El desempleo juvenil en la escala planetaria se mantiene muy por encima de los niveles previos a la crisis global iniciada en 2007 y sigue siendo difícil para millones de jóvenes acceder al mercado laboral. Así lo señala el Informe Tendencias mundiales del Empleo Juvenil en 2015 publicado la segunda semana de octubre por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Ginebra, Suiza.
Mejora…solo aparente
El estudio de la OIT constata que la tasa de desempleo juvenil se ha estabilizado en torno al 13 por ciento desde 2010. Y calcula que en 2014 había unos 73,3 millones de jóvenes sin trabajo, 3,3 millones menos que en el punto más alto de la crisis en 2009.
Ese descenso es aparente y el fenómeno de la precariedad juvenil alcanza niveles muchos mayores en la escala planetaria. “No deberíamos perder de vista el hecho de que la recuperación no es universal y que alrededor de 43 por ciento de los jóvenes de la población activa del mundo no tiene empleo o son trabajadores que viven en la pobreza. Aún no es fácil ser joven e incorporarse en el mercado laboral hoy día”, subrayó Sara Elder, la principal autora del Informe de la OIT.
Según fuentes de organismos internacionales, un gran número de jóvenes tienen trabajos de mala calidad y con baja remuneración que a menudo pertenecen a la economía informal. En 2008, se estimaba que 152 millones de trabajadores jóvenes (o casi el 25% de la población mundial de trabajadores pobres) vivían con sus familias con menos de 1,25 dólares por persona y por día. Hay más de mil millones de jóvenes entre 15 y 24 años en todo el mundo, y el 85% de ellos viven en países en “vías de desarrollo”.
Indicadores
A nivel geográfico, el reciente estudio de la OIT explica que la tasa de desempleo juvenil en los países desarrollados y en la Unión Europea descendió el 1,4 por ciento el pasado año respecto de 2012 .Y un 0,5 por ciento o menos en América Latina y el Caribe, el África subsahariana y otras regiones europeas. En el resto del mundo aumentó o no varió sustancialmente en el mismo periodo.
El aparente descenso del desempleo podría motivarse en varias causas. O bien que más jóvenes siguen estudiando más tiempo o, simplemente, porque no se registran como desempleados o a causa de una mayor movilidad geográfica de esa mano de obra.
El estudio revela también que la recuperación del empleo es muy desigual después de la crisis y sigue siendo más lenta y precaria en países en desarrollo o de bajos ingresos. En los más ricos, a pesar de la mejoría económica en los últimos años, los jóvenes siguen encontrando numerosas dificultades para acceder a un empleo estable.
“Uno de cada tres jóvenes desempleados han estado buscando trabajo durante más de un año y corren el peligro de quedar rezagados mientras se recupera la economía, a menos que se les ofrezca una atención específica para que encuentren trabajo”, manifestó al presentar el estudio Azita Berar Awad, Directora del Departamento de Política de Empleo de la OIT.
La OIT constata también que millones de jóvenes en países de bajos ingresos siguen dejando la escuela en edades tempranas para trabajar. Además, persiste la brecha entre la participación de mujeres y hombres jóvenes de en el mercado laboral.
Invertir más en la formación
A nivel de conclusiones, el organismo de las Naciones Unidas propone una mayor inversión en educación y en capacitación de calidad para facilitar que los jóvenes se beneficien de las demandas del mercado laboral, con la debida protección y sin discriminación entre géneros. También aboga por poner en marcha más acciones encaminadas específicamente a fomentar el empleo entre la juventud.
“Sabemos que hoy día la transición de los jóvenes hacia el mercado laboral no es fácil y, con la persistencia de la desaceleración económica mundial, es probable que esta situación continúe. Pero también sabemos que invertir más en acciones dirigidas a impulsar el empleo juvenil da resultados. Es hora de acelerar la acción para apoyar el empleo juvenil”, señaló Azita Berar Awad.
Quien evaluó que “La Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible y su énfasis en el empleo juvenil en el Objetivo 8, ofrece una nueva oportunidad para movilizar asociaciones mundiales más amplias a fin de apoyar la acción a una escala más grande. Son necesarias mayores inversiones para mitigar los daños de la crisis en la generación actual, así como para garantizar mercados laborales y sociedades más inclusivos.
El estudio de la OIT constata que la tasa de desempleo juvenil se ha estabilizado en torno al 13 por ciento desde 2010. Y calcula que en 2014 había unos 73,3 millones de jóvenes sin trabajo, 3,3 millones menos que en el punto más alto de la crisis en 2009.
Ese descenso es aparente y el fenómeno de la precariedad juvenil alcanza niveles muchos mayores en la escala planetaria. “No deberíamos perder de vista el hecho de que la recuperación no es universal y que alrededor de 43 por ciento de los jóvenes de la población activa del mundo no tiene empleo o son trabajadores que viven en la pobreza. Aún no es fácil ser joven e incorporarse en el mercado laboral hoy día”, subrayó Sara Elder, la principal autora del Informe de la OIT.
Según fuentes de organismos internacionales, un gran número de jóvenes tienen trabajos de mala calidad y con baja remuneración que a menudo pertenecen a la economía informal. En 2008, se estimaba que 152 millones de trabajadores jóvenes (o casi el 25% de la población mundial de trabajadores pobres) vivían con sus familias con menos de 1,25 dólares por persona y por día. Hay más de mil millones de jóvenes entre 15 y 24 años en todo el mundo, y el 85% de ellos viven en países en “vías de desarrollo”.
Indicadores
A nivel geográfico, el reciente estudio de la OIT explica que la tasa de desempleo juvenil en los países desarrollados y en la Unión Europea descendió el 1,4 por ciento el pasado año respecto de 2012 .Y un 0,5 por ciento o menos en América Latina y el Caribe, el África subsahariana y otras regiones europeas. En el resto del mundo aumentó o no varió sustancialmente en el mismo periodo.
El aparente descenso del desempleo podría motivarse en varias causas. O bien que más jóvenes siguen estudiando más tiempo o, simplemente, porque no se registran como desempleados o a causa de una mayor movilidad geográfica de esa mano de obra.
El estudio revela también que la recuperación del empleo es muy desigual después de la crisis y sigue siendo más lenta y precaria en países en desarrollo o de bajos ingresos. En los más ricos, a pesar de la mejoría económica en los últimos años, los jóvenes siguen encontrando numerosas dificultades para acceder a un empleo estable.
“Uno de cada tres jóvenes desempleados han estado buscando trabajo durante más de un año y corren el peligro de quedar rezagados mientras se recupera la economía, a menos que se les ofrezca una atención específica para que encuentren trabajo”, manifestó al presentar el estudio Azita Berar Awad, Directora del Departamento de Política de Empleo de la OIT.
La OIT constata también que millones de jóvenes en países de bajos ingresos siguen dejando la escuela en edades tempranas para trabajar. Además, persiste la brecha entre la participación de mujeres y hombres jóvenes de en el mercado laboral.
Invertir más en la formación
A nivel de conclusiones, el organismo de las Naciones Unidas propone una mayor inversión en educación y en capacitación de calidad para facilitar que los jóvenes se beneficien de las demandas del mercado laboral, con la debida protección y sin discriminación entre géneros. También aboga por poner en marcha más acciones encaminadas específicamente a fomentar el empleo entre la juventud.
“Sabemos que hoy día la transición de los jóvenes hacia el mercado laboral no es fácil y, con la persistencia de la desaceleración económica mundial, es probable que esta situación continúe. Pero también sabemos que invertir más en acciones dirigidas a impulsar el empleo juvenil da resultados. Es hora de acelerar la acción para apoyar el empleo juvenil”, señaló Azita Berar Awad.
Quien evaluó que “La Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible y su énfasis en el empleo juvenil en el Objetivo 8, ofrece una nueva oportunidad para movilizar asociaciones mundiales más amplias a fin de apoyar la acción a una escala más grande. Son necesarias mayores inversiones para mitigar los daños de la crisis en la generación actual, así como para garantizar mercados laborales y sociedades más inclusivos.
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