lunes, 10 de junio de 2019

Honduras, un país modelo

Foto G. Trucchi | Rel-UITA
Por Luis Méndez

Como ha sido frecuente en los últimos años, asistimos a una nueva coyuntura política marcada por el descontento popular en las calles, y por el uso excesivo de la violencia por parte de las fuerzas represoras del Estado. 

Las condiciones estructurales y materiales del país; crisis política, institucional, económica, corrupción, narco política, y la violencia como política estatal reafirma la tesis de que Honduras es un Estado capturado por las élites oscuras del crimen organizado, y ubican nuevamente al país en el escenario mundial como un modelo de democracia fallida, y uno de los países más desiguales de la región, caracterizado por un mal gobierno que ha desplegado nuevas formas de control del poder estatal; la narco política y la remilitarización al estilo del uribismo en Colombia.

Un país con la deuda no saldada (Post Golpe de Estado 2009), en términos de justicia, derechos humanos y de reconstrucción del tejido social y democrático. Como suele pasar con los gobiernos subordinados al imperialismo norteamericano, el país sigue siendo enclave regional y continental para fines geoestratégicos; un país modelo de golpe blando, replicable a gobiernos progresistas de América Latina, y correa de transmisión de la política intervencionista de EEUU para la región y el continente.

En este contexto, cabe señalar que el absolutismo de un gobierno dictatorial como el de Juan Hernández atraviesa una etapa de debilitamiento y desconfianza, especialmente por la corrupción estatal, y la narco política estrechamente vinculada a sus estructuras partidarias y familiares más cercanos, resalta el caso de su hermano Tony Hernández (TH).

Partiendo de la tesis de que el mal gobierno de JOH no sea oxigenado por fuerzas externas, que no le posibiliten recomponer el desastre económico, y la falta de legitimidad en el ámbito nacional e internacional, estaríamos asistiendo a los estertores del régimen. Por lo que a corto plazo se podría acelerar una salida "democrática", fríamente calculada por EEUU, y posteriormente su posible extradición dados sus vínculos no solo con su hermano Tony Hernández sino con el entramado de la narco política criolla, incrustada dentro del Partido en el gobierno.

Asistimos también a una reagrupación de las fuerzas populares, con un actor nuevo: la Plataforma por la Defensa de la Salud y la Educación, que ha irrumpido en el escenario político hondureño, desplazando a los clásicos, y a algunos nuevos movimientos sociales. 

Plataforma por la defensa de la salud y la educación constituida como un actor clave en la nueva coyuntura. Una Plataforma políticamente capaz de convocar unitariamente a diversos sectores; sobretodo a la dirigencia y a las bases del sector Salud y Educación, quienes en la última década han sido marginados, y propensos a la vorágine privatizadora de lo público. Plataforma de salud y educación convocante de movimientos sociales y populares, organizaciones de pobladores, y otras articulaciones como La Convergencia contra el continuismo, la Acción Ciudadana contra la Dictadura, así como la dirigencia y militancia de partidos de oposición, principalmente del Partido Libertad y Refundación, LIBRE, quienes en su reciente reunión de coordinación nacional resolvieron en su párrafo segundo que: "Ratifica el apoyo SIN CONDICIONES a los sectores sociales que luchan contra las diversas formas de despojo neoliberal, en especial a la Plataforma en Defensa de la Salud y la Educación donde nuestra militancia está integrada activamente, hasta restaurar el orden constitucional mediante la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente". Aunque el comunicado no establece si es una Asamblea Nacional Constituyente originaria o derivada pero hace la mención.

En este contexto de reunificación de las fuerzas populares, pese a las contradicciones que podrían reaparecer en momentos álgidos o estratégicos, se puede inferir que estamos transitando orgánicamente a un tercer aglutinador del movimiento popular de los últimos 20 años; la Plataforma por la Defensa de la Salud y la Educación, es decir:
     El paso de la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular al Frente Nacional de Resistencia Popular, (frente subsumido por su brazo político, Partido LIBRE), y del frente de resistencia popular a una novísima Plataforma de salud y educación en una etapa primaria de conformación, pero capaz de aglutinar las fuerzas populares diversas de todo el país, tal como en su momento la coordinadora y el frente de resistencia lo hicieran.

Todos estos actores aglutinadores del movimiento social y popular, militancia político – partidaria, y especialmente los sectores convocantes: Salud y Educación están creando las condiciones para la construcción de un poder popular real, desde abajo, capaz de dar el salto cualitativo hacia nuevos escenarios de contrapoder, y posiblemente un nuevo episodio por la disputa del poder en el corto plazo. 

Poder popular y la disputa por la toma del poder que en determinado momento podrían conjugarse como un proceso no planificado, y de vinculo coyuntural, una confrontación de lucha de clases y contrapoder, (aún que esto último no forme parte de la agenda de la Plataforma), pero de conjugarse podría dar paso a una Asamblea Nacional Constituyente originaria, y no derivada como lo plantean los partidos tradicionales, la disolución del actual congreso nacional, y allanar el camino para una nueva Corte Suprema de Justicia. Sin lugar a dudas, la salida a la crisis no pasa exclusivamente por la salida de JOH. El fin de la dictadura solo es el paso que dé pie a la real transformación del país, a cambios radicales, el retorno al estado de derecho, a la institucionalidad asaltada por el partido en el Gobierno.

La Plataforma ha creado las condiciones para una movilización de carácter nacional capaz de paralizar sectorialmente a grupos económicos claves, la sostenibilidad de un Paro Nacional de seis días, y más de treinta días de permanente movilización popular es un claro ejemplo de construcción de poder popular. Etapa donde las fuerzas represoras del Estado han asesinado a manifestantes, han utilizado la fuerza de forma desproporcional, criminalizado y encarcelado a quienes asumen la protesta como un derecho. Dada las multitudinarias movilizaciones, el gobierno ha infiltrado a grupos de maras y ¡mancha brava”, del partido en el gobierno para crear caos, destrucción y “falsos positivos”, el caso de la quema de la entrada principal de la Embajada de EEUU, o la quema de contenedores de la empresa transnacional (DOLE), en la Costa Norte que están siendo utilizados mediáticamente tanto por el régimen. Así como por la misma Embajada de EEUU para criminalizar a la población que sale a defender el derecho a la salud y la educación.

En este marco de movilizaciones las demandas de la Plataforma han sido precisas; derogación de los decretos ejecutivos emitidos por el Presidente y el Consejo de Ministros (PCM), como condición para entrar a un diálogo en igualdad de condiciones. Demanda que solo ha recibido la intransigencia por parte del régimen, lo que automáticamente crea las condiciones para un nuevo levantamiento popular, (si después de cinco días de tregua post anulación de los PCM no hay respuesta alguna para un dialogo horizontal), el retorno a la calle es inminente.

En resumen, si la Plataforma lo decide, se estaría a las puertas de un nuevo Paro Nacional prolongado que pondría en “jaque”, al régimen, y a Juan Hernández más cerca de la cárcel por haber violentado la constitución, asaltado el estado de derecho, aparte del latrocinio al erario público, sus vínculos con el crimen organizado, y la narco política como su máximo legado nacional.

Posibles escenarios:

Primero: El llamado a un nuevo Paro Nacional prolongado por parte de la Plataforma por la Defensa de la Salud y la Educación estaría aglutinando nuevas fuerzas populares, de otros sectores y movimientos; económicos, religiosos, y fuerzas político partidarias que obligarían de cualquier manera la salida inminente de JOH. Las líneas de dirección nacional y la militancia, bases del Partido LIBRE en esta nueva etapa, (militancia que ha sido consecuente desde el primer momento que se convocó a las movilizaciones), nuevamente se vuelven actores claves para la acumulación de fuerza. La integración de un sector del Partido Liberal, y la inconformidad de la Cámara de Comercio e Industrias de Cortés, (CCIC) quienes han dado avisos de malestar con el régimen, al igual que la Conferencia Episcopal que reaparece, y se distancia de la postura gobiernista del cuestionado Cardenal Oscar Andrés Rodríguez puede provocar un efecto cascada de otros sectores conservadores que, al igual que ellos se distancien de JOH bajo el lema del ¡BastaYa!, mismo que se podría materializar en acciones concretas de lucha no solo para resolver la crisis en salud y educación sino para el definitivo y esperado ¡FUERA JOH! (El agotamiento del régimen frente a un nuevo Paro Nacional prolongado podría desarticular vínculos entre aliados políticos, económicos y militares que han sostenido el régimen ilegitimo de Juan Hernández, y podría significar el fin de las lealdades, o el saldo de cuentas por cobrar por casos de los extraditables.

Segundo: A mayor movilización, mayor represión parecería ser la tendencia del régimen. Dadas las condiciones de multitudinarias movilizaciones a nivel nacional, y de fuerza unitaria en la lucha, de la capacidad de la población para la paralización del país, sus vías de transporte y comercio. La respuesta del régimen podría desarrollarse de manera violenta, irrespetando el derecho a la manifestación pacífica, y cualquier tratado internacional, disparando a bala viva en contra de la población, y dispersar, atemorizar y neutralizar la movilización popular. Así como la instrumentalización de las bases cachurecas, y maras como provocadores y generadores de crisis (falsos positivos), para culpar a la Plataforma de incidentes durante las movilizaciones. Lo que en resumen ayudaría al régimen a consolidarse nuevamente, tener control del poder con mayor fuerza y determinación para imponer y prolongar la dictadura. También significaría mayor desconfianza y pérdida de credibilidad frente a gobiernos y comunidad internacional.

Escenarios intermedios:


Primero: Ante la movilización popular de carácter nacional, de la paralización de la economía a gran escala, el régimen podría acceder a todas las peticiones de la Plataforma, sentarse al diálogo, aminorar el impacto económico, y político provocado por el Paro Nacional; ceder ante ciertas peticiones pero en otro sentido, desmovilizar las fuerzas populares. El régimen se fortalece aunque ceda parcialmente a las demandas del sector salud y educación. (El régimen cede, se reinstala y reconfigura su fuerza, busca llevar el dialogo a la mínima expresión, con las pausas suficientes que le permitan al Gobierno tomar control nuevamente.

Segundo: El régimen asume el compromiso de ir a un diálogo bajo las peticiones de la Plataforma, exigiendo a cambio que se suspenda la movilización popular. La Plataforma accede, el régimen gana tiempo, instrumentaliza el proceso, y repentinamente suspende el dialogo, no se llega a acuerdos y se rompe el dialogo; llega el tiempo de la opacidad, la resistencia se desmoviliza y pierde capacidad de reagruparse. El régimen se fortalece y se consolida nuevamente.

Otro posible escenario: Golpe o contragolpe. Golpe blando o nuevas formas de Golpe. En resumen, continua el tiempo de los ensayos imperiales en un país de enclave.



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