El presidente Lenín Moreno y el Fondo Monetario Internacional (FMI)
lograron unir a los diferentes sectores de la sociedad ecuatoriana: el
miércoles, el mandatario enfrentará un paro nacional convocado por
organizaciones sindicales, campesinas, indígenas y populares en rechazo
al “paquetazo” y la "flexibilización" del mercado laboral.
Lenín
Moreno ha logrado la unidad desde los distintos sectores, en la acción,
en la protesta. En perspectiva estratégica, cada sector del pueblo
separado y aislado nunca será nada, incluso obteniendo alguna victoria
circunstancial y este parece ser el momento de construir una corriente
solidaria más allá de cualquier diferencia coyuntural.
Desde
algunos trolls del gobierno, pequeños sectores políticos y personajes
oscuros que apoyan a Moreno, están tratando de fomentar la desunión de
aquellos que se han sumado a la movilización generalizada, para que
fracase la movilización nacional y pescar a río revuelto -como siempre
lo han hecho-, ya que solo representan a su mezquinos intereses.
Una nación sublevada
Manifestantes,
en su mayoría indígenas y campesinos, mantuvieron los bloqueos
carreteros en Ecuador por la eliminación de subsidios a combustibles, en
el sexto día de protestas contra los incrementos al diésel y la
gasolina. En una decena de provincias del cordón andino, desde Imbabura
(norte y cercana a la frontera con Colombia) hasta Loja (sur y limítrofe
con Perú) continuaron los cierres de carreteras.
Moreno
sabía que las medidas anunciadas, "paquetazos" y "terapias de choque"
del neoliberalismo puro y duro impuesto por el Fondo Monetario
Internacional, implicaba un deterioro para la mayoría de la población,
gracias a un alza generalizada de los precios del combustible de 123 por
ciento y, por consiguiente, del transporte público.
En
febrero último Moreno firmó un con el FMI para el préstamo de 4.200
millones de dólares. Fue el fin de las dudas sobre las políticas
sociales y soberanistas de Moreno, quien marcó un giro de 180 grados
respecto a las aplicadas por su antecesor Rafael Correa, de quien fue
vicepresidente por seis años, y a quien hoy persigue.
En
los últimos días, el descontento social derivó en una huelga general de
transportistas y en jornadas de confrontaciones violentas en las calles.
El sábado, comunidades indígenas de la sierra de Chimborazo retuvieron a
47 militares, y otros pueblos indígenas declararon, en ejercicio del
derecho a la autodeterminación, el estado de excepción en sus
territorios para contrarrestar "la brutalidad de la fuerza pública".
Los
movimientos sociales hablan de una doble traición de Moreno: a los
electores, que votaron por la permanencia del partido Alianza País en la
presidencia y a la Revolución Ciudadana iniciada y conducida por
Correa. Hoy convive con la inestabilidad y sublevaciones sociales, que
desde la década de 1990 ya lograron la expulsión de tres presidentes:
Abdalá Bucaram (1996-1997), Jamil Mahuad (1998-2000) y Lucio Gutiérrez
(2003-2005.
Los cálculos de Moreno y sus asesores fueron
por demás erróneos: a) ignoró esos antecedentes, y supuso que la
sociedad ecuatoriana había perdido la capacidad de movilización mostrada
durante el proceso de la Revolución Ciudadana; b) creyó que contaría
con el apoyo de la derecha, incluso con una declaración de amor
incondicional y una súplica para que no lo abandonen a Jaime Nebot y
Guillermo Lasso.
Justicia indígena
La
organización de indígenas de la Amazonia, donde se ubica la
infraestructura petrolera, publicó videos que muestran a habitantes con
lanzas bloqueando carreteras y gritando: "¡abajo el gobierno!" En
Alausí, grupos de indígenas retuvieron a 47 militares.
Respondiendo
al estado de excepción decretado por Moreno, la Confederación de
Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie) impuso a su vez "el estado
de excepción" ante "la brutalidad" de las fuerzas de seguridad durante
las protestas contra el paquetazo, que hasta ayer dejaron más de 70
heridos y 300 detenidos.
Asimismo, advirtió que aplicará
el sistema de justicia indígena a "militares y policías que se acerquen a
territorios indígenas" y denunció la "insistencia" del gobierno en
"avanzar sobre nuestros territorios con la explotación de minería,
petróleo y bienes de la naturaleza, destruyendo entornos de vida y
respaldando con fuerzas militares la presencia de las empresas".
"Militares
y policías que se acerquen a nuestros territorios serán retenidos y
sometidos a la justicia indígena", advirtió Jaime Vargas, presidente de
Conaie, quien explicó que “hasta este momento estamos movilizados en
cada uno de nuestros territorios, pero muy pronto todos los pueblos, a
nivel nacional, marcharemos hacia el punto principal que es la ciudad de
Quito".
Es de destacar que hay un recambio generacional
en el movimiento indígena, que viene desde las comunidades, se
manifiesta en organizaciones y pueblos y sacude a la Conaie. “Un viento
nuevo que empuja a la movilización desde la dignidad y la conciencia de
que solo con la lucha se puede cambiar un destino impuesto. Parece que
empieza a marcarse un nuevo camino”, señala el exvicecanciller Kintto
Lucas.
Represión a cambio de deuda externa
No
ganó las elecciones, el pueblo no los convocó, pero los técnicos del
Fondo Monetario Internacional ordenan hoy el Ecuador en plena alianza
con el gobierno de los empresarios y dejaron en claro que no darían el
nuevo desembolso del crédito contratado si no se hacían las reformas
laborales y previsionales desde el gobierno.
Las medidas
tienen el carácter de las recetas neoliberales: debilitar el Estado y
fortalecer las grandes empresas; obligar a los pobres a pagar la crisis
que causaron los poderosos y los benefició; hambrear a un pueblo entero
para garantizar el pago de la deuda externa, señala el académico Edgar
Isch López.
Ello se enmascara en discursos de
transparentar las finanzas, de “poner la casa en orden” y, por supuesto,
de sacrificarnos “todos” para lograr días mejores. Los gobiernos
neoliberales en el momento de tomar medidas de este tipo dicen que hay
que apretarse los cinturones por un tiempo, pero que a la vuelta está el
paraíso.
En las marchas y calles, se observa una gran
agresividad de las fuerzas represivas del Estado, se arresta a personas
que están amenazadas de juicios penales y se pretende amedrentar a la
población. La paz social buscada por los gobiernos se ha roto en el
Ecuador, ahora reinicia el tiempo de la lucha directa. “Se acabó el
miedo, retomamos la lucha”.
Que las medidas tengan
relación directa con imposiciones colocadas sobre el país a cambio de
deuda externa es uno de las causales de su ilegitimidad. Las
condicionalidades que vienen con los desembolsos, que ponen obligaciones
al Estado que se califica de soberano, los registros de avances en el
que se entrega al FMI información que se mantiene oculta al pueblo,
destruye cualquier sentido de la democracia, añade Isch.
Lenin
Moreno, en la ONU, llamó a la intervención contra el pueblo de
Venezuela, la entrega de una base aérea en Galápagos para uso de naves
de inteligencia de Estados Unidos, las salidas del Ecuador de Unasur y
la OPEP, instancias de integración Sur-Sur.
Su alianza con
la gran burguesía es natural pues este pequeño sector de la sociedad
ecuatoriana se encuentra integrada, en relaciones constantes y
permanentes, con las transnacionales y los intereses foráneos. Se olvidó
del pueblo: hoy todo el país se lo recuerda, en las calles, en las
carreteras. Bucarán, Mahuad y Lucio Gutiérrez ya marcaron su posible
final.
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