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Por David Ernesto Pérez | ContraPunto
Era 15 de diciembre de 2009 el expresidente Elías Antonio Saca regresaba de un viaje a Costa Rica. Un día antes había sido expulsado de Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) en un juicio interno dirigido por el expresidente Alfredo Cristiani.
Le acusaban de haber manipulado las elecciones de candidatos a la presidencia a favor de Rodrigo Ávila, financiar la disidencia de casi una docena de diputados que después formaron GANA, gastar excesivamente en publicidad de Casa Presidencial (CAPRES) y haberse lucrado con fondos públicos. Aunque ninguna de los señalamientos fue probado y nunca ha sido llevado a los tribunales, el empresario radial salió por la puerta trasera del instituto opositor.
“Alguien que prioriza la campaña mediática a su favor y no la escasez de alimentos ni los altos índices de violencia, no tiene una conducta digna de un miembro de ARENA”, dijo en una conferencia de prensa Cristiani. La base de esta acusación fue una publicación de El Diario de Hoy que decía que CAPRES, en cuatro años, había gastado unos $219 millones en publicidad para construir la imagen del presidente más mediático de los últimos años.
Si la expulsión de Saca tomó en cuenta las acusaciones de corrupción, ¿por qué la dirigencia arenera no actúa con el mismo rigor contra el expresidente Francisco Flores acusado de haber desviado $10 millones de la cooperación de Taiwán?
“Es la punta del iceberg: si cae Flores cae toda la trama e implica gente del COENA, G-20 y funcionarios que han sido cómplices para llevar a cabo las conspiraciones para delinquir”. Según el analista Félix Ulloa esta puede ser una de las razones por las que la cúpula del principal partido de oposición se niega, siquiera a discutir, la conveniencia de mantener al expresidente como uno de los asesores de la campaña presidencial de Norman Quijano. En el fondo, según el abogado, lo que está en juego es la representación de los más poderosos empresarios de El Salvador que durante varios años han construido una alianza con el exmandatario. “El arenero de pie, de corazón, se decepciona al ver estas incoherencias. Ellos (dirigencia) solo responden a los intereses de sus patrones, de los dueños del partido”. En consecuencia, es “un gravísimo error” que le resta electores que migran, no para el Frente Farabundo Martí (FMLN), sino para UNIDAD y Saca. “El voto conservador se va a la otra opción conservadora”.
Desde que Flores llegó al partido de oposición, recordó uno de los fundadores de ARENA, Ernesto Panamá – quien renunció a finales de 2013 -, se propuso “adueñarse del partido”, lo que “logró” gracias a las alianzas que hizo con poderosos empresarios que se convirtieron en los financistas de las campañas y los impulsores de sendas privatizaciones de servicios públicos y leyes pro mercado como la dolarización o los tratados de libre comercio. El exarenero ha dicho que a principios de 2000 ya se escuchaban rumores sobre la corrupción que ahora ha denunciado el presidente Mauricio Funes. “Cuando salí de ARENA mucha gente me cuestionó pero ahora con lo que han visto me dan la razón”.
La expulsión de Flores no ha llegado, dijo Panamá, porque las bases no pueden opinar y la decisión de mantenerlo es de la cúpula integrada por políticos que representan al poder empresarial del país. “Ya es muy tarde para las elecciones, el daño está hecho; puede que haya un cambio en el partido, pero la gente poderosa siempre necesitará uno, dos o cinco diputados: seguirán siendo un instrumento de poder”.
La semana pasada el expresidente de ARENA, Antonio Salaverría pidió, en la comisión especial de la Asamblea Legislativa que investiga el paradero de $10 millones consignados en un Reporte de Operaciones Sospechosas del Departamento del Tesoro de EUA con el nombre de Flores, a los líderes areneros que expulsen al expresidente.
Era 15 de diciembre de 2009 el expresidente Elías Antonio Saca regresaba de un viaje a Costa Rica. Un día antes había sido expulsado de Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) en un juicio interno dirigido por el expresidente Alfredo Cristiani.
Le acusaban de haber manipulado las elecciones de candidatos a la presidencia a favor de Rodrigo Ávila, financiar la disidencia de casi una docena de diputados que después formaron GANA, gastar excesivamente en publicidad de Casa Presidencial (CAPRES) y haberse lucrado con fondos públicos. Aunque ninguna de los señalamientos fue probado y nunca ha sido llevado a los tribunales, el empresario radial salió por la puerta trasera del instituto opositor.
“Alguien que prioriza la campaña mediática a su favor y no la escasez de alimentos ni los altos índices de violencia, no tiene una conducta digna de un miembro de ARENA”, dijo en una conferencia de prensa Cristiani. La base de esta acusación fue una publicación de El Diario de Hoy que decía que CAPRES, en cuatro años, había gastado unos $219 millones en publicidad para construir la imagen del presidente más mediático de los últimos años.
Si la expulsión de Saca tomó en cuenta las acusaciones de corrupción, ¿por qué la dirigencia arenera no actúa con el mismo rigor contra el expresidente Francisco Flores acusado de haber desviado $10 millones de la cooperación de Taiwán?
“Es la punta del iceberg: si cae Flores cae toda la trama e implica gente del COENA, G-20 y funcionarios que han sido cómplices para llevar a cabo las conspiraciones para delinquir”. Según el analista Félix Ulloa esta puede ser una de las razones por las que la cúpula del principal partido de oposición se niega, siquiera a discutir, la conveniencia de mantener al expresidente como uno de los asesores de la campaña presidencial de Norman Quijano. En el fondo, según el abogado, lo que está en juego es la representación de los más poderosos empresarios de El Salvador que durante varios años han construido una alianza con el exmandatario. “El arenero de pie, de corazón, se decepciona al ver estas incoherencias. Ellos (dirigencia) solo responden a los intereses de sus patrones, de los dueños del partido”. En consecuencia, es “un gravísimo error” que le resta electores que migran, no para el Frente Farabundo Martí (FMLN), sino para UNIDAD y Saca. “El voto conservador se va a la otra opción conservadora”.
Desde que Flores llegó al partido de oposición, recordó uno de los fundadores de ARENA, Ernesto Panamá – quien renunció a finales de 2013 -, se propuso “adueñarse del partido”, lo que “logró” gracias a las alianzas que hizo con poderosos empresarios que se convirtieron en los financistas de las campañas y los impulsores de sendas privatizaciones de servicios públicos y leyes pro mercado como la dolarización o los tratados de libre comercio. El exarenero ha dicho que a principios de 2000 ya se escuchaban rumores sobre la corrupción que ahora ha denunciado el presidente Mauricio Funes. “Cuando salí de ARENA mucha gente me cuestionó pero ahora con lo que han visto me dan la razón”.
La expulsión de Flores no ha llegado, dijo Panamá, porque las bases no pueden opinar y la decisión de mantenerlo es de la cúpula integrada por políticos que representan al poder empresarial del país. “Ya es muy tarde para las elecciones, el daño está hecho; puede que haya un cambio en el partido, pero la gente poderosa siempre necesitará uno, dos o cinco diputados: seguirán siendo un instrumento de poder”.
La semana pasada el expresidente de ARENA, Antonio Salaverría pidió, en la comisión especial de la Asamblea Legislativa que investiga el paradero de $10 millones consignados en un Reporte de Operaciones Sospechosas del Departamento del Tesoro de EUA con el nombre de Flores, a los líderes areneros que expulsen al expresidente.
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