El Ministerio de Hacienda y Finanzas desmanteló el esquema de administración del mercado cambiario. “Vengo a anunciar el final del cepo, el que quiera comprar dólares podrá hacerlo sin restricciones.” Con esa fórmula presentó el ministro Alfonso Prat-Gay el paquete de medidas que hoy serán acompañadas por una devaluación. Afirmó desconocer el precio que alcanzará la divisa y evitó precisar una cotización deseada para el dólar que unificará todas las operaciones pero ofreció un indicio del valor considerado representativo: “Catorce y pico”, indicó.
“Hoy están dadas las condiciones para levantar las restricciones, lo hemos hecho lo más rápido que se pudo”, indicó el titular del Palacio de Hacienda al referirse a las promesas de ingresos de divisas realizadas por el sector agroexportador y las propuestas de financiamiento con bancos internacionales que negocia el nuevo equipo económico para garantizar la oferta de divisas.
Cuando los bancos implementen los cambios, la única limitación para las personas y empresas con pesos disponibles para comprar moneda extranjera será el restaurado tope mensual de dos millones de dólares. El resto de las herramientas creadas a lo largo de los últimos cuatro años serán eliminadas: desaparece el sistema de validación previa de la AFIP así como las percepciones a cuenta del Impuesto a las Ganancias para las compras en el exterior y ahorro.
Con la decisión de rehabilitar el flujo irrestricto de dólares para los importadores, el ministro Prat-Gay indicó que las empresas que acumulen pagos pendientes por importaciones embarcadas tendrán dos opciones. Podrán comprar las divisas de acuerdo un cronograma preestablecido o recurrir a mecanismos con títulos públicos para cumplir con esos pagos de manera anticipada. Adicionalmente, el nuevo equipo económico anunció la flexibilización de los controles para el ingreso de capitales especulativos vigente desde 2005: se reduce el requisito de permanencia a 120 días y se elimina la obligación de constituir un depósito no remunerado por un año de plazo por el 30 por ciento.
“Ojalá supiéramos cuál va a ser el valor del dólar. No hay número mágico, no nos confundamos. Esto es volver a la normalidad”, lanzó ayer Prat-Gay al ser consultado por el precio que alcanzará la moneda estadounidense a lo largo de las próximas jornadas. “Quédense tranquilos que no van a pasar las profecías hechas en campaña”, expresó el funcionario al intentar anticiparse a las posibles consecuencias regresivas de las medidas. Lo acompañaban el viceministro Pedro Lacoste y el secretario de Finanzas, Luis Caputo. En el flamante equipo económico están convencidos de que el impacto del salto cambiario sobre la inflación no será significativo y consideran que es un puntapié inicial para reactivar el crecimiento económico.
Desde su perspectiva, la devaluación ya está incorporada en los precios pagados por los empresarios y los aumentos son responsabilidad de la gestión anterior. La dinámica en las góndolas y experiencia histórica refutan esa premisa y permiten anticipar una contracción en el poder adquisitivo de los salarios. “La lógica de este anuncio es que nosotros retiramos las trabas para que ustedes los trabajadores, los microemprendedores, los creativos, los docentes, hagan lo que tienen que hacer sin que haya un Estado que les esté diciendo: ‘usted puede hacer esto, usted puede hacer lo otro’”, fue la máxima liberal a la que recurrió el ex banquero central entre 2002 y 2004.
El paquete de medidas que desechan las restricciones vigentes para la compra de divisas serán implementadas con diferentes normativas del Palacio de Hacienda, el Banco Central y la AFIP. Para tomar la decisión, siempre desde la visión del funcionario, primero fue necesario eliminar las restricciones, alcanzar un acuerdo con quienes habían comprado contratos de dólar futuro, fondos para reforzar las reservas. “Veremos mañana (por hoy) qué es lo que va a pasar. El régimen cambiario va a ser de flotación sucia, va a haber fluctuaciones en el tipo de cambio, pero va a haber un Banco Central con las herramientas suficientes como para comprar si cree que bajó demasiado o vender si cree que subió demasiado”, prometió el ex banquero del JP Morgan Chase que ayer reinauguró el microcine ubicado en el quinto piso del Palacio de Hacienda.
“Ojalá supiéramos cuál va a ser el valor del dólar. No hay número mágico, no nos confundamos. Esto es volver a la normalidad”, lanzó ayer Prat-Gay al ser consultado por el precio que alcanzará la moneda estadounidense a lo largo de las próximas jornadas. “Quédense tranquilos que no van a pasar las profecías hechas en campaña”, expresó el funcionario al intentar anticiparse a las posibles consecuencias regresivas de las medidas. Lo acompañaban el viceministro Pedro Lacoste y el secretario de Finanzas, Luis Caputo. En el flamante equipo económico están convencidos de que el impacto del salto cambiario sobre la inflación no será significativo y consideran que es un puntapié inicial para reactivar el crecimiento económico.
Desde su perspectiva, la devaluación ya está incorporada en los precios pagados por los empresarios y los aumentos son responsabilidad de la gestión anterior. La dinámica en las góndolas y experiencia histórica refutan esa premisa y permiten anticipar una contracción en el poder adquisitivo de los salarios. “La lógica de este anuncio es que nosotros retiramos las trabas para que ustedes los trabajadores, los microemprendedores, los creativos, los docentes, hagan lo que tienen que hacer sin que haya un Estado que les esté diciendo: ‘usted puede hacer esto, usted puede hacer lo otro’”, fue la máxima liberal a la que recurrió el ex banquero central entre 2002 y 2004.
El paquete de medidas que desechan las restricciones vigentes para la compra de divisas serán implementadas con diferentes normativas del Palacio de Hacienda, el Banco Central y la AFIP. Para tomar la decisión, siempre desde la visión del funcionario, primero fue necesario eliminar las restricciones, alcanzar un acuerdo con quienes habían comprado contratos de dólar futuro, fondos para reforzar las reservas. “Veremos mañana (por hoy) qué es lo que va a pasar. El régimen cambiario va a ser de flotación sucia, va a haber fluctuaciones en el tipo de cambio, pero va a haber un Banco Central con las herramientas suficientes como para comprar si cree que bajó demasiado o vender si cree que subió demasiado”, prometió el ex banquero del JP Morgan Chase que ayer reinauguró el microcine ubicado en el quinto piso del Palacio de Hacienda.
Promesas verdes
“Entre nosotros decíamos que necesitábamos un ingreso adicional de 10.000 millones de dólares para tener la confianza para levantar las restricciones cambiarias. Esto es un trabajo en progreso pero estamos cómodos porque en las próximas cuatro semanas ingresarán al país entre 15.000 y 25.000 millones de dólares”, lanzó el funcionario de Mauricio Macri al esbozar los motivos que le permiten deshacer el cuestionado sistema de parches establecido para administrar la escasez de divisas y frenar la fuga de capitales.
La doble transferencia de ingresos que representan la eliminación de las retenciones y el nuevo valor del dólar de “catorce y pico” posibilitó un “acuerdo” con las multinacionales cerealeras. Las exportadoras agroindustriales se comprometieron a ingresar 400 millones de dólares por día durante tres semanas, o flujo semanal de 2000 millones de dólares. El refuerzo de las reservas internacionales se complementará, según indicó Prat Gay, con una operación contingente de financiamiento ofrecidas por un grupo de bancos extranjeros por aproximadamente 8000 millones de dólares. Ese mecanismo será implementado a través del Banco Central para sortear el accionar extorsivo de los fondos buitre.
Una tercera pata de ese acuerdo la negociación con el Banco de la República Popular de China para convertir a dólares una porción de los yuanes del swap habilitado el año pasado. Desde la autoridad monetaria indicaron que son 3100 millones de dólares que estarán disponibles para diferentes operaciones. “Con esa tranquilidad es que hoy nos animamos a levantar esas restricciones; sin esa tranquilidad, por supuesto, que no hubiéramos podido hacerlo”, aseveró el funcionario.
Turismo y ahorro
“Desaparece el dólar tarjeta y el dólar turismo”, sentenció Prat-Gay. Las nuevas medidas habilitan a las personas físicas y jurídicas podrán comprar “libremente” moneda extranjera y otros activos externos por una suma equivalente de 2 millones de dólares mensuales. Eso quiere decir que se eliminó el requisito de validación y registración fiscal previa en el Programa de Consulta de Operaciones Cambiarias de la AFIP para poder efectuar las transacciones.
A quienes están de vacaciones en el exterior se les dejará de sumar a sus compras con tarjeta de débito el 35 por ciento a cuenta del pago del Impuesto a las Ganancias, y las transacciones serán liquidadas al tipo de cambio oficial vigente del día. Si un turista tiene cargos en moneda extranjera en su tarjeta de crédito que todavía no aparecieron en el resumen, se pagarán utilizando la cotización del momento de pago. La excepción serán los paquetes de turismo al exterior que se contraten en efectivo. En esos casos, la autoridad fiscal que ahora encabeza Alberto Abad realizará una retención del 5 por ciento a cuenta del Impuesto a las Ganancias. “Es para darle una ventaja al que está bancarizado a diferencia del que no lo está”, consideró Prat-Gay.
Los que importan
“La idea es que se pueda importar y exportar libremente”, prometió el funcionario, que también estuvo acompañado por los responsables del Ministerio de Producción. A la eliminación del sistema de declaraciones juradas anticipadas de importación se suma, a partir de hoy, la liberalización del mercado cambiario para los pagos de importaciones de bienes y servicios. Un nuevo paso en el proceso de apertura comercial previsto por el nuevo gobierno. Tampoco deberían tener dificultades para acceder a las divisas quienes deban realizar “pagos de importaciones anteriores avaladas con cartas de créditos de bancos locales o por organismos oficiales de crédito”.
Desde el BCRA precisaron que para regularizar los pagos pendientes por importaciones embarcadas, un stock que ronda los 5000 millones de dólares, se establecerá un cronograma para cursar los pagos hasta mediados del año próximo. Como alternativa, se instrumentarán mecanismos vía títulos públicos para cumplir con esos pagos de manera anticipada. “El gran objetivo es que la rueda vuelva a rodar. Nadie tiene la vaca atada. Este es un trabajo que vamos a ir midiendo”, concluyó Prat-Gay
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