martes, 14 de octubre de 2014

¿Dónde está el principal adversario del FSLN: en la derecha o adentro?

lavozdelsandinismo.com
Por Edwin Sánchez | Radio La Primerísima

El sandinismo dirigido por el presidente Daniel Ortega y la escritora Rosario Murillo han comprobado tanto en nuestro terruño como fuera de él, la gran capacidad para dirigir los destinos de Nicaragua sobre los rieles del siglo XXI.

Lo que ya Nicaragua decidió en las urnas en dos ocasiones, desde 2006,  lo ratifican las mediciones que con regularidad hacen las reconocidas firmas consultoras como M&R, Borges y Asociados, Cid Gallup, Siglo Nuevo y la continental Mitofsky: el Frente Sandinista de Liberación Nacional dio un salto cualitativo y cuantitativo en cuanto a la Administración Pública.

En el índice de personalidades de mayor agrado, tabulado por M&R, destacan en la cima los líderes del FSLN, el comandante Ortega con el 78.4 % y la Coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía, Rosario Murillo con el 77.7%. 

Mantenerse en el ranking de la preferencia ciudadana, como los demuestran las consultoras aludidas, no solo es la tarea mayúscula de la dirección del Frente, sino de todos los actores del sandinismo y los aliados.

Mitofsky ha expuesto que el comandante Daniel Ortega es el Presidente mejor valorado en Nicaragua en la última década del siglo XX y en esta centuria, por encima del catálogo del neoliberalismo: Violeta Chamorro, Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños.

Aunque algunos digan que las encuestas son “la fotografía del momento”, en Nicaragua se ha vuelto una cinta de largo metraje: la derecha conservadora representa un 3%; la oposición completa, incluyendo moderados, 7.1%, de acuerdo a los resultados de M&R; similares datos aporta CID Gallup, punto porcentual menos, punto más.

El gran capital, el Cosep, y los pequeños y medianos empresarios, han entablado mesas de diálogo, y en su conjunto con el gobierno han favorecido un clima estable paras las inversiones, además del formidable desempeño económico del Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional. M&R precisa que el 72.2% aprueba la gestión económica del Gobierno, contra el 22.6 % que la desaprueba.

La inmensa mayoría de la población evalúa la gestión del presidente Ortega de muy buena. Ejemplos: Borge & Asociados, detalla La Primerísima, señala que el 75.3% de los nicaragüenses así lo califica; regular 12.8%; regular hacia malo 2.3%.

M&R indica que el 74.5% de la población considera que el estilo de gobierno del Presidente es democrático, frente al 20.7% que lo ve autoritario.

¿Entonces?

Si los partidos de la derecha no tienen presencia en el mapa político; si el 75.8% de la sociedad estima que el país va por buen camino, en tanto el 18.2% piensa de otra forma, conforme al estudio de Borges Asociados; si las cámaras empresariales trabajan coordinadamente con el Gobierno Sandinista; si el pueblo de Nicaragua tiene certezas y no solo  esperanzas en el FSLN, como bien aclara el agudo analista William Grigsby; si la falacia mediática como sucede con el abuso de los antibióticos ya no cala en la opinión pública, entonces ¿quién es el principal adversario del sandinismo de  hoy a 2016? ¿Dónde está?

El FSLN sabe gobernar sin que esto signifique tapar los temas pendientes, desde el atraso secular hasta el de algunos funcionarios cuya actuación no se corresponde con el espíritu del Buen Gobierno del presidente Ortega. Como le decía el pueblo al líder cubano “¡Fidel, sacude la mata!”. Bien, ahí están las sacudidas del Mined.

El presidente Raúl Castro, durante el Tercer Pleno del Comité Central del Partido Comunista, en 2012, pronunció unas palabras que incumben a todos los gobiernos progresistas de Nuestra América:

“La corrupción es, en la etapa actual, uno de los principales enemigos de la Revolución, mucho más perjudicial que el multimillonario programa subversivo e injerencista del gobierno de Estados Unidos y sus aliados dentro y fuera del país (…)

 “Considero que nuestro país puede ganarle la batalla a la corrupción, primero frenarla y luego liquidarla sin contemplaciones de ningún tipo”.

En los años 80, cuando también gobernaba el país Sergio Ramírez y muchos que hoy están en la derecha radical, algunos cuadros gubernamentales en los departamentos maquillaban las cifras de “x” sector. Así afectaban la administración del ministro de entonces, confiado en lo que ciertos subordinados “con mística revolucionaria”, le informaban.

Por la guerra, que era cierta, también se pagaron  auténticas facturas de falsos revolucionarios

Lo anterior, por supuesto, no debe ocurrir más, y peor en misiones que demandan un corazón abierto a la misericordia, y no para otros fines, como es la entrega correcta del Plan Techo a los que sí lo necesitan, independientemente de que sea del FSLN o cualquier partido, o que los Frijoles Solidarios lleguen a donde deben llegar.

Intolerable con abusos

¿Cuánta gente que valora de loable la gestión del Gobierno Sandinista no puede cambiar de opinión si ve que alguien saca beneficios individuales de un programa insignia?

Los cuadros gubernamentales y los políticos deben entender que le trabajan al pueblo de Nicaragua, y que no caben los desmanes en perjuicio de una alcaldía, o hacer del reprochable atropello de poder, la regla y no la injustificable excepción.

La extraordinaria posición del FSLN en el corazón del soberano debe ser minuciosamente cuidada, tanto por los que tienen responsabilidades mayores como los que están en el territorio. Ambos pertenecen a un partido que no nació  de resentimientos mal curados, como suele verse en la cantidad de siglas de la derecha, ni por conveniencias de orden privado para alcanzar una influyente cuota de poder. Nada de eso.

Este es el Frente que bajo la dirección de Santos López, Coronel del general Augusto C. Sandino, empezó a entrenarse en las márgenes del río Patuca en 1962; el FSLN de Carlos, de Tomás; el mismo de Pancasán, el de Ricardo Morales Avilés

Sí, y sobre todo,  es el Frente alcanzando su plenilunio gracias a la arquitectura moderna en la que han trabajado Daniel y Rosario, que lo hacen un partido abierto, actualizado y no dogmático, tan distante al viejo estigma en que había tratado la derecha de reducirlo y encerrarlo, manipulando los acontecimientos de los años 80: una organización del pasado cuyo nombre era sinónimo de desabastecimiento, pólvora y enfrentamientos con los Estados Unidos.

Este es el FSLN del siglo XXI, la casa donde conviven varias generaciones de sandinistas con juventudes dedicadas a construir la Patria Grande, no el “paisito” al que apuntó la ultraderecha; la paz, no la guerra.

Sería lastimoso que sin novedad en el frente, por culpa de unos cuantos, el golpe que ya no pudo venir de fuera, se asestara desde adentro.

Perdería el Frente, pero perdería más Nicaragua.


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