Foto G. Trucchi |
El Presidente tiene más de 40 puntos de ventaja sobre los adversarios; aprobación del gobierno es del 63 por ciento
Por Giorgio Trucchi - Opera Mundi
A pocos días de las elecciones nacionales de este domingo (6/11) todas las encuestas dan prácticamente por segura la reelección de Daniel Ortega, quien podría sentarse por tercera vez (1984-1990 y 2007-2011) en el sillón presidencial.
La candidatura de Ortega por la Alianza Unida Nicaragua Triunfa, que encabeza el gobernante FSLN (Frente Sandinista de Liberación Nacional), ha sido posible gracias a una controvertida decisión judicial. La Corte Suprema de Justicia del país decretó la inaplicabilidad de aquellos artículos de la Constitución que prohíben la reelección continua y por más de dos mandatos del presidente y vicepresidente de la República.
La decisión ha sido fuertemente custionada por los partidos y grupos de la sociedad civil opositores al gobierno sandinista. Según ellos, la candidatura de Ortega sería ilegal e ilegítima, y las autoridades judiciales y electorales estarían sumetidas al poder Ejecutivo.
“Llamamos al voto masivo en rechazo a quien violenta la ley, a la impunidad, a la corrupción y a la falta de acceso a la justicia. Sólo de esa manera podemos asegurar que eso no derive en una situación de más exclusión, confrontación y dictadura”, dijo a Opera Mundi, Azahálea Solís, del CDC (Centro de Derechos Constitucionales) de Nicaragua.
Pese a los reclamos, las últimas encuestas indican que el ex guerrillero sandinista, hoy portador de mensajes de amor, paz y reconciliación, frecuentemente mezclados con citas bíblicas, tendría hasta el 58,3 por ciento de las intenciones de voto. La ventaja sobre el candidato en segundo lugar, el octuagenario empresario radial Fabio Gadea Mantilla (Alianza PLI), supera los 40 puntos porcentuales. Más distante aún el ex presidente Arnoldo Alemán (Alianza GANA).
Además, la Alianza Unida Nicaragua Triunfa estaría a punto de lograr la mayoría absoluta de diputados, lo cual le daría por primera vez al gobierno el apoyo legislativo necesario para impulsar sus programas. Este domingo, cerca de 3.4 millones de nicaragüenses serán llamados a las urnas para elegir al presidente y vicepresidente de la República, así como a 90 diputados de la Asamblea Nacional y 20 del Parlacen (Parlamento Centroamericano).
La Ley electoral nicaragüense establece que gana en primera vuelta el candidato que logre el 40 por ciento de los votos, o en su defecto, el 35 por ciento con una diferencia de por lo menos 5 puntos sobre su más cercano rival.
Apoyo del Alba
Según varios analistas, la posibilidad de que Ortega gane por amplia mayoría se debe principalmente al proyecto político-social impulsado por el gobierno sandinista en los últimos años, facilitado por la gran disponibilidad de recursos económicos provenientes del Alba (Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), especialmente de Venezuela.
“La situación de revolución regional encabezada por los países del Alba empalma con el proyecto del gobierno sandinista. Lo mejora, lo potencia y lo hace comprensible y asimilable a un pueblo que ya no tiene temor, y que siente que sus derechos están siendo restituidos y reconquistados”, afirmó el historiador y analista político, Aldo Díaz Lacayo.
De acuerdo con datos de la Funides (Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social), Nicaragua comprará este año petróleo a Venezuela por un valor estimado de 900 millones de dólares. “De esa cantidad, la mitad se paga en efectivo en 90 días, y el resto queda al gobierno para usarlo en financiamiento productivo”, explicó Emilio Rappaccioli, ministro de Energía y Minas.
Fuentes oficiales calcúlan en aproximadamente 1.600 millones de dólares los fondos de la cooperación venezolana que han llegado al país durante los últimos cuatro años, y que fueron administrados directamente por el Ejecutivo para implementar sus programas.
Esa decisión ha sido fuertemente criticada por la oposición, que ha denunciado un supuesto uso impropio de estos recursos para la adquisición de medios de comunicación y la propia campaña electoral, entre otros.
¿Asistencialismo o restitución de derechos?
La implementación de programas destinados a garantizar la seguridad alimentaria y el crédito a la población, sobre todo a las mujeres, y a pequeño y medianos productores, así como el acceso a los servicios básicos, a la salud, educación y a la vivienda, parece haber calado entre los y las nicaragüenses.
“El presidente Ortega ha demostrado que se conquistan votos haciendo un buen gobierno. El pueblo está premiando a quien siente que le resuelve los problemas, y usa el poder en función de las personas y no de las cosas materiales o del dinero, como era en el pasado”, afirmó a medios nacionales el director de Radio La Primerísima, William Grigsby.
Por el contrario, para la oposición, que nuevamente se presenta a la cita electoral fragmentada en varias opciones de voto, estos programas serían parte de una política asistencialista “que no resuelve la problemática estructural de falta de desarrollo que hay en el pais”, aseguró la también defensora de los derechos de las mujeres, Azahálea Solís.
“No se están dando como derechos, sino como concesiones graciosas del poder. Todo esto le está haciendo un gran daño a la institucionalidad de Nicaragua”, afirmó.
Sin embargo, y pese a la polarización que aún persiste en el país, todo hace indicar que las repetidas denuncias vertidas contra las iniciativas del gobierno y la alarma ante una posible deriva hacia una “dictadura institucional, no han logrado disminuir la percepción positiva que la mayoría de los votantes tiene del gobierno sandinista.
De acuerdo con la encuesta de M&R Consultores, en 2006 un 42 por ciento de los encuestados decía que nunca votaría por Daniel Ortega. Ahora, ese porcentaje se redujo hasta un 11 por ciento. Ese mismo año, un 71 por ciento decía que el rumbo del país iba por el camino equivocado. En 2011, el 63 por ciento se declara satisfecho.
“Después de 16 años de gobiernos neoliberales (1990-2006), Nicaragua tuvo que comenzar de cero. La voluntad política del gobierno y la solidaridad del Alba han permitido comenzar a remontar un saldo que era muy negativo. Ahora se trata de continuar y ampliar lo que se está haciendo”, afirmó Díaz Lacayo.
“Llamamos al voto masivo en rechazo a quien violenta la ley, a la impunidad, a la corrupción y a la falta de acceso a la justicia. Sólo de esa manera podemos asegurar que eso no derive en una situación de más exclusión, confrontación y dictadura”, dijo a Opera Mundi, Azahálea Solís, del CDC (Centro de Derechos Constitucionales) de Nicaragua.
Pese a los reclamos, las últimas encuestas indican que el ex guerrillero sandinista, hoy portador de mensajes de amor, paz y reconciliación, frecuentemente mezclados con citas bíblicas, tendría hasta el 58,3 por ciento de las intenciones de voto. La ventaja sobre el candidato en segundo lugar, el octuagenario empresario radial Fabio Gadea Mantilla (Alianza PLI), supera los 40 puntos porcentuales. Más distante aún el ex presidente Arnoldo Alemán (Alianza GANA).
Además, la Alianza Unida Nicaragua Triunfa estaría a punto de lograr la mayoría absoluta de diputados, lo cual le daría por primera vez al gobierno el apoyo legislativo necesario para impulsar sus programas. Este domingo, cerca de 3.4 millones de nicaragüenses serán llamados a las urnas para elegir al presidente y vicepresidente de la República, así como a 90 diputados de la Asamblea Nacional y 20 del Parlacen (Parlamento Centroamericano).
La Ley electoral nicaragüense establece que gana en primera vuelta el candidato que logre el 40 por ciento de los votos, o en su defecto, el 35 por ciento con una diferencia de por lo menos 5 puntos sobre su más cercano rival.
Apoyo del Alba
Según varios analistas, la posibilidad de que Ortega gane por amplia mayoría se debe principalmente al proyecto político-social impulsado por el gobierno sandinista en los últimos años, facilitado por la gran disponibilidad de recursos económicos provenientes del Alba (Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), especialmente de Venezuela.
“La situación de revolución regional encabezada por los países del Alba empalma con el proyecto del gobierno sandinista. Lo mejora, lo potencia y lo hace comprensible y asimilable a un pueblo que ya no tiene temor, y que siente que sus derechos están siendo restituidos y reconquistados”, afirmó el historiador y analista político, Aldo Díaz Lacayo.
De acuerdo con datos de la Funides (Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social), Nicaragua comprará este año petróleo a Venezuela por un valor estimado de 900 millones de dólares. “De esa cantidad, la mitad se paga en efectivo en 90 días, y el resto queda al gobierno para usarlo en financiamiento productivo”, explicó Emilio Rappaccioli, ministro de Energía y Minas.
Fuentes oficiales calcúlan en aproximadamente 1.600 millones de dólares los fondos de la cooperación venezolana que han llegado al país durante los últimos cuatro años, y que fueron administrados directamente por el Ejecutivo para implementar sus programas.
Esa decisión ha sido fuertemente criticada por la oposición, que ha denunciado un supuesto uso impropio de estos recursos para la adquisición de medios de comunicación y la propia campaña electoral, entre otros.
¿Asistencialismo o restitución de derechos?
La implementación de programas destinados a garantizar la seguridad alimentaria y el crédito a la población, sobre todo a las mujeres, y a pequeño y medianos productores, así como el acceso a los servicios básicos, a la salud, educación y a la vivienda, parece haber calado entre los y las nicaragüenses.
“El presidente Ortega ha demostrado que se conquistan votos haciendo un buen gobierno. El pueblo está premiando a quien siente que le resuelve los problemas, y usa el poder en función de las personas y no de las cosas materiales o del dinero, como era en el pasado”, afirmó a medios nacionales el director de Radio La Primerísima, William Grigsby.
Por el contrario, para la oposición, que nuevamente se presenta a la cita electoral fragmentada en varias opciones de voto, estos programas serían parte de una política asistencialista “que no resuelve la problemática estructural de falta de desarrollo que hay en el pais”, aseguró la también defensora de los derechos de las mujeres, Azahálea Solís.
“No se están dando como derechos, sino como concesiones graciosas del poder. Todo esto le está haciendo un gran daño a la institucionalidad de Nicaragua”, afirmó.
Sin embargo, y pese a la polarización que aún persiste en el país, todo hace indicar que las repetidas denuncias vertidas contra las iniciativas del gobierno y la alarma ante una posible deriva hacia una “dictadura institucional, no han logrado disminuir la percepción positiva que la mayoría de los votantes tiene del gobierno sandinista.
De acuerdo con la encuesta de M&R Consultores, en 2006 un 42 por ciento de los encuestados decía que nunca votaría por Daniel Ortega. Ahora, ese porcentaje se redujo hasta un 11 por ciento. Ese mismo año, un 71 por ciento decía que el rumbo del país iba por el camino equivocado. En 2011, el 63 por ciento se declara satisfecho.
“Después de 16 años de gobiernos neoliberales (1990-2006), Nicaragua tuvo que comenzar de cero. La voluntad política del gobierno y la solidaridad del Alba han permitido comenzar a remontar un saldo que era muy negativo. Ahora se trata de continuar y ampliar lo que se está haciendo”, afirmó Díaz Lacayo.
Fuente original: Opera Mundi (portugués)
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