡Ya nos hubieran construido tres acueductos con lo que han gastado en cisternas!” (disponible aquí).
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