Por Manuel Zelaya Rosales
Lo notorio en los cables diplomáticos de los embajadores imperiales es que se tomen tan en serio, la misión de “interpretar” desde su beneficio las cosas que hacemos otros países. Que Terminen confundiendo el día con la noche, lo negro con lo blanco, y, en general cualquier actitud que les sea adversa.
Lo notorio en los cables diplomáticos de los embajadores imperiales es que se tomen tan en serio, la misión de “interpretar” desde su beneficio las cosas que hacemos otros países. Que Terminen confundiendo el día con la noche, lo negro con lo blanco, y, en general cualquier actitud que les sea adversa.
Nunca van entender las derechas, del continente que como países soberanos, tenemos todo el derecho de pelear nuestras luchas, con la perspectiva de ganarlas, y eso logramos precisamente con la anulación de las resoluciones contra Cuba en San Pedro Sula, y con nuestra apertura con el socialismo del sur.
Las resoluciones de OEA, en Honduras, a favor de la revolución cubana, y mi adhesión al ALBA; fueron victorias, porque cada una de ellas produjo la posibilidad de acercarnos a Latinoamérica por la justicia y la libertad que merece el pueblo hondureño.
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