Dibujo Allan McDonald/Rel-UITA |
Por Gerardo Iglesias - Rel-UITA
Las transnacionales desembarcan en nuestras playas. Son los nuevos dioses. Un empleo en esas empresas hay que considerarlo un regalo divino, algo para agradecer por siempre y de rodillas, aunque seas tratado como el diablo.
En San Valentín, día de los enamorados, Calvo daba tradicionalmente un bono de 150 dólares. Lo hizo desde 2005 a cada trabajadora que hubiera cumplido un año de trabajo y que no tuviera más de diez faltas injustificadas. Cada San Valentín, según consta en los recibos, la transnacional atunera desembolsaba el “Bono por el día del empleado de Calvo”.
Para las trabajadoras este ingreso es de suma importancia, ya que el período escolar empieza a finales de enero, y con el bono solían amortiguar los gastos escolares de sus hijos. Pero en 2010 Calvo dio una contraorden, sin previo aviso: como Dios hace las cosas, ¡que joder!
A solo días de haber anunciado un incremento en sus ganancias globales, el 15 de febrero la empresa comunicó a los trabajadores salvadoreños que debido a “los resultados del año anterior y la proyección de éste, que manifiestan problemas económicos motivados por la crisis internacional, la empresa estaría en la disposición de otorgar una bonificación de carácter extraordinario consistente en una dotación de productos básicos a los trabajadores…”
Las transnacionales desembarcan en nuestras playas. Son los nuevos dioses. Un empleo en esas empresas hay que considerarlo un regalo divino, algo para agradecer por siempre y de rodillas, aunque seas tratado como el diablo.
En San Valentín, día de los enamorados, Calvo daba tradicionalmente un bono de 150 dólares. Lo hizo desde 2005 a cada trabajadora que hubiera cumplido un año de trabajo y que no tuviera más de diez faltas injustificadas. Cada San Valentín, según consta en los recibos, la transnacional atunera desembolsaba el “Bono por el día del empleado de Calvo”.
Para las trabajadoras este ingreso es de suma importancia, ya que el período escolar empieza a finales de enero, y con el bono solían amortiguar los gastos escolares de sus hijos. Pero en 2010 Calvo dio una contraorden, sin previo aviso: como Dios hace las cosas, ¡que joder!
A solo días de haber anunciado un incremento en sus ganancias globales, el 15 de febrero la empresa comunicó a los trabajadores salvadoreños que debido a “los resultados del año anterior y la proyección de éste, que manifiestan problemas económicos motivados por la crisis internacional, la empresa estaría en la disposición de otorgar una bonificación de carácter extraordinario consistente en una dotación de productos básicos a los trabajadores…”
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