miércoles, 8 de febrero de 2012

Italia: Trabajadores ferroviarios despedidos continúan protesta a 30 metros de altura

Dos meses defendiendo el transporte público como bien común

Por Giorgio Trucchi - LINyM

Un tren se mueve lento y a toque de silbato entra en la Estación Central de Milán. Es el saludo del maquinista para el nutrido grupo de personas que desde hace dos meses permanece acampado cerca del Andén 21, justo a los pies de la gigantesca torre-faro que domina la zona.

Son los encargados del mantenimiento, limpieza y acompañamiento en los trenes nocturnos con coches-cama, un servicio que por más de 130 años ha facilitado la conexión ferroviaria directa entre el sur y el norte de Italia, beneficiando a millones de trabajadores itinerantes, migrantes y hasta turistas que se desplazan por el país.

A partir del 11 de diciembre 2011 las cosas han cambiado y su vida ha sufrido un viraje brusco. Trenitalia, la empresa que opera el servicio público de transporte ferroviario, ha iniciado un proceso de reorganización de los horarios, suprimiendo de forma unilateral los trenes nocturnos y remplazándolos por otros de alta velocidad.

Ahora, los ETR 500 ‘Frecciarossa’ cubren el trayecto desde y hacia Roma, obligando a los usuarios a buscar una conexión hacia su destino final y a pagar una tarifa que es casi el doble de la anterior.

El resultado ha sido la rescisión anticipada del contrato estipulado con las empresas contratistas adjudicatarias de los servicios a bordo (Servirail y Wasteels) y el consecuente despido de unos 800 trabajadores en toda Italia, 152 de los cuales en la sola región de Lombardía, en el norte de Italia. Una decisión que ha desencadenado la reacción inmediata de los obreros y de sus familias.

La torre

El 9 de diciembre, unos días antes de ser separados de su trabajo, Carmine Rotatore (45 anni), Oliviero Cassini (48) e Beppe Gison (40) miraron para arriba. Allá, como a 50 metros de altura, estaba la cúspide de la gigantesca torre-faro de la estación. Atrás quedaron las dudas y los temores. El tiempo apremiaba. Comenzaron a subir por una escalera de metal, helada como el aire que los envolvía, y dieron inicio a una protesta que ha conmocionado al país entero, y que también ha puesto a dura prueba su resistencia.

“No teníamos alternativas. Es una toma pacífica pero por tiempo indefinido. Exigimos a Trenitalia que dé marcha atrás y que vuelva a reactivar los trenes y las rutas que ha suprimido, porque es un servicio que une al país y que beneficia a la gente más necesitada”, afirmó Carmine Rotatore en contacto telefónico.

Lo que los trabajadores no pueden aceptar - aseguran - es que Trenitalia esté sacrificando a centenares de personas y a un servicio tan necesario y simbólico, unicamente para implementar la liberalización y privatización del sector.

“En Italia están implementando la desregulación, el irrespeto de las leyes y el menoscabo de la dignidad de los trabajadores. Hay un avance de la barbarie y tenemos que contrarrestar el diseño de una empresa pública empecinada en querer desmantelar una parte del Estado del bienestar, para entregarselo a la empresa privada”, afirmó Angelo Mazzeo, delegado regional de la Filt-Cgil (Federación Italiana Trabajadores Transportes - Confederación General Italiana del Trabajo).

Solidaridad

Pese a que Trenitalia insista en asegurar que la eliminación de los trenes nocturnos se debe a la baja afluencia de usuarios y que no tiene ninguna responsabilidad en los despidos - ya que se trata de una relación contratual entre empresas contratistas y trabajadores - la torre se ha convertido en un punto de encuentro para los habitantes de la ciudad. Un elemento simbólico de lucha para el resto del país.

“Todos estamos en la torre”, aseguran cientos de personas que a diario vienen al Andén 21 a brindar su solidaridad con los trabajadores despedidos y en lucha permanente.

Mientras Carmine, Oliviero, Beppe y Stanislao (Focarelli), quien decidió sumarse a la protesta, siguen atrincherados en condiciones muy difíciles, aguantando el frio del invierno milanés y desplegando largas mantas que advierten que “Sin trenes nocturnos Italia está más dividida”, en otras ciudades del norte y sur del país se han activado plantones de protesta, exigiendo al gobierno una negociación nacional.

“En el primer nivel de la torre colocamos un pequeño baño ecológico, mientras en el segundo, un espacio de 2.5 metros cuadros, es donde pasamos la mayor parte del tiempo, hablando a través de un micrófono con nuestros familiares, con los ciudadanos solidarios que nos visitan o con los medios de comunicación.
Hasta tenemos una computadora y abrimos una página en Facebook para seguir informando sobre la lucha a nivel nacional e internacional. Es impresionante el desborde de solidaridad”, explicó Carmine.

También hay un tercer nivel a casi 30 metros de alturas. Es ahí, donde el viento frío corta el aliento, que duermen en una pequeña tienda de campo, envueltos en sus sacos de dormir. Para alimentarse usan una canasta amarrada a un largo mecate que bajan hasta la cocina que han instalado a los pies de la torre, donde una veintena de personas se turnean día y noche.

La gente ha instalado tiendas de campo, recoge firmas de respaldo a la lucha, atiende a las personas o autoridades que llegan para brindar su solidaridad. Hace unas semanas, el alcalde de Milán, Giuliano Pisapia, llegó hasta la torre para brindar su respaldo solidario. “Lo que están dando es un ejemplo importante de unidad y solidaridad con el resto de trabajadores. Una unidad que va más allá de la política y que se enraiza en el territorio, se enlaza con la gente. Y en este momento Italia necesita de respuestas unitarias a sus problemas”, afirmó Pisapia.

Negociación

Si bien la Región Lombardía, Trenitalia y dos organizaciones sindicales (Fit-Cisl y Uiltrasporti) firmaron un acuerdo para la recolocación de los 152 trabajadores despedidos en esta región, la Filt-Cgil y los trabajadores consideran esta medida una burla.

Según ellos, no es posible aceptar una negociación que no sea de alcance nacional, que pretenda obligar a los trabajadores desempeñar cargos diferentes del pasado, con una sustancial reducción de salario y, en la mayor parte de los casos, con contratos por tiempo determinado de entre 6 meses y 2 años.

Aparentemente, hasta las propuestas de contratación a cada trabajador se están haciendo de forma antojadiza y en abierta violación de la legislación nacional.

“Los intereses son puramente comerciales y lo que quieren es aprovechar de la crisis para precarizar más el trabajo, obviando la legislación nacional que nos protege ¿Qué vamos a hacer cuándo se venza el contrato? Vamos a tener que subir nuevamente a la torre. Mejor entonces quedarnos aquí. Ni el frío, la lluvia o la nieve nos va a detener”, aseveró Carmine Rotatore.

Ante esta situación, el delegado regional de la Filt-Cgil considera que no todo está perdido y que el ejemplo de los cuatro trabajadores está lanzando señales de esperanza. 

“Además del desastre económico, los 25 años de (Silvio) Berlusconi han ocasionado en Italia la pérdida de identidad y valores. En este sentido, nos preocupa que el gobierno técnico de Mario Monti no ha marcado una discontinuidad con estas políticas, y que la crisis la vamos a pagar los mismos de siempre.

Sin embargo - continuó Mazzeo - está soplando un viento imperceptible y la torre se ha convertido en un imán gigantesco que atrae a la gente por los valores de lucha y solidaridad que está encarnando. Sentimos que no estamos solos y queremos poder seguir levantando la cabeza, mirando a los ojos de quienes están planeando la masacre social del país”, concluyó.

“Todos estamos en la torre”... repite sin descanso el pueblo solidario...


No hay comentarios: