jueves, 2 de diciembre de 2010

COP 16: el inicio de la tercera década de negociaciones globales sobre el clima

por Alejandro Alemán - Christian Aid Centroamérica

A pesar de las reducidas expectativas en relación a los resultados que pudiera generar la COP 16, lo cierto es que en Cancún se debatirán una serie de elementos que son cruciales para el marco institucional que esperamos sea adoptado en el transcurso del proceso multilateral de negociaciones sobre el clima a más tardar en la COP 17.


A pesar que aspectos imprescindibles de las negociaciones sobre el clima aún no avizoran resultados satisfactorios – tales como las metas agregadas de reducción de emisiones y compromisos razonables en materia de financiamiento en este momento se encuentran en proceso de construcción no menos de cuatro entidades globales que serán cruciales dentro del futuro régimen climático global: Adaptación, tecnología, financiamiento y REDD.


Desafortunadamente, la institucionalidad global sobre el clima parece estar siendo construida bajo una lógica que favorece el establecimiento de mecanismos separados, con algunos vínculos entre sí, en lugar de establecerse bajo la conformación de un único régimen climático global. Este tipo de institucionalidad, hasta ahora parece responder al interés de los mayores contaminadores globales, quienes han venido evadiendo sus obligaciones en materia de reducción de emisiones y financiamiento.


Aunque seguramente ninguno de estos mecanismos será finalizado en Cancún, el éxito de las futuras reuniones bajo los auspicios de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (UNFCCC, por sus siglas en inglés), dependerá del progreso que se logre en esta reunión, especialmente en la definición de: 

a) el ámbito de acción de cada uno de estos mecanismos;
b) su gobernanza 

c) los instrumentos que garanticen la transparencia en los procedimientos a ser implementados a través de estos mecanismos.


Una vez los elementos básicos de estos mecanismos hayan sido definidos, difícilmente puedan implementarse futuras modificaciones dentro de dichas estructuras, de forma tal que los efectos de las decisiones relevantes que se adopten en Cancún posiblemente duren varias décadas. Esto es algo que deberíamos tomar muy en cuenta en regiones altamente vulnerables como Centroamérica, más aún quienes hemos sido testigos de escasa efectividad de los mecanismos existentes en la generación de resultados reales en la lucha contra el cambio climático.


En el transcurso de la década que apenas inicia, el establecimiento de las bases para esta nueva institucionalidad también será un elemento sustancial para el éxito de las negociaciones globales sobre el clima bajo los auspicios de la UNFCCC. Por su puesto, estos no serán los únicos arreglos institucionales que se requieran, pero serán elementales para la adopción de pequeños pasos que esperamos generen gigantes resultados.


Para los sectores de Centroamérica que hemos seguido de cerca este proceso, este debe ser un momento crucial para demandar la adopción una agenda básica que allane el camino para la adopción de un acuerdo climático basado en los principios de la Justicia Climática y Socioambiental.




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