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Por LINyM
La noche del 18 de abril de 2018 inició la que se ha pretendido presentar al mundo como una sublevación popular espontánea, autoconvocada, pacífica y desarmada. Muchas personas se lo creyeron de buena fe. Otras, más confundidas que nunca, quisieron creérselo.
Lo que hubo hace dos años fue un intento de golpe que fracasó. Y fue una intentona golpista bien organizada y financiada, nada espontánea, sino armada y violenta. El uso de las mentiras (fake news) y su divulgación a través de las nuevas tecnologías instaló en el país (y afuera también) un ambiente de zozobra, confusión y caos, que inicialmente fue capitalizado politicamente por los grupos opositores. Los medios mainstream hicieron el resto.
El resultado fue dramático.
De acuerdo con los tres informes de la Comisión de la Verdad, Justicia y Paz (CVJP) - aquí pueden descargar el segundo y el tercero - fueron 253 las personas que fallecieron: 220 relacionadas directamente al conflicto, 27 en fuego cruzado y 6 de forma indirecta. 31 de ellas pertenecían a "grupos autoconvocados", 48 tenían afiliación sandinista y 22 eran policías. Para los restantes 152 no hay información cierta. Fueron 140 las personas que fallecieron a consecuencia de los tranques (barricadas) levantados por la oposición en todo el país. Decenas de personas que aparecen en informes de organismos nacionales e internacionales o no existen o nunca tuvieron que ver con el conflicto.
Lamentablemente, ninguna organización de derechos humanos nacionales e internacionales quiso sentarse con la CVJP a cotejar datos y cifras. Tampoco hubo una explicación.
Lo que vino después en América Latina fueron dos años de profundización de los ataques contra aquellos países que aún no se cuadran frente a los intereses geopolíticos y económicos de Washington. El uso del lawfare, la escalada intervencionista y de sanciones contra Cuba, Nicaragua y Venezuela, el golpe de estado en Bolivia, unido al progresivo desmantelamiento de nuevas instancias multilaterales latinoamericanas y caribeñas (Alba, Celac, Unasur), al refortalecimiento de organismos y tratados controlados por Estados Unidos (Oea y TIAR) y a la creación de nuevas instancias como el Grupo de Lima, marcaron la pauta en el continente.
A dos años de la fallida intentona golpista creo importante volver a publicar dos documentos que pueden ayudar a entender qué pasó de verdad en Nicaragua.
Lo que hubo hace dos años fue un intento de golpe que fracasó. Y fue una intentona golpista bien organizada y financiada, nada espontánea, sino armada y violenta. El uso de las mentiras (fake news) y su divulgación a través de las nuevas tecnologías instaló en el país (y afuera también) un ambiente de zozobra, confusión y caos, que inicialmente fue capitalizado politicamente por los grupos opositores. Los medios mainstream hicieron el resto.
El resultado fue dramático.
De acuerdo con los tres informes de la Comisión de la Verdad, Justicia y Paz (CVJP) - aquí pueden descargar el segundo y el tercero - fueron 253 las personas que fallecieron: 220 relacionadas directamente al conflicto, 27 en fuego cruzado y 6 de forma indirecta. 31 de ellas pertenecían a "grupos autoconvocados", 48 tenían afiliación sandinista y 22 eran policías. Para los restantes 152 no hay información cierta. Fueron 140 las personas que fallecieron a consecuencia de los tranques (barricadas) levantados por la oposición en todo el país. Decenas de personas que aparecen en informes de organismos nacionales e internacionales o no existen o nunca tuvieron que ver con el conflicto.
Lamentablemente, ninguna organización de derechos humanos nacionales e internacionales quiso sentarse con la CVJP a cotejar datos y cifras. Tampoco hubo una explicación.
Lo que vino después en América Latina fueron dos años de profundización de los ataques contra aquellos países que aún no se cuadran frente a los intereses geopolíticos y económicos de Washington. El uso del lawfare, la escalada intervencionista y de sanciones contra Cuba, Nicaragua y Venezuela, el golpe de estado en Bolivia, unido al progresivo desmantelamiento de nuevas instancias multilaterales latinoamericanas y caribeñas (Alba, Celac, Unasur), al refortalecimiento de organismos y tratados controlados por Estados Unidos (Oea y TIAR) y a la creación de nuevas instancias como el Grupo de Lima, marcaron la pauta en el continente.
A dos años de la fallida intentona golpista creo importante volver a publicar dos documentos que pueden ayudar a entender qué pasó de verdad en Nicaragua.
El primero es el libro di Alliance for Global Justice - y que pueden descargar en pdf aquí >>> Nicaragua 2018: ¿levantamiento popular o golpe de Estado?
El segundo es el video de Marcio Vargas "Nicaragua: guerra contra el pueblo" que pueden ver aquí abajo
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