Por Luismi Uharte | Gara
Cuando apenas quedan cinco meses para las elecciones presidenciales salvadoreñas, nos encontramos en un momento propicio para realizar un balance provisorio del periodo de gobierno del tándem Mauricio Funes-FMLN (2009-2013)... y presentar algunas pinceladas del escenario de campaña antes de los comicios de febrero de 2014.
Funes-FMLN. En primer lugar hay que precisar que el balance es del tándem y no exclusivamente del Frente, ya que quien gana las elecciones de 2009 fue Funes con el apoyo de la maquinaria del FMLN. La ex guerrilla salvadoreña, consciente del techo electoral histórico –que oscilaba entre el 30 y el 35% de los sufragios- que no le había permitido ganar unas presidenciales en las dos últimas décadas de régimen post-dictatorial, apostó por un candidato externo.
Funes, periodista prestigioso y atractivo para el electorado centrista, la “derecha pragmática” y un sector del empresariado, además de no ser considerado como un “riesgo” por parte de la embajada de EE.UU., fue quien otorgó en gran medida ese 20% adicional necesario para la victoria. Quien gana las elecciones, por tanto, no es sólo el Frente sino también y fundamentalmente el perfil “amable” de Funes, fuera del imaginario de la sangrienta guerra de los ochenta y expresión de un progresismo “difuso”, que públicamente identificó a Lula y a Obama como sus referentes.
La relación de Funes con la dirección del FMLN, desde la asunción presidencial, ha estado signada por un enfrentamiento soterrado pero permanente. Tras la victoria, dos decisiones del nuevo presidente evidenciaron su apuesta por mantener al Frente en segundo plano. Por un lado, no permitiendo que miembros del FMLN formaran parte del anillo presidencial, el cual fue conformado por los denominados “amigos de Mauricio”, una combinación de tecnócratas y oportunistas claramente alejados de la izquierda. Por otro lado, en la distribución de las carteras ministeriales, ya que las más estratégicas (económicas y de política exterior) fueron entregadas al citado grupo de “amigos”, mientras que los considerados ministerios blandos (temas sociales) sí han podido ser administrados por el Frente.
Tras el golpe de Honduras la posición de Funes cambió relativamente, ya que el temor generado por la asonada militar le llevó a solicitar a la dirección del Frente mayor apoyo partidario, según afirma Tomás Minero, miembro histórico del FMLN y alcalde de Ciudad Delgado, uno de los municipios más poblados del país. La ex guerrilla, por su parte, a lo largo de este quinquenio gubernamental ha arropado habitualmente al presidente frente a los ataques de la derecha mediática, uno de los principales focos de oposición. De cualquier manera, la alta popularidad que Funes ha mantenido tampoco le ha permitido al Frente adoptar posiciones muy críticas respecto a su “socio” de gobierno.
¿En qué ha cambiado el país? Indudablemente, el país que se encontró el nuevo gobierno en 2009 se encontraba en unos parámetros de urgencia social extrema. A la brutalidad represiva del régimen militar de los años ochenta había que agregarle dos décadas (1989-2009) de neoliberalismo salvaje conducido por una derecha hija de los escuadrones de la muerte. Edgardo Mira, economista del Centro de Investigaciones sobre Inversión y Comercio (CEICOM), asegura que las recetas de los gobiernos de ARENA se sustentaron en la privatización de los activos estratégicos (telefonía, electricidad), la apertura comercial absoluta al capital transnacional, la extranjerización de la banca y el TLC con EE.UU.
Las consecuencias de todo esto fueron severas: la aceleración de la emigración salvaje hacia Estados Unidos; la implantación del modelo de las “maquilas”, paradigma de la explotación brutal de la clase obrera; y la desestructuración social ampliada, caldo de cultivo para la implantación y el fortalecimiento de las conocidas ‘maras’, bandas de criminales con un poder creciente.
Política social. La esfera donde la mayoría de los analistas reconocen que se han producido cambios con el gobierno de Funes y el FMLN ha sido la política social, en manos precisamente de este último. La implantación de la gratuidad en la educación y los servicios de salud y el control del precio de los medicamentos han sido los logros más destacados, unido a una serie de programas de corte asistencialista –como el vaso de leche escolar- que han ejercido de paliativo en un contexto de extremas necesidades.
En comparación con los ejecutivos derechistas de ARENA, se ha producido un aumento del gasto social, aunque según Edgardo Mira, bajo una orientación poco sostenible, ya que se ha realizado por medio del aumento del endeudamiento, lo cual tiene “limitada viabilidad económica”. Las escasas modificaciones en política fiscal explican en gran parte la apuesta por esta alternativa tan riesgosa.
En materia de igualdad de género, El Salvador mantiene en vigencia una de las leyes contra el aborto más restrictivas del mundo, que prohíbe el aborto en cualquier situación. Sin embargo, la implantación de la iniciativa “Ciudad Mujer”, liderada por Vanda Pignato, esposa del presidente, ha tenido cierta popularidad gracias a la “promoción de la autonomía económica de las mujeres”, atención integral sanitaria y la prevención de la violencia machista.
Economía. Donde no se han producido cambios apreciables ha sido en el terreno económico. Roberto Cañas, quien fuera miembro de la dirección de la guerrilla y de la Comisión negociadora en los noventa, manifiesta que “los pilares del modelo neoliberal no se han tocado”. Para Edgardo Mira, el gobierno ha impulsado proyectos económicos de clara inspiración neoliberal, destacándose fundamentalmente el “Asocio para el crecimiento” firmado con el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos en 2012 y la ley especial de “Asocios público-privados” de 2013, que según el citado economista, es otra vía más de transferencia de dinero público al sector privado capitalista.
La iniciativa más exitosa en términos económicos, desde la perspectiva de los intereses populares, ha sido la creación de la empresa mixta “ALBA Petróleos”, gracias al apoyo de la República Bolivariana de Venezuela en el marco de Petrocaribe. Una iniciativa que está liderada por diversas alcaldías del FMLN que se asociaron por su cuenta, ya que Mauricio Funes se negó desde el principio a que su gobierno formara parte del proyecto, en coherencia con su filosofía de preferir compartir cama con Washington en vez de con Caracas. A día de hoy, ALBA Petróleos es una importante fuente de recursos para un buen número de municipalidades controladas por el Frente, además de destacarse por la entrega de becas a estudiantes y el apoyo financiero y tecnológico a campesinos.
Política exterior. En el plano geopolítico, la posición del gobierno salvadoreño ha sido notablemente conservadora. Roberto Cañas indica que Funes “ha querido ser un aliado estratégico de los gringos”, creyendo que así podría proteger a los más de 2 millones de salvadoreños (proporción equivalente a aproximadamente un tercio de la población residente en el país en la actualidad) que viven en EE.UU. Sin embargo, agrega, no ha podido frenar las deportaciones. El costo ha sido sumamente caro según Cañas: renegar constantemente de Venezuela, enviar tropas a Afganistán y acercarse a amigos tan inefables como Israel, Taiwan y Chile.
En un plano donde el Ejecutivo de Funes sí ha tenido un desempeño notable ha sido en relación con la memoria histórica. Carlos Consalvi, alias “Santiago”, quien fuera director de la mítica “Radio Venceremos” de la guerrilla, nos confiesa que la Secretaría de Cultura está apoyando diversas iniciativas populares para el rescate de la memoria histórica, además del impulso que le están dando en los centros educativos.
Un tanto que se apunta el actual Ejecutivo es el de la importante reducción de la alta tasa de homicidios (de 14 a 5 muertos diarios) producto de la tregua que firmaron las ‘maras’ tras la mediación gubernamental. Cañas, sin embargo, puntualiza que el éxito es relativo (se circunscribe al enfrentamiento entre bandas) ya que el resto de índices (extorsiones, secuestros, etc.), que son los que sufre la mayoría de la población, siguen en porcentajes similares.
Elecciones 2014. Las presidenciales del año que viene se desarrollan en un escenario notablemente distinto a las del 2009. Por un lado, la derecha se presenta dividida, ya que el ex presidente (2004-2009) y empresario Tony Saca ha impulsado un nuevo proyecto conservador (UNIDAD), que sin duda restará votos a ARENA. Por otro lado, el FMLN lanza a un candidato de la casa, al histórico miembro de la dirección Salvador Sánchez Cerén (actual vicepresidente), con un carisma limitado pero con una retórica más izquierdista, la cual se concreta en dos ejes: la promesa de incorporarse al ALBA y la apelación al discurso andino ecuatoriano-boliviano del “Vivir Bien” o “Buen Vivir”.
Sorprendentemente, el actual presidente Funes no se ha posicionado claramente a favor del candidato del Frente e incluso últimamente ha coqueteado con Tony Saca, lo cual según algunos analistas locales podría indicar que estaría construyendo una candidatura “independiente” (sin el apoyo del FMLN) para la reelección en 2019. Sea como fuere, su alto índice de popularidad le convierte en un actor central en la campaña, ya que su apoyo a uno u otro candidato puede ser determinante.
Las últimas encuestas sitúan al Frente en primera posición, pero con una diferencia de pocos puntos sobre ARENA, lo cual augura una casi segura segunda vuelta, en las que una derecha probablemente unida complicaría en gran medida la victoria del FMLN.
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