Copinh |
Por Gabriela Gurvich - Marcha
Bertha
Cáceres se encuentra en la Argentina realizando diversas actividades
políticas.
Este jueves 27 de Octubre participó del encuentro Honduras: La realidad actual después del golpe
convocado por la Articulación continental de los Movimientos Sociales
hacia el ALBA, Capítulo argentino.
Hace unos días Marcha mantuvo un
encuentro con ella.
-Bertha Cáceres: Contrariamente a lo que se quiere hacer creer, que
en Honduras hay una normalización de la situación interna, la realidad
es que desde el golpe de estado se incrementó la violencia política. Nos
encontramos ante una sociedad que se debate ante una crisis social,
política y económica. Como también ante el drama de la sistemática
violación de los derechos humanos, que incluye asesinatos casi diarios.
En el sector del Bajo Aguán los movimientos campesinos están siendo
agredidos y asesinados, hay muchos compañeros secuestrados, torturados y
desaparecidos. Se le ha dado luz verde al ejército en esta política de
secuestro, también la policía opera allí como guardia privada de
seguridad de los grandes oligarcas como es el caso de Miguel Facussé.
Cuidan los intereses de las trasnacionales gringas. Hay absoluta
impunidad que se ha ensanchado a partir de la reincorporación de
Honduras a la Organización de Estados Americanos (OEA).
-M: ¿Cuál es la reacción de la sociedad ante esto?
-BC: No podemos desconocer el impacto que genera la necesidad de
sobrevivir ante las crisis económica y por eso la gente no está tan
concentrada en lo que sucede y en las reiteradas violaciones de DDHH.
Además hay una estrategia del gobierno de hacer parecer los asesinatos
como crímenes comunes y producto del narcotráfico. Actualmente Honduras
es el país con el índice más alto de homicidios a nivel mundial en
relación a su población con 17 asesinatos diarios. Hay mucho miedo,
miedo a denunciar. El golpe de estado cambió la vida de las
organizaciones, de las familias. Hay desconfianza en las autoridades, en
la policía y en los militares. La gente no confía en los operadores de
justicia ni en los periodistas, a pesar de la sistemática campaña en los
medios masivos, hay un margen de desconfianza. Por otro lado la
resistencia hace muchos esfuerzos para sostener sus espacios en medios y
mucha gente los escucha.
-M: ¿En que momento político se encuentra la resistencia?
-BC:
Actualmente el país está concentrado en la lucha electoral y esto pone
en segundo plano la lucha contra la violación de los DDHH. Esto impacta
en el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) que ha optado por
crear un brazo electoral y ahora está muy concentrado en eso. Sin
embargo hay también una resistencia de base que aglutina a los
movimientos sociales que se han concentrado en denunciar, articular y
coordinar la lucha social. Nos enfrentamos al enorme desafío de
encaminarnos a consolidar una verdadera fuerza dinámica de movimientos
sociales y políticos que esté fortalecido, aunque no unificado del todo
porque lo electoral ha impactado y se ha fraccionado Lo que no quiere
decir que el pueblo haya dejado de luchar. Esto es necesario porque
reconocemos el intervencionismo de Estados Unidos que se ha incrementado
desde el golpe, se han abierto más bases militares, aparte de la
conocida Palmerola, están presentes en territorios indígenas, participan
del entrenamiento del ejército hondureño en la Escuela de las Américas,
realizan operaciones conjuntas ambos ejércitos. Los campesinos del Bajo
Aguán denuncian que han visto a soldados vestidos con el uniforme
gringo disparando directamente a los campesinos, y esto pasa
desapercibido para las autoridades.
-M: ¿Cómo se dio el debate electoral al interior del FNRP?
-BC:
Hubo diferentes posiciones y la conclusión fue que no se podía
participar electoralmente porque significaba reconocer el régimen
sucedáneo al golpe de estado y porque quedarían en impunidad las
violaciones de DDHH y la memoria de nuestros mártires. Además no había
garantía para la vuelta de los exiliados, incluido Mel Zelaya, que no es
el único fuera del país, hay cientos afuera. Como COPINH nos opusimos a
la participación electoral. Creemos que es una lucha necesaria, pero no
la única. Pero luego cuando llegó Mel en mayo pesó mucho su presencia y
la mayoría de la conducción muy ingenuamente creyó que iba a haber
respeto a los DDHH y que se iba a poner fin a la impunidad.
-M: ¿Cuál es el rol político que juega actualmente Manuel Zelaya?
-Indudablemente
Mel sigue teniendo mucho liderazgo y pesan mucho aun sus posiciones,
aunque por supuesto no las toma solo, tiene un equipo alrededor. Yo
siento que él ahora está entre la espada y la pared, entre quienes optan
solo por la vía electoral y el resto del movimiento. Ante el
distanciamiento que ha tenido la conducción del FNRP con la base, tiene
que lidiar entre mantener a los liberales en la resistencia y mantener a
los otros. Estos sectores tienen el desafío de ver en los demás una
lucha que es profundamente transformadora. Tienen que respetar y
entender que para garantizar un proceso refundacionario lo que hay que
fortalecer es el movimiento social. Porque sino, ¿con qué poder
constituyente va a contar el pueblo a la hora de hacer una nueva
constitución, si la va a encarar con los mismos grupos tradicionales,
con diferentes rostros y otras banderas, pero con la misma postura
reformista que no va cambiar esta situación dramática en Honduras?
-M: En este marco ¿cómo sigue la lucha del pueblo hondureño?
-BC: Pese a todo este contexto y las dificultades internas, que no
son ajenas a un movimiento social y político tan complejo como el FNRP,
en esta coyuntura donde pesa tanto el tema electoral, diversas
organizaciones que somos parte del espacio refundacional hemos decidido
seguir adelante en la construcción de nuestras luchas históricas, porque
eso es lo que nos queda, gane o no el brazo electoral del FNRP. El
pueblo hondureño va a tener que seguir luchando, eso es lo que hemos
hecho siempre y lo vamos a seguir haciendo. Tenemos el desafió de seguir
construyendo de manera unificada esa coordinación sin perder de vista
que somos diversos y tampoco nos vamos a uniformar. Enfrentamos cosas
tremendas y somos conscientes de que nos enfrentamos al imperialismo, a
las trasnacionales, al ejército gringo, al Comando Sur, a la Fuerza
Delta, a las fuerzas militares contrainsurgentes formadas en Irak.
Continuaremos no solo movilizando y denunciado sino también
construyendo. Hemos tenido un proceso de elaboración de propuestas
nacionales entre varios movimientos autónomos. No sólo para la
resistencia, sino para la sociedad hondureña entera. No queremos que
otros decidan por nosotros.
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