Por Mirko C. Trudeau | ALBA TV
Finalmente el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, impuso al ultraconservador cubano-estadounidense Mauricio Claver-Carone como presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), quien será el primer funcionario no latinoamericano en dirigir el organismo regional, rompiendo una tradición de 61 años.
Claver-Carone, quien ocupaba el cargo de director del Consejo Nacional de Seguridad para el hemisferio occidental en la Casa Blanca y es un prominente promotor del embargo contra Cuba y uno de los principales estrategas en el diseño de política para derrocar al gobierno constitucional de Venezuela, fue impuesto en asamblea general que se realizó el sábado 12 de forma virtual entre los 48 gobernadores del BID.
Washington espera que desde la presidencia, Claver-Carone sirva para minimizar la presencia de China en la región, y por ello presionó de todas las formas conocidas a los gobiernos de la región para asegurar los votos.
La elección echó por tierra la tradición del organismo financiero internacional, que desde su fundación en 1959 había tenido como titular a un latinoamericano y abrió la interrogante sobre el futuro inmediato de una institución creada para promover el desarrollo económico y la integración económica de América Latina.
Si era tarea difícil hallar una organización que preste dinero a los gobiernos sin ninguna consideración política, hoy parece imposible. Los dueños del capital tienen sus propias reglas, y la principal es no financiar a gobiernos que, en su opinión, no comparten por entero los postulados del sistema capitalista.
O sea, el mecanismo utilizado por los financiadores para hacer efectivos sus empréstitos es el del condicionamiento a las medidas económicas y sociales que propone el prestamista, en general las que promociona el Fondo Monetario Internacional, al pago de la deuda externa, reformas impositivas regresivas, recorte de los gastos, desatendiendo los proyectos de desarrollo humano y social.
El BID ha condicionado siempre los préstamos para invertir en los proyectos que ellos apoyaban que, obviamente, nunca se preocuparon de los sectores más desfavorecidos de nuestros países. Hay que resaltar que (pocas) veces el BID sirvió para salvar proyectos de utilidad pública, necesitados de fondos, quizá porque todos sus titulares han sido latinoamericanos.
La decisión tuvo la oposición de México, Argentina, Chile y la Unión Europea que, preocupados por los efectos a largo plazo de la decisión, buscaron inicialmente retrasar la votación, pero no consiguieron el respaldo suficiente. Claver-Carone sucederá al colombiano Luis Alberto Moreno a partir del primero de octubre por un periodo de cinco años, con posibilidad de reelección.
Argentina hizo un llamado a abstenerse de votar, debido a las tensiones que generó que Estados Unidos rompiera la tradición de que el BID fuera liderado por un latinoamericano, pero Claver-Carone consiguió el apoyo de la mayoría de los países de la región y recibió 30 votos de los gobernadores, con 23 apoyos de la región. En porcentaje ponderado según las acciones por país, el estadounidense recibió 66.8 por ciento del total.
Para ganar la nominación, un candidato debe tener el apoyo de al menos 15 de los 28 países americanos, 26 naciones que reciben créditos, más Estados Unidos –principal accionista del BID con 30 por ciento del financiamiento– y Canadá.
Cínicamente, tras su elección, Claver-Carone dijo que "esta victoria es para América Latina y el Caribe. Quiero agradecer a todos nuestros socios en la región por mantener la integridad de este proceso electoral y compartir nuestra visión común de un BID más fuerte y receptivo".
La elección del jefe del BID se convirtió en una lucha geopolítica entre el gobierno de Trump, quien buscaba fortalecer su posicionamiento en América Latina, rica en recursos que quiere apropiarse, y contrarrestar la influencia de China. El papel del BID será central en una región devastada por la pandemia, para la cual el Fondo Monetario Internacional pronostica una contracción de la economía de 9,4 por ciento.
El BID surgió en 1959 en el seno de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y había tenido cuatro presidentes, todos de origen latinoamericano: el chileno Felipe Herrera (1960-1970), el mexicano Antonio Ortiz Mena (1970-1988), el uruguayo Enrique Iglesias (1988-2005) y el colombiano Luis Alberto Moreno.
En junio, el senador demócrata Patrick Leahy, vicepresidente del Comité de Apropiaciones del Senado, declaró en el Congreso que Claver-Carone era el nominado equivocado para generar apoyo para el BID, por ser considerado un arquitecto de las políticas hacia América Latina del presidente Trump "que han complicado nuestras relaciones con amigos y aliados".
Claver-Carone trabajó en el Departamento del Tesoro durante el gobierno de George W. Bush. También dirigió la empresa de cabildeo US-Cuba Democracy PAC, cuyo objetivo es influir en las políticas de Washington para lograr un derrocamiento del gobierno en Cuba.
Tras la victoria de Donald Trump fue integrante del equipo de transición. Está vinculado estrechamente con el senador republicano por Florida Marco Rubio y es considerado uno de los impulsores de la marcha atrás en la política de apertura hacia Cuba del ex presidente Barack Obama y de la imposición de sanciones a Venezuela.
Pero, con las elecciones presidenciales del 3 de noviembre en el horizonte, con la imposición de Claver-Carone, busca asegurar los votos hispanos (en especial cubano-estadounidenses) del estado Florida.
Fuente: ALBA TV
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