Por WRM
La creciente demanda mundial de aceite de palma ha traído ganancias inesperadas a la industria del sector e hizo que las plantaciones de palma aceitera sean objetivos de inversión prioritarios para bancos, fondos de pensión y otros agentes financieros que buscan obtener el mayor lucro posible del auge del producto. Ricos magnates comerciales controlan la mayoría de los grupos más poderosos del sector del aceite de palma, sobre todo en Asia.
Sin embargo, la inversión en deudas, la suscripción de acciones (por la cual un inversionista compra acciones a un precio acordado y se revenden al público con un margen de beneficio, asumiendo todos los costos asociados) y de bonos, permiten que esas multinacionales expandan no solo sus plantaciones sino su poder. Las plantaciones de palma aceitera continúan siendo una causa de deforestación. Están relacionadas a incendios de bosques y tierras de turba, y a la contaminación por el uso intensivo de agroquímicos. Su imposición implica un desastre para las comunidades locales y los pueblos indígenas, cuyos medios de vida y territorios son destruidos por estas plantaciones.
Financiando la continua expansión de los magnates en Indonesia
Según la ONG GRAIN, se estima que entre 2000 y 2008 se invirtieron 12.500 millones de dólares sólo en Indonesia para la expansión de la palma aceitera. Gran parte de este dinero proviene de Singapur, lugar al que los magnates indonesios llevaron sus fortunas ilícitas escapando de las restricciones aplicadas tras la caída de la dictadura de Suharto. Estos magnates están utilizando ese dinero y su antigua influencia política para construir imperios de plantaciones a lo largo de Indonesia y de otros países, como Filipinas y Liberia.
Por otro lado, las ONGs TUK Indonesia y Profundo dieron a conocer en febrero de 2015, un informe sobre los dueños y financiadores de 25 grupos empresariales activos en el sector del aceite de palma de Indonesia. Los negocios incluidos en este reporte representan una gran parte de las plantaciones existentes y las empresas están desarrollando importantes extensiones de sus “tierras reservadas” – zonas guardadas para el futuro desarrollo de plantaciones.
El estudio muestra que a pesar de que 21 de las 25 empresas investigadas cotizan en la bolsa de valores, estos magnates siempre mantienen la mayor participación, lo que les garantiza el control de la gestión y de la estrategia de la empresa. Pero cotizar en la bolsa de valores significa que las empresas atraen capital mediante la emisión de acciones para inversores privados e institucionales. Algunas compañías también emiten bonos y todas ellas pueden atraer además préstamos bancarios.
Los bancos y los inversores implicados facilitan más capital del que hubieran podido disponer los magnates por sí solos, acelerando el crecimiento de los grupos empresariales del sector del aceite de palma. En consecuencia, si bien los magnates controlan el proceso de expansión del sector de la palma aceitera en Indonesia, son los fondos de los bancos y los inversores externos los que facilitan el capital necesario para acelerar su expansión.
El mismo estudio muestra cómo en los últimos cinco años los bancos han ayudado a estos 25 grupos a atraer cantidades considerables de capital, a través de préstamos y mediante la suscripción de acciones y la venta de bonos a inversores. Los bancos más importantes que dan préstamos a estos grupos han sido el HSBC (Reino Unido), el OCBC (Singapur) y el CIMB (Malasia). Por otro lado, los bancos que suscribieron acciones de estos grupos en los últimos cinco años fueron principalmente RHB (Malasia), Morgan Stanley (Estados Unidos) y Goldman Sachs (Estados Unidos).
Los grupos controlados por magnates más importantes – en términos de superficie plantada – son; Sinar Mas Group, Salim Group, Jardine Matheson Group, Wilmar Group y Surya Dumai Grup. El estudio también destaca que además de los 3,1 millones de hectáreas ya plantadas, hay por lo menos 2 millones de hectáreas más de tierra “reservada”, que está bajo el control de estos 25 grupos. Kalimantan Occidental, Riau de Kalimantan Central, y Kalimantan Oriental son las provincias con más tierras reservadas controladas por estos magnates. En términos de tierras reservadas aun no plantadas en Indonesia, los grupos controlados por magnates más importantes son Sinar Mas Group, Triputra Grup, Musim Mas Group, Surya Dumai Group y Jardine Matheson Group.
Las plantaciones de palma aceitera también son una inversión buscada por las empresas malayas relacionadas con las élites gobernantes. Las empresas forestales vinculadas al anterior Ministro en Jefe del Estado Malayo de Sarawak son particularmente activas en destinar tierras reservadas a plantaciones de palma aceitera en Borneo, Papúa y África. Al mismo tiempo, en Colombia y Honduras, grupos paramilitares y barones de la droga están profundamente entrelazados con la expansión de la palma aceitera.
De acuerdo a GRAIN, algunas de las mayores empresas de aceite de palma del mundo han recurrido recientemente a ofertas públicas en mercados bursátiles para recaudar dinero de compañías de gestión financiera e inversores institucionales deseosos de participar del auge del aceite de palma. En 2012, Felda, empresa de aceite de palma propiedad del Estado Malayo, fue reestructurada y pasó a ser parcialmente pública, recaudando 3.300 millones de dólares en lo que resultó ser la tercera mayor oferta de acciones del mundo ese año. La venta de acciones dejó a Felda con la abultada suma de 2.000 millones de dólares en efectivo, que la compañía ya comenzó a utilizar en la adquisición de tierras para nuevas plantaciones de palma aceitera y caucho fuera de Malasia.
Ese mismo año, una de las mayores empresas de plantaciones de palma aceitera en Indonesia también hizo una oferta pública inicial de acciones. Bumitama Agri, controlada por el multimillonario indonesio Lim Hariyanto Wijaya Sarwono, recaudó alrededor de 177 millones de dólares en la Bolsa de Singapur, cuando el gigante del aceite de palma Wilmar y varias empresas de gestión financiera de Asia, Europa y Estados Unidos compraron participaciones multimillonarias de la compañía. Bumitama dijo que destinaría 114 millones de dólares de la oferta pública inicial para la expansión y el desarrollo de sus actuales tierras reservadas sin cultivar.
Entre 1980 y 2001, varias empresas, en su mayoría controladas por amigos y familiares del presidente Suharto, adquirieron en Indonesia, en el marco de permisos forestales, la increíble cantidad de 72 millones de hectáreas de tierras, y otros 4,1 millones de hectáreas fueron entregados para establecer nuevas plantaciones de palma aceitera. Entre 2004 y 2014, si bien los permisos forestales se redujeron a 25 millones de hectáreas, las tierras otorgadas para establecer nuevas plantaciones de palma aumentaron a 19 millones de hectáreas. La ONG indonesia WALHI predice que las concesiones para establecer plantaciones de palma aceitera serán el principal tipo de concesión de tierras durante los próximos 10 años, llegando a 26,3 millones de hectáreas, en comparación con los 26,2 millones de hectáreas para concesiones de silvicultura.
Las plantaciones de palma aceitera en Indonesia crean graves problemas ambientales y sociales: grandes superficies de bosque son convertidas en plantaciones; hábitats de especies protegidas quedan en situación de riesgo; la destrucción de bosques y turberas provocan importantes volúmenes de emisiones de gases de efecto invernadero, y numerosas comunidades pierden acceso a sus territorios, que son cruciales para su subsistencia y el mantenimiento de su cultura.
Notas:
Este artículo se basa en la información del artículo (en inglés y francés) de GRAIN, “Cash crop”, del 22 de Septiembre de 2014, en “Planet palm oil”, ver aquí y de “Tycoon-controlled oil palm groups in Indonesia”, de las ONG indonesias TUK Indonesia y Profundo, febrero de 2015, ver aquí
Fuente: WRM
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