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Por Ofraneh
Un nuevo Golpe de Estado ha sido perpetrado en Honduras, la república bananera
por excelencia desde que el escritor estadounidense O’Henry acuñó el
término en 1904, cuando habitaba en la ciudad de Trujillo, al inicio del
auge bananero en Centroamérica.
A
partir del año 2009, Honduras se ha convertido en un laboratorio
político social, donde pretenden abolir el sistema republicano y
fragmentar el estado-nación, dando inicio a nuevas formas de gobernanza a
manos de empresas multinacionales e inversionistas extranjeros, los que
a través de las ciudades modelo (ZEDE), impulsarán las neodictaduras
del presente siglo.
En
junio 28 de 2009, el Congreso Nacional y la Corte Suprema impulsaron un
golpe de estado, a raíz de una consulta no vinculante promovida por el
poder ejecutivo sobre la reelección en Honduras
Posterior al golpe del 2009, se suscitó el golpe a la Corte Constitucional (12-12-12), el asalto al Ministerio Público (1-9-13), y la modificación de la constitución para permitir la reelección (24-4-15), despejando de esta forma el camino para que el actual mandarín permanezca en el poder eternamente.
Al
estilo de los golpes del siglo XXI, este fue perpetrado por un grupo de
leguleyos que apoyando al Partido Nacional, declararon inconstitucional
el Artículo 239 de la Constitución Nacional, derrumbando de esta forma
los denominados artículos pétreos, los cuales fueron creados con la
visión de salvaguardar la democracia y el sistema republicano.
El ultraderechista venezolano Moises Naim en un artículo intitulado “La Receta”
(julio de 2009), señala que la nueva estrategia para cocinar golpes se
cimienta en los abogados, descartando a los millares que simplemente se
limitan a cumplir las órdenes. Honduras ha demostrado ceñirse al manual
de forma acuciosa, sentando un precedente que luego puede ser replicado
en países con índices de pobreza y analfabetismo similares.
La
profunda apatía del pueblo hondureño y la ausencia de reacciones,
refleja la ignorancia en la que adrede ha sido sumida la población. A
ese ingrediente se le añade la violencia estructural y el resultado es
la tragedia en que se encuentra sumida Honduras.
Mientras
en Guatemala -país con el que Honduras comparte muchas de sus
tragedias- todo parece indicar que el pueblo aparentemente ha
despertado, y con el apoyo de la Comisión Internacional Contra la
Impunidad en Guatemala (CICIG) están logrando remover las mafias
incrustadas en las estructuras de poder; Honduras se encamina hacia una
dictadura permanente, condición promovida por un ex-mandatario señalado de corrupción incluso por las mismas agencias imperiales.
Ese
cuento de hadas llamado JOHonduras con que la actual administración y
las agencias de publicidad de Madison Avenue que asesoran al gobierno,
venden a nuestro país a nivel internacional, no se lo creen ni los
beneficiados por el partido Nacional, el que según ellos abandonarán el poder en cincuenta años, cuando terminen de subastar el territorio nacional y de saquear las arcas del estado.
El
quinto golpe serán las elecciones que se efectuarán en el año 2017, en
las que siguiendo las recomendaciones de J.J Rendon, especialista en
derruir la democracia, los resultados no serán alterados pues los votos
se compran de antemano. Ya existe la experiencia de las elecciones del
2013, cuando el crimen organizado participó a favor del actual partido
en el gobierno arraigando la narcodemocracia en Honduras.
Por
supuesto que el golpe a la Corte Constitucional en el 2012, selló el
camino a la dictadura eterna del Partido Nacional. Esperemos que algún
día el Sistema Interamericano de Justicia tome cartas en el asunto, y se
deduzcan las responsabilidades sobre los hechos. Mientras tanto,
miremos hasta donde les aguanta el maquillaje a los impostores y cuanto
arriesga las fuerzas imperiales que ahora apuestan por la dictadura
civil en Honduras.
Un NO rotundo a la reelección
Fuente: Ofraneh
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