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Por Eva Golinger
No es un secreto el desprecio de Washington hacia el
Presidente Chávez y los medios de comunicación que han transformado a un
líder democrático en una dictadura.
¿Venezuela realmente representa una
amenaza para los Estados Unidos o es esa fama sólo una excusa para
intentar “cambiar el régimen”?
La visita del Presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, esta semana a
América Latina provocó un frenesí en Washington. La idea de tener al
enemigo número 1 de Estados Unidos a pocos kilómetros al Sur de la
frontera, intimando con naciones que alguna vez fueron dominadas por la
agenda de Washington era demasiado difícil de soportar para un Gobierno
que intenta desesperadamente aislar a Irán y eliminar a la nación persa
de la Revolución Islámica.
Días antes del arribo de Ahmadinejad a
Venezuela, su primera parada en el tour de cuatro países de América
Latina, el Departamento de Estado de Estados Unidos advirtió a la región
sobre la recepción del Presidente iraní y el fortalecimiento de lazos
mientras Washington intensificaba las acciones en contra de Irán e
incrementaba la presión sobre el Gobierno de Ahmadinejad. Como muestra
de su severidad, Washington también expulsó a un diplomático venezolano
de su cargo como Cónsul General en Miami, por supuestos vínculos con una
conspiración iraní no corroborada en contra de Estados Unidos.
El Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, tomo las advertencias de
Washington como palabras de un “imperio ridículo” que “ya no nos domina
en América Latina”. Chávez dejó claro que “Somos naciones soberanas”
cuando recibió al Presidente iraní con los brazos abiertos. Chávez hasta
ironizó acerca de las acusaciones de Washington de que la relación
entre Venezuela e Irán representa una amenaza para Estados Unidos.
“Nos acusan una y otra vez de planificar ataques contra Estados
Unidos. Dicen que estamos construyendo una bomba para lanzar a
Washington. Ven esa loma allá”, le dijo el Presidente Chávez a los
periodistas que cubrían la llegada de Ahmadinejad en el Palacio
presidencial. “La grama se abrirá para revelar una gran bomba atómica
que el Presidente Ahmadinejad y yo lanzaremos contra la Casa Blanca”,
bromeó.
“La única guerra que Venezuela e Irán estamos entablando es la guerra
contra el hambre, contra la pobreza, contra la exclusión”, aclaró
Chávez en un tono serio.
Durante años los funcionarios del Gobierno estadounidense, analistas
externos, grupos de expertos, consultores del Gobierno y comentaristas
de los medios han hecho acusaciones desorbitadas en contra de Venezuela,
alegando que está construyendo bases para misiles con Irán para
planificar ataques contra Estados Unidos y ofreciendo campos de
entrenamiento terrorista para miembros de Al Qaeda, Hezbollah y la
Guardia Revolucionaria iraní.
Estas absurdas afirmaciones van tan lejos
que alegan que las empresas mixtas entre Venezuela e Irán, como las
fabricas de carros y bicicletas y las plantas de procesamiento de
lácteos son fachadas de yacimientos secretos subterráneos de
enriquecimiento de uranio donde se están fabricando bombas nucleares
ahora mismo para usar contra Estados Unidos.
Estos “analistas”
estadounidenses y algunos miembros del Congreso, como Connie Mack e
Ileana Ros-Lehtinen (ambos Republicanos de Florida) hasta afirmaron que
un vuelo comercial entre Caracas y Teherán era un “vuelo del terror”
usado para transportar “materiales radioactivos” y “terroristas”.
Aún cuando estas declaraciones de Washington contra Venezuela puedan
parecer ridículas, estas acusaciones sin fundamento están siendo
utilizadas para ampliar la hostilidad en contra de la nación
Suramericana, para canalizar el multi-millonario financiamiento a grupos
antichavistas intentando desestabilizar al Gobierno venezolano y
perpetuar una campaña mediática que demoniza al Jefe de Estado
venezolano, mostrando al país productor de petróleo como una dictadura.
Durante los últimos años la campaña en contra de Venezuela se ha
intensificado, y el argot común para hacer referencia a Venezuela y al
Presidente Chávez en los medios de comunicación incluye términos como
“dictador”, “autoritario”, “tirano”, “terrorista”, “amenaza” y refleja
al país Latinoamericano como un “estado fallido” en el que los derechos
humano son “violados” todo el tiempo y no existe libertad de expresión.
Cualquiera que alguna vez visitó Venezuela durante la administración
Chávez sabe que no sólo no hay ninguna dictadura, sino que hay una
democracia abierta, vibrante y participativa, la libertad de expresión
está creciendo y los venezolanos disfrutan de mayores garantías a los
derechos humanos que sus vecinos del norte en Estados Unidos. Los medios
deben recordar que el Presidente Chávez ha sido electo por más del 60%
de los votos en procesos electorales transparentes con una participación
de 80% de electores y certificado por observadores internacionales.
Como lo señaló recientemente el Presidente Chávez, el Gobierno de
Venezuela está invirtiendo más en programas sociales y en medidas contra
la pobreza cada año mientras que países como Estados Unidos están
recortando los servicios sociales. En Venezuela la pobreza se ha
reducido en más del 50% durante los últimos 10 años, gracias a las
políticas sociales de la administración Chávez, mientras que en Estados
Unidos, 1 de cada 5 niños viven actualmente en pobreza extrema.
El
desempleo en Venezuela se ubicaba en 6.5% en diciembre de 2011, mientras
que en Estados Unidos, la cifra estaba en 8.5%. La exclusión, la falta
de oportunidades, la abstención electoral y otros males sociales siguen
creciendo en Estados Unidos.
“Obama, olvídalo. Ocúpate de tus asuntos y cuida a tu propio país
donde tienes bastantes problemas”, sugirió el Presidente Chávez durante
una reciente alocución. Chávez también señaló que Obama acaba de
recortar la asistencia federal a familias de bajos ingresos para los
costos del combustible de calefacción, dejando a miles sufriendo en el
invierno que tienen que escoger entre comida o calor.
Mientras tanto el
Gobierno venezolano acaba de renovar y expandir su programa de
asistencia de combustible para calefacción en las comunidades en Estados
Unidos a través de Citgo, su empresa de petróleo ubicada en Estados
Unidos. Durante los últimos siete años, la empresa venezolana Citgo ha
sido la única corporación petrolera en Estados Unidos dispuesta a
suministrar combustible de calefacción a bajos precios para aquellos
necesitados. Es irónico que el Gobierno de Venezuela esté ayudando a los
estadounidenses mientras que el Gobierno de Estados Unidos y sus
empresas se niegan a hacerlo.
VENEZUELA E IRÁN: LA VERDADERA AMENAZA
La relación entre Venezuela e Irán puede causar alarma en algunos
círculos en Washington, pero no por los motivos presentados en los
medios. Como miembros fundadores de la Organización de Países
Exportadores de Petróleo, OPEP, en 1960, Venezuela e Irán han mantenido
una relación cercana durante décadas. Ambos países tienen intereses
estratégicos alrededor del mundo. Sin embargo, no fue sino hasta hace
poco que estas relaciones se ampliaron más allá del tema energético.
La entrada de Irán a América Latina como socio comercial, junto con
China y Rusia, es la verdadera amenaza a la hegemonía de Estados Unidos
en la región. Las empresas estadounidenses que han monopolizado al
hemisferio por más de un siglo, ahora están siendo reemplazadas por
empresas de Asia, de Medio Oriente y de Europa dispuestas a proveer
ofertas más atractivas a países como Venezuela.
Los acuerdos con Irán,
por ejemplo, incluyen transferencia de tecnología, no sólo la compra de
productos. Las fábricas de carros que las empresas iraníes han
construido en Venezuela no sólo son para el ensamblaje de un producto
iraní. Los acuerdos incluyen suministrar a los venezolanos el
conocimiento para producir carros desde la materia prima hasta el
producto final. Este conocimiento es esencial para asegurar un
desarrollo a largo plazo, crecimiento y estabilidad económica.
Las falsas acusaciones de terrorismo y belicismo contra Venezuela
(ninguna de las cuales jamás han sido sustanciadas con evidencias
reales) son intentos peligrosos por convencer y asustar a la opinión
pública para justificar algún tipo de agresión en contra de una nación
pacífica. Venezuela nunca ha invadido, atacado, amenazado o intervenido a
otro país, ni tampoco ha bombardeado o asesinado a los ciudadanos de
otras naciones. Venezuela tiene una política de paz, y nunca ha
trasgredido o violado esa promesa.
Venezuela también tiene el derecho soberano de entablar relaciones
con otras naciones como bien le parezca y de desarrollar sus propias
políticas internas para beneficiar el bienestar de su gente. Esa parece
ser la mayor amenaza para los Estados Unidos.
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