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Después de 15 años no cesa el despojo de tierras para impulsar magaproyectos y monocultivos
Por Giorgio Trucchi - Rel-UITA
Este
29 de diciembre se cumplen 15 años de los Acuerdos de Paz que pusieron fin a 36
años de guerra civil en Guatemala.
Sin embargo, las causas que originaron el
conflicto y que dejaron un trágico saldo de más de 250 mil víctimas de masacres
y desapariciones, sobre todo entre las poblaciones indígenas, siguen intactas.
Acaparamiento y concentración de la tierra, desalojos
violentos, asesinatos, inseguridad alimentaria y la implementación de
megaproyectos hidroeléctricos, petroleros, mineros y de monocultivos de caña y
palma africana están nuevamente tensionando la situación en el país.
Para evaluar la situación en que se encuentra Guatemala a escasas semanas de la toma
de posesión del nuevo gobierno del ex general Otto Pérez, Sirel
dialogó con Ana Luisa Morales,
directiva de la Unión Verapacense de Organizaciones Campesinas (UVOC).
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-No se ha cumplido casi nada y no hay instituciones
que velen por el respeto de los Acuerdos. Continúa el control hegemónico de
unas pocas familias criollas sobre la política y la economía del país, y se está
reconcentrando la tierra en pocas manos.
Ha sido un revés para los movimientos sociales,
populares y las organizaciones campesinas e indígenas. Estamos viviendo un
tercer gran despojo de nuestras tierras.
-¿Qué está
pasando exactamente?
-Están llevando a cabo desalojos masivos de
comunidades que tienen derechos históricos sobre sus tierras. Las están sacando
para
apropiarse de ellas y saquear los recursos naturales, sobre todo el agua, el petróleo y
los metales.
Están impulsando megaproyectos hidroeléctricos, petroleros y mineros, y
expandiendo el cultivo de caña de azúcar y palma africana. Nos están quitando
la tierra y la gente ya no sabe cómo sobrevivir, ni dónde vivir.
-La falta de
acceso a la tierra ha sido uno de los elementos desencadenantes de la guerra
civil...
-Es una lucha muy antigua y con los Acuerdos de Paz se
crearon diferentes instancias con el propósito de darle respuesta a esta
problemática. Sin embargo, estamos denunciando que la tierra se está reconcentrando en manos de unos pocos terratenientes. Estamos volviendo al latifundio, sobre todo en la zona de Alto Verapaz, y es algo
muy grave.
Los cultivos de caña y palma africana rodearon
progresivamente a las comunidades y comenzaron los desalojos, como en el caso
del Valle del Polochic donde fueron
desalojadas 14 comunidades y unas 800 familias, y hasta hubo dos muertos.
-Qué pasó
exactamente?
-Son sobrevivientes de la masacre de Panzós de 1978 y
están reclamando sus derechos históricos sobre la tierra que está en manos del Ingenio Chabil
Utzaj, propiedad de la familia Widmann,
y que ahora está recibiendo una fuerte injección de capitales de parte del BCIE y del Grupo Pellas de Nicaragua.
-La
implementación del cultivo de caña y palma está afectando la seguridad
alimentaria de la gente?
-Muchas comunidades están quedando sin
tierra para sembrar alimentos, y está creciendo el fenómeno de la migración
juvenil hacia las ciudades o el extranjero, para vender su mano de obra barata. Van a ser explotados sin piedad. Aquí, el derecho a la alimentación, a la tierra, a la vivienda y a
una vida digna, ya no existe.
-Las
empresas aseguran que el monocultivo trae trabajo y desarrollo para las
comunidades...
-Hacen una gran campaña publicitaria para demostrar
que ayudan a las comunidades y que brindan servicios para la gente, sin embargo
es a costa del sudor y la explotación del trabajador.
¿Qué queda
de la memoria histórica de Guatemala?
Hubo más de 250 mil personas asesinadas y desaparecidas,
más de 600 masacres contra la población indígenas y más de 400 comunidades aniquiladas, y la impunidad es casi total. No
podemos permitir que se sepulte el pasado, porque la memoria y el castigo para
los represores deben ser patrimonio para las nuevas generaciones. Debemos
seguir levantando nuestra voz.
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