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Por Roberto Pineda - ALAI
En el frágil y cambiante equilibrio
de fuerzas que caracteriza a la administración Funes, se ha producido
una nueva ruptura, esta vez con la fuerza política que sostiene al
gobierno, con el FMLN, partido que en menos de seis meses ha perdido dos
posiciones estratégicas.
En junio perdió la de Gobernación y hoy en noviembre,
la de Seguridad Publica. También en junio pasado, en el caso de
Victoria de Avilés, fue la ANEP la que solicitó la destitución de la
funcionaria como Ministra de Trabajo por su rechazo a autorizar la
propuesta empresarial de 12 horas de jornada laboral.
Y puede ser que esto sea solo el
comienzo, la punta del iceberg.
Es un golpe serio al proceso de
acumulación de fuerzas seguido por la izquierda desde su llegada al
gobierno. A continuación evaluaremos algunos elementos que explican a
nuestro juicio esta nueva correlación de fuerzas.
Un nombramiento a la medida de Washington
La renuncia de Manuel Melgar y el
dilatado nombramiento de David Munguía Payés es la última jugada de una
estrategia iniciada desde antes que asumiera Mauricio Funes la
presidencia. Forma parte de la necesidad que tiene los Estados Unidos de
desplazar al FMLN de posiciones de poder real y permitirle
exclusivamente puestos decorativos e irrelevantes.
El mando sobre la PNC es el níspero
de la discordia. Los Estados Unidos necesitan una conducción estratégica
y jefaturas territoriales en la Policía Nacional Civil que respondan a
sus intereses globales así como a sus planes regionales, de las ya
numerosas agencias estadounidenses que funcionan en el país. El control
USA sobre la PNC afianza significativamente el control USA sobre el
Gobierno Funes. Y seguramente no estarán conformes hasta asegurar este
control y extenderlo hacia la OIE.
Para EE.UU, el éxito o el fracaso
en la compleja tarea de combatir la delincuencia y el narcotráfico son
secundarios con respecto a la necesidad de garantizar el mando de la
PNC. Es un problema de naturaleza política disfrazado como problema de
seguridad publica. Washington avanza, toma la iniciativa, construye y
fortalece alianzas. Este es el aspecto principal de la actual situación.
Un FMLN golpeado por el presidente Funes
Por otra parte, el matrimonio entre
el FMLN y el Presidente Funes concluye este año 2011 con una fuerte
pelea e incluso se oyen voces que hablan de un pronto divorcio. Luego de
varios meses de tranquilidad doméstica, da la impresión que al
Presidente Funes ya no le interesa escuchar ni mucho menos complacer a
uno de sus principales aliados. Y abiertamente proclama que va a
gobernar con un FMLN “cercano o lejano.”
El arrebatarle al FMLN los mandos
primero sobre Gobernación y luego sobre Justicia y Seguridad, es
someterlo públicamente a una humillación. Es golpearlo ante las cámaras
de televisión. Atrás han quedado las promesas del largo noviazgo que
sostuvieron desde que anunciaron la candidatura presidencial en un ya
lejano acto en el estadio Cuscatlán. Las realidades del matrimonio se
han encargado de poner las cosas en su lugar.
Y si bien el FMLN le ha cumplido
fielmente al presidente Funes sus deberes conyugales de llevarlo a la
presidencia con sus votos, y de proveerle respaldo político en la
Asamblea Legislativa y en el Movimiento Popular, parece ser que el otro
pretendiente, el siempre presente y poderoso, ha sido el que en realidad
ha logrado garantizarle pagar las abultadas cuentas de sus gastos. Y
esto pesa en la balanza política.
Lo único que permitirá recuperar el
amor perdido será el resultado de marzo de 2012. Si el FMLN sale
fortalecido de las legislativas y municipales del 2012 y todo parece
indicar todavía que así será, el presidente Funes tendrá que meditar
seriamente sobre sus acciones para agradar nuevamente a su pareja
matrimonial. Si los resultados no son significativos para el FMLN, el
distanciamiento se ahondara irremediablemente.
Lo sueños del General Munguía Payés
La cultura política salvadoreña es
un cultura caudillista y autoritaria. Los Acuerdos de Paz de 1992
únicamente han modificado los aspectos más notorios de esta realidad.
Tanto en la derecha como en la izquierda predomina un estilo de hacer
política heredado de muchas décadas de autoritarismo imperial,
oligárquico y militar.
En la mente de los sectores
populares existe con fuerza la idea religiosa que solo un redentor podrá
salvarlos. Y todavía quedan ancianos y ancianas que hablan con emoción
de la época del General Martínez, como una época en la que a los
ladrones se les “cortaban las manos.”
Los dictadores a lo largo de nuestra
historia se han aprovechado y a la vez han consolidado esta concepción
del mundo. Y para un sector de la población es en la institución armada
que se encuentra la llave para resolver el problema de la delincuencia,
“si los políticos los dejan actuar.” Los principales medios de
comunicación se encargan de divulgar y mantener esta idea vigente.
Y parece ser que los Estados Unidos
han encontrado el personaje adecuado para este papel de “salvador.” Y
parece ser que el general David Munguía Payés ha leído el libreto y está
dispuesto a “sacrificarse por la Patria.” Y parece ser que al
presidente Funes lo han convencido de la conveniencia de esta acción. Y
de ribete, hasta los poderosos caballeros de la ANEP están dispuestos a
respaldar esta santa cruzada de este nuevo Cid campeador, que va a
jugarse su honor de soldado en el altar del deber. Ad astra per
aspera. Quizás sería mejor decir: audentes fortuna iuvat.
Una ANEP humillada que busca levantar cabeza
La decisión de sustituir en mayo de
este año al “blando” Carlos Araujo Eserski por el “duro” Jorge Daboub
como presidente de la Asociación Nacional de la Empresa Privada,
ANEP, obedeció a la necesidad en aquel momento de oponerle al presidente
Funes y al FMLN un enemigo más que un adversario y de tensar las
relaciones al máximo. La opinión dominante era que mediante esta táctica
se lograría unificar al empresariado, arrinconar a Funes y
desprestigiar al FMLN.
No sucedió así. Al final el presidente Funes mediante su “alianza estratégica” con los Estados
Unidos logró salir adelante con su proyecto e incluso logró incorporar a
destacados personajes del mundo empresarial al Asocio para el
Crecimiento (PfG). Y lo que es más importante, el presidente Funes logró
aislar a la ANEP y excluirla formalmente de estas iniciativas
estratégicas. No sería extraño que tanto Daboub como Cardenal de la CSCI
paguen altas facturas por sus reiterados fracasos en “confrontar al
rey.”
Un presidente Funes desafiante y seguro
El presidente Funes parece que
continua montado en la ola de popularidad que lo llevo a la presidencia,
al menos es lo que dicen los de CID-Gallup. En abril le apuntaron un
83% y hoy en noviembre un envidiable 72%. Esto lo convierte en un
presidente con muy buena salud política, a mitad del camino de su
gestión. Ni el desempleo crónico ni la delincuencia galopante ni el alto
costo de la vida parecen afectarle.
Esto lo convierte a los ojos de la administración Obama en un aliado confiable. Un presidente que llega al
gobierno sobre las espaldas de un ex movimiento guerrillero y que ya en
la presidencia, siguiendo los consejos de su mentor Lula, se dedica a
predicar cambios sin cambiar nada. Pero regala útiles y uniformes
escolares.
El presidente Funes continúa su archa desafiante y seguro, con la confianza que su voluntad pesará
fuertemente a la hora de decidir la continuidad de este peculiar
proceso, seguramente luego de las elecciones de marzo del próximo año.
Cuenta con el respaldo de la administración Obama, aunque los
republicanos le nieguen el plácet a su emisaria Mari Carmen Aponte; de
una debilitada pero activa Unión Europea.
De sus queridos amigos y
patrocinadores de capital árabe-salvadoreño; del respaldo obligado tanto
del minúsculo CD como del poderoso FMLN, de la simpatía interesada de
GANA, PDC y PCN, y hoy de la complicidad pragmática de un sector
estratégico del capital oligárquico así como del respaldo agradecido del
capital transnacional. Y last but no least, el apoyo agradecido de la
Fuerza Armada porque les “sacudió” a Munguía Payés.
Un movimiento popular silenciado y paralizado
Esta semana se han realizado algunos
movimientos reivindicativos, en Educación, Salud, Hacienda. Son actos
esporádicos. Seguramente lo mismo sucederá a principios del próximo año y
antes de las elecciones de marzo. No existe una estrategia unificada ni
un centro único que sirva de referente de la protesta popular. La
atomización, raquitismo y falta de perspectivas sigue siendo el sello
del movimiento popular y social.
Esto explica que el proyecto popular
que triunfó en marzo de 2009, montado sobre una arrolladora
movilización popular y una amplísima alianza de fuerzas, hoy se
encuentra silenciado y paralizado, ahogado por la fuerza del imperio.
Perspectivas futuras
La clave sigue siendo la
movilización popular. Si el país sigue paralizado por el miedo, el
desencanto y la apatía el actual proyecto popular habrá caducado. No
tuvo la fuerza suficiente para continuar marchando. Esta es una amenaza
vigente. La fuerza de la izquierda política no es suficiente, se
necesitan dos motores, el político y el social. No obstante esto,
objetivamente este es un escenario muy difícil de realizar. Existen
otros tres más adecuados a la realidad.
El curso de acción más conveniente y
a la vez el más probable para este singular matrimonio entre el
presidente Funes y el FMLN es el de reducir los tensionamientos y evitar
que interesadas fuerzas externas determinen el rumbo del proceso. Se
necesita una buena dosis de madurez de ambas partes para alcanzar este
resultado que les permitirá enfrentar los desafíos de la segunda mitad
de la gestión. Ambos saldrían beneficiados con este acuerdo.
El tercer escenario es el de una
situación de recriminaciones permanentes y acusaciones públicas, como el
que vivimos en este momento, que genere desgaste mutuo y solo beneficie
a la derecha. Es una dinámica de quejas cruzadas y criticas
destructivas que se va escalando hasta llegar al divocio.
Un tercer escenario es la valoración
que es mejor vivir separados y dar paso a la ruptura, al divorcio. El
presidente Funes pensará que cuenta con la fuerza política para
sobrevivir sin el FMLN y el FMLN pensará que le hace más daño que bien
seguir amarrado a un proyecto pro-imperial altamente perjudicial para el
país. Esto es una posibilidad remota, pero que no hay que descartar. El
libro de la realidad se encargara pronto de mostrarnos cual es la hoja
de ruta predominante.
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