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Cansados de la intransigencia empresarial
Por Sintrainagro
Ante la intransigencia de los empresarios bananeros no queda otra alternativa que la huelga, proclama en esta nota Guillermo Rivera, presidente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria Agropecuaria de Colombia (SINTRAINAGRO).
Los trabajadores bananeros de la región de Urabá iniciamos en los años ochenta una lucha por la defensa de nuestros derechos laborales y sociales con el objetivo de acabar con la esclavitud que imponían los empresarios, que no pagaban seguridad social, dominicales, festivos u horas extras e imponían jornadas de hasta de 18 horas diarias. También explotaban a los niños de los trabajadores, que no podían ir a la escuela y sí debían ir a las plantaciones para ayudar a su familia. Un obrero no ganaba ni siquiera el salario mínimo decretado por el gobierno nacional.
Los trabajadores nos vimos en la necesidad de organizarnos en sindicatos para poder exigir al gobierno nacional y a los empresarios que respetaran los derechos laborales reconocidos por el Código Sustantivo del Trabajo y la Constitución Política del país. Tuvimos que desarrollar huelgas de hasta 90 días, gracias a las cuales ganamos el derecho a la libertad de asociación y que se nos garantizara nuestros derechos.
Por esta razón, no podemos aceptar que después de 30 años de lucha y de haber enterrado un gran número de dirigentes sindicales y obreros sindicalizados, asesinados por el solo hecho de reclamar sus derechos, los empresarios afirmen que para poder seguir produciendo y exportando banano a los mercados internacionales deban acabar con estos derechos.
Quieren así trasladar a los trabajadores el costo de una crisis derivada de las políticas aplicadas, de la caída de la productividad y de la pérdida de competitividad en los mercados internacionales, cuando los trabajadores no incidimos en la solución de estos problemas, que deben ser resueltos por el gobierno nacional y por los propios empresarios.
La productividad es, en efecto, un problema de inversión y de administración eficiente, y la comercialización y los precios del banano son asunto de las comercializadoras, de las que los empresarios son socios. Los trabajadores no lo somos, ni participamos de las ganancias de las exportaciones de la fruta.
En consecuencia, no podemos participar en las pérdidas que supuestamente tienen los empresarios, que cuentan además con ayuda del gobierno nacional en forma de subsidios para el control de sigatoka, para hacer frente a las inundaciones, para mantener la productividad, la infraestructura y la comercialización. La reforma tributaria aprobada por e Congreso de la República, les rebaja además a los empresarios el 13 por ciento en las nóminas, entre otros beneficios.
Los trabajadores, en cambio, no recibimos subsidios estatales para la canasta familiar o para pagar el arriendo o los servicios públicos. Sólo contamos con nuestra fuerza de trabajo para venderla todos los días. Si la regalamos para soportar la crisis del banano, ¿con qué vamos a subsistir con nuestras familias?
Los obreros bananeros exigimos justicia y respeto a nuestros derechos. La organización sindical SINTRAINAGRO, comprometida en el desarrollo social de la región de Urabá y del país, ha buscado mecanismos de concertación y de diálogo con los empresarios y el gobierno, pero para negociar se necesita la voluntad de los empresarios y no solamente de los trabajadores.
Estamos en un proceso de negociación, y de no llegar a un acuerdo para la firma de una nueva convención colectiva que conserve las garantías laborales y sociales de los trabajadores, tendremos que ir a una huelga. No nos queda otra alternativa.
Hacemos una invitación a todas las fuerzas vivas de la región de Urabá y a todo el movimiento sindical nacional e internacional a que nos brinden su solidaridad en estas justas luchas de los obreros bananeros.
Los trabajadores nos vimos en la necesidad de organizarnos en sindicatos para poder exigir al gobierno nacional y a los empresarios que respetaran los derechos laborales reconocidos por el Código Sustantivo del Trabajo y la Constitución Política del país. Tuvimos que desarrollar huelgas de hasta 90 días, gracias a las cuales ganamos el derecho a la libertad de asociación y que se nos garantizara nuestros derechos.
Por esta razón, no podemos aceptar que después de 30 años de lucha y de haber enterrado un gran número de dirigentes sindicales y obreros sindicalizados, asesinados por el solo hecho de reclamar sus derechos, los empresarios afirmen que para poder seguir produciendo y exportando banano a los mercados internacionales deban acabar con estos derechos.
Quieren así trasladar a los trabajadores el costo de una crisis derivada de las políticas aplicadas, de la caída de la productividad y de la pérdida de competitividad en los mercados internacionales, cuando los trabajadores no incidimos en la solución de estos problemas, que deben ser resueltos por el gobierno nacional y por los propios empresarios.
La productividad es, en efecto, un problema de inversión y de administración eficiente, y la comercialización y los precios del banano son asunto de las comercializadoras, de las que los empresarios son socios. Los trabajadores no lo somos, ni participamos de las ganancias de las exportaciones de la fruta.
En consecuencia, no podemos participar en las pérdidas que supuestamente tienen los empresarios, que cuentan además con ayuda del gobierno nacional en forma de subsidios para el control de sigatoka, para hacer frente a las inundaciones, para mantener la productividad, la infraestructura y la comercialización. La reforma tributaria aprobada por e Congreso de la República, les rebaja además a los empresarios el 13 por ciento en las nóminas, entre otros beneficios.
Los trabajadores, en cambio, no recibimos subsidios estatales para la canasta familiar o para pagar el arriendo o los servicios públicos. Sólo contamos con nuestra fuerza de trabajo para venderla todos los días. Si la regalamos para soportar la crisis del banano, ¿con qué vamos a subsistir con nuestras familias?
Los obreros bananeros exigimos justicia y respeto a nuestros derechos. La organización sindical SINTRAINAGRO, comprometida en el desarrollo social de la región de Urabá y del país, ha buscado mecanismos de concertación y de diálogo con los empresarios y el gobierno, pero para negociar se necesita la voluntad de los empresarios y no solamente de los trabajadores.
Estamos en un proceso de negociación, y de no llegar a un acuerdo para la firma de una nueva convención colectiva que conserve las garantías laborales y sociales de los trabajadores, tendremos que ir a una huelga. No nos queda otra alternativa.
Hacemos una invitación a todas las fuerzas vivas de la región de Urabá y a todo el movimiento sindical nacional e internacional a que nos brinden su solidaridad en estas justas luchas de los obreros bananeros.
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