EFE
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, desea retomar el "diálogo" con Honduras y que esa nación retorne a la OEA y promueva una "reconciliación nacional" que incluya el regreso de Manuel Zelaya al país, afirmó hoy su portavoz.
Lula "sigue preocupado con el precedente de ruptura institucional (que supuso el golpe que derrocó a Zelaya en junio del año pasado)", pero "cree importante el retorno de Honduras a la OEA" y "retomar el diálogo" con el nuevo Gobierno, que preside Porfirio Lobo, indicó el portavoz de la presidencia brasileña, Marcelo Baumbach.
Esa declaración insinúa una vuelta de tuerca en la rígida postura que ha mantenido Brasil con relación al proceso electoral que llevó al poder a Lobo, quien fue investido en enero pasado y todavía no ha sido reconocido por el Gobierno de Lula como presidente legítimo de esa nación centroamericana.
También supone una coincidencia con el objetivo planteado por el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, quien ha abogado por el retorno de Honduras a ese organismo, pese a la resistencia de algunos países, como el propio Brasil, que no reconocen a Lobo como gobernante.
En ese sentido, el portavoz de Lula insistió en una rueda de prensa en que Brasil "no reconoce Gobiernos, sino Estados", y recordó que el Gobierno brasileño "mantiene una embajada" en Tegucigalpa, lo cual implica por sí solo algún grado de reconocimiento.
"Seguimos teniendo una embajada (en Honduras), pero el diálogo está interrumpido" y Lula "quiere retomarlo", pues lo considera "importante y necesario en el contexto de la integración" de América Latina, apuntó Baumbach.
Según el portavoz, Lula "no quiere que perdure esa situación de ruptura del diálogo con el Gobierno hondureño" y considera que la Cumbre del Grupo de Río que se celebrará la semana próxima en México puede ser una "oportunidad" para afinar posiciones con el resto de los países latinoamericanos.
Aclaró, sin embargo, que Lula "no llevará ninguna propuesta concreta" a la Cumbre, aunque sí "irá dispuesto a conversar con otros líderes latinoamericanos", pues cree que de ese encuentro puede surgir "una posición regional".
Baumbach también reiteró que, en la opinión de Brasil, "deben ser tomadas algunas medidas internas, como la creación de una Comisión de la Verdad" y "el retorno de Manuel Zelaya al país", para que haya un "verdadero proceso de reconciliación nacional" en Honduras.
No obstante, también subrayó que esos factores no representan "condiciones" para retomar eventualmente el diálogo con Honduras, lo cual puede suponer al menos un relajamiento de la dura posición que Brasil ha sostenido hasta ahora.
La declaración de Baumbach sigue a algunos pasos dados por el propio Lobo, quien este jueves anunció que retirará la denuncia de la Carta Interamericana de la OEA, así como una demanda presentada contra Brasil ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
Una y otra fueron iniciativas del Gobierno de facto que presidió Roberto Micheletti y, en el caso de Brasil, se refería a la supuesta violación de leyes internacionales en que incurrió el Gobierno de Lula al acoger a Zelaya en la sede de su embajada en Honduras.
Baumbach también admitió hoy que Brasil "fue lanzado un poco en contra de su voluntad al centro de esa crisis", cuando Zelaya volvió en septiembre pasado por sorpresa a Tegucigalpa tras haber sido expulsado del país por los golpistas.
Zelaya se presentó sin aviso en la embajada brasileña el 21 de septiembre y permaneció allí hasta el 27 de enero pasado, fecha en la que Lobo asumió la Presidencia y en la que el mandatario derrocado debía concluir su mandato constitucional.
Ese mismo día el ex presidente salió del país con destino a la República Dominicana, cuyo Gobierno lo acogió en calidad de "huésped distinguido".
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, desea retomar el "diálogo" con Honduras y que esa nación retorne a la OEA y promueva una "reconciliación nacional" que incluya el regreso de Manuel Zelaya al país, afirmó hoy su portavoz.
Lula "sigue preocupado con el precedente de ruptura institucional (que supuso el golpe que derrocó a Zelaya en junio del año pasado)", pero "cree importante el retorno de Honduras a la OEA" y "retomar el diálogo" con el nuevo Gobierno, que preside Porfirio Lobo, indicó el portavoz de la presidencia brasileña, Marcelo Baumbach.
Esa declaración insinúa una vuelta de tuerca en la rígida postura que ha mantenido Brasil con relación al proceso electoral que llevó al poder a Lobo, quien fue investido en enero pasado y todavía no ha sido reconocido por el Gobierno de Lula como presidente legítimo de esa nación centroamericana.
También supone una coincidencia con el objetivo planteado por el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, quien ha abogado por el retorno de Honduras a ese organismo, pese a la resistencia de algunos países, como el propio Brasil, que no reconocen a Lobo como gobernante.
En ese sentido, el portavoz de Lula insistió en una rueda de prensa en que Brasil "no reconoce Gobiernos, sino Estados", y recordó que el Gobierno brasileño "mantiene una embajada" en Tegucigalpa, lo cual implica por sí solo algún grado de reconocimiento.
"Seguimos teniendo una embajada (en Honduras), pero el diálogo está interrumpido" y Lula "quiere retomarlo", pues lo considera "importante y necesario en el contexto de la integración" de América Latina, apuntó Baumbach.
Según el portavoz, Lula "no quiere que perdure esa situación de ruptura del diálogo con el Gobierno hondureño" y considera que la Cumbre del Grupo de Río que se celebrará la semana próxima en México puede ser una "oportunidad" para afinar posiciones con el resto de los países latinoamericanos.
Aclaró, sin embargo, que Lula "no llevará ninguna propuesta concreta" a la Cumbre, aunque sí "irá dispuesto a conversar con otros líderes latinoamericanos", pues cree que de ese encuentro puede surgir "una posición regional".
Baumbach también reiteró que, en la opinión de Brasil, "deben ser tomadas algunas medidas internas, como la creación de una Comisión de la Verdad" y "el retorno de Manuel Zelaya al país", para que haya un "verdadero proceso de reconciliación nacional" en Honduras.
No obstante, también subrayó que esos factores no representan "condiciones" para retomar eventualmente el diálogo con Honduras, lo cual puede suponer al menos un relajamiento de la dura posición que Brasil ha sostenido hasta ahora.
La declaración de Baumbach sigue a algunos pasos dados por el propio Lobo, quien este jueves anunció que retirará la denuncia de la Carta Interamericana de la OEA, así como una demanda presentada contra Brasil ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
Una y otra fueron iniciativas del Gobierno de facto que presidió Roberto Micheletti y, en el caso de Brasil, se refería a la supuesta violación de leyes internacionales en que incurrió el Gobierno de Lula al acoger a Zelaya en la sede de su embajada en Honduras.
Baumbach también admitió hoy que Brasil "fue lanzado un poco en contra de su voluntad al centro de esa crisis", cuando Zelaya volvió en septiembre pasado por sorpresa a Tegucigalpa tras haber sido expulsado del país por los golpistas.
Zelaya se presentó sin aviso en la embajada brasileña el 21 de septiembre y permaneció allí hasta el 27 de enero pasado, fecha en la que Lobo asumió la Presidencia y en la que el mandatario derrocado debía concluir su mandato constitucional.
Ese mismo día el ex presidente salió del país con destino a la República Dominicana, cuyo Gobierno lo acogió en calidad de "huésped distinguido".
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