Sin tomar en cuenta lo que piense la sociedad y por una mayoría absoluta, los diputados del Congreso Nacional aprobaron la madrugada de hoy en su tercer y último debate, el reglamento de la Ley del Estatuto Constitucional de las Regiones Especiales de Desarrollo (RED), conocidas popularmente como ciudades modelo.
La aprobación del nuevo reglamento jurídico registra estadísticas de 105 votos a favor, 6 en contra y 5 abstenciones. La ley permite que las ciudades modelo se rijan por su propio dominio económico, jurídico y social, situación que es considerado como una flagrante violación constitucional.
Aunque el proyecto de ciudades modelos, es considerado por diferentes autores como un ideal “anarquicocapitalista”, el mismo es apoyado y defendido, por el “revolucionario” diputado del Partido Unificación Democrática, Marvin Ponce, quien asegura que “Nadie está queriendo vender a Honduras, pero estamos en un hoyo político jodido, que tenemos que tomar decisiones aunque afuera se piense que estamos vendiendo el territorio”.
Argumentando su voto a favor de las ciudades modelo en la crisis financiera, el diputado pinuista Toribio Aguilera, dijo que, “no tenemos posibilidad de salir adelante, la economía está estancada, no hay posibilidad de aumentar los ingresos fiscales, estamos en un atolladero y por eso estamos buscando este tipo de solución”.
La Ley comprendida en 72 artículos, fue dictaminada por una comisión integrada por: los diputados, Samuel Martínez Durón, José Toribio Aguilera, Erick Rodríguez, Carlos Ribot, Miguel Fernando Ruiz Rápalo, Romeo Silvestri, Oscar Ramón Nájera y Jorge Alberto Elvir Cruz.
Autonomía total
“Son autónomas, tienen personalidad jurídica, cuentan con su propio sistema de administración, emiten su propia normativa y tienen su propio fuero jurisdiccional que puede actuar en todas las instancias, incluyendo la última instancia y la defensa de las garantías constitucionales”, señala el artículo 4 de la ley del estatuto de las ciudades modelo, que tendrán vigencia mínima de 99 años.
El marco jurídico también las autoriza a tener su propio presupuesto, a recaudar y administrar sus impuestos y a determinar las tasas por los servicios que preste. Asimismo les da el derecho a celebrar todo tipo de contratos y a contratar sus propias deudas internas o externas. Las autoridades de las ciudades modelo también tienen vía libre para firmar tratados y convenios internacionales de comercio y cooperación, con la salvedad que estos convenios deberán ser ratificados por el Congreso Nacional.
De igual manera podrán crear su propia policía y celebrar convenios de cooperación para el fortalecimiento de la misma con otros países o regiones, esto incluye tratados con los servicios de Inteligencia.
De acuerdo a la ley, las ciudades modelo podrán establecer su propio sistema de servicio civil y su política migratoria con el fin de instaurar control sobre los vehículos que ingresen a su territorio. Controlarán además la navegación marítima y aérea, manejarán los puertos de su territorio.
Sistema judicial independiente
Las Regiones Especiales de Desarrollo (ciudades modelo) contarán con su propio sistema judicial, a propuesta de sus propias autoridades, los jueces serán nombrados por el Congreso Nacional mediante mayoría calificada de las dos terceras partes de la totalidad de sus miembros. El artículo 19 señala que el fuero jurisdiccional es independiente del Poder Judicial.
¿Ciudades modelo, una descomposición del estado? Hans Hermann Hoppe, economista de la Escuela austríaca y profesor de economía en la Universidad de Nevada en Las Vegas, sostiene que el liberalismo clásico viene en decadencia desde la segunda mitad del siglo diecinueve y que por lo tanto, no tiene ningún futuro.
Hans, uno de los principales defensores del anarco capitalismo es del criterio que los liberales deben reconocer que todo gobierno es destructivo de lo que quieren conservar, que el liberalismo tendrá que ser transformado al anarquismo de la propiedad.
Señala que la nueva visión inspiradora que fluye del radicalismo rompe la máquina socialdemócrata y que en vez de integración política supranacional, gobierno mundial, constituciones, tribunales, bancos y dinero, los liberales anarquistas proponen la descomposición del estado-nación.
“Los nuevos liberales no buscan el gobierno para apoderarse de él. Lo ignoran y quieren que los deje en paz, y quieren también aislarse de su jurisdicción para organizar su propia protección. A diferencia de sus precursores que simplemente procuraron sustituir un gobierno más grande por uno más pequeño, los nuevos liberales persiguen la lógica de la secesión para ponerle fin”.
De la misma forma proponen una sucesión ilimitada, es decir, la proliferación sin restricción de territorios libres independientes, hasta que el rango de la jurisdicción del Estado finalmente se marchite con el tiempo. “Con este fin y en total contraste con los proyectos estatistas de ‘Integración Europea’ y de un ‘Nuevo Orden Mundial’ – los nuevos liberales promueven la visión de un mundo con decenas de miles de países, regiones, y cantones libres, de cientos de miles de ciudades libres – como las singularidades actuales de Mónaco, Andorra, San Marino, Liechtenstein, (el anterior) Hong Kong, y Singapur”, escribe Hans Hermann Hoppe, al referirse a proyectos como el de ciudades modelos.
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