martes, 25 de septiembre de 2018

Cuba: Ideas en torno al proceso constituyente

Por José Luis Centella | CubaDebate 

Abordar una valoración en torno al proceso constituyente que se esta llevando a cabo en Cuba, debe partir de un requisito previo, el de admitir que la resolución de este debate corresponde de forma exclusiva y protagónica al pueblo cubano, que en un proceso constituyente ejemplar, va a debatir, en los barrios, las ciudades, los pueblos y los centros de trabajo cada articulo cada idea, de esta nueva Constitución que trata de situar a la República de Cuba en el siglo 21, manteniendo la esencia de su proceso revolucionario y adaptando aquellas cuestiones que sirvan para mejorar las reglas que regirán la vida social, económica y política del pueblo cubano.

En primer lugar la aprobación por unanimidad del texto que se presenta a debate puede resultar engañosa, puede aparentar que las diputadas y diputados se limitaron a decir “amen” al texto presentado por la Comisión Constitucional que la Asamblea había creado al efecto. Nada mas lejos de la realidad. Pude ver en directo algunos de los debates sobre el texto constitucional y aseguro que fueron debates vivos, donde unos diputados se interpelaban a otros en un intercambio continuo de ideas, propuestas y opiniones variado, plural, muy activo y muy participativo. Nada parecido a los parlamentos como el español, en los que solo intervienen un numero reducido de diputados/as en una sucesión de intervenciones que nadie escucha y que finalmente cada diputado/a vota lo que le manda su partido y que se tiene pensado antes del inicio del debate.

El resultado de este debate es por tanto la síntesis de centenares de intervenciones, de propuestas, de interpelaciones, de esa síntesis sale la unanimidad, porque quienes participaron en el debate que la inmensa mayoría de los representantes del pueblo cubano se veían reflejadas/os en el texto resultante.

A partir de esta realidad, nos encontramos con un texto que es un borrador sometido ahora a un proceso constituyente de verdad, no de esos en los que, como el de la Constitución española de 1978, un grupo de 9 personas se encierran a solas en un salón o en un hotel y acuerdan un texto ante el que el pueblo solo puede decir un Si o un No. Este es un proceso constituyente participativo y de doble vuelta, porque ahora se da la palabra al pueblo para que plantee todas sus inquietudes, sus ideas, sus propuestas o sus críticas, para que luego nuevamente el parlamento cubano redacte el texto que definitivamente se someterá a la votación.


Hay que explicar todo esto para desmentir a los imperialistas y sus medios de comunicación que se empeñan en decir que en Cuba no hay debate político y que el parlamento cubano se limita a aplaudir lo que propone la dirección del Partido Comunista.

Desde esta premisa,  tenemos que tener en cuenta que no se plantea una mera reforma de la actual Constitución, sino que se plantea una nueva Constitución, porque la revolución cubana entra en una nueva etapa. No solo porque la sustitución de los líderes históricos de la revolución ya sea por si solo motivo de abrir una nueva fase, sino porque los cambios que han ocurrido y están ocurriendo en el planeta plantean hoy situaciones, retos, que hace pocos años ni siquiera pensábamos que podían existir, desde el avance de las nuevas tecnologías, hasta los cambios en la situación económica del planeta, lo que obliga a situar a Cuba en condiciones de dar respuesta a la nueva coyuntura internacional.

En este contexto es obligada la referencia a la definición de Fidel sobre que Revolución es tener sentido del momento histórico, pues bien, de eso se ha tratado, la dirección de la revolución toma sentido del momento histórico y plantea la necesidad de dotarse de un marco institucional que responda a las necesidades de la construcción del socialismo en este Siglo XXI.

Dicho esto también es bueno señalar que no estamos ante un texto que parte de cero, ni mucho menos de una propuesta que rompe con lo anterior, estamos ante un borrador que plantea la superación dialéctica de la anterior Constitución, manteniendo el carácter socialista del Estado, y la democracia participativa y protagónica del pueblo cubano, a la vez que sitúa los cambios necesarios para que el nuevo texto constitucional sea un instrumento que permita mejorar las condiciones de vida del pueblo cubano.

Por lo tanto, en cualquier análisis hay que situar al mismo nivel lo que se mantiene y lo que se cambia, ya que si se pone el foco solo en lo que se cambia, por ser lo más novedoso, puede darse la impresión de que estamos ante un texto rupturista, mientras que si ponemos el foco solo en lo que se mantiene se puede dar la idea de que estamos ante un texto inmovilista.

En este sentido quienes esperaban que la desaparición física de Fidel abriera las puertas hacia una transición al capitalismo -algunos llegaron a poner a España como ejemplo- se llevan una tremenda desilusión, ya que estamos ante una propuesta que no cuestiona el sistema socialista y que no plantea asumir la democracia burguesa como base del funcionamiento político.


Esto no quiere decir que estemos ante un texto inmovilista, porque los cambios que se plantean cambios son profundos pero están en el sentido de perfeccionar, tanto el sistema socialista, como el funcionamiento de las instituciones que sufren importantes cambios para recortar burocracia y acercar al pueblo a los centros de dirección para un mejor desarrollo de la democracia participativa para hacer mas protagonista al Pueblo de la toma de decisiones.

Desaparecen estructuras, y se definen mejor el papel de las administraciones publicas y del Partido Comunista, porque es bueno aprender de las experiencias que se han producido en la división administrativa, la superposición y acumulación de órganos municipales y provinciales en un Estado de reducidas dimensiones físicas como es Cuba, se busca acercar lo máximo posible las decisiones al ciudadano y recortar burocracia.

En todo caso uno de los cambios que mas expectación han producido han sido los relacionados con la economía y los relativos a los derechos de propiedad, ya que incluye modificaciones en relación con los principios económicos, aunque no deberíamos olvidar los debates que se han producido sobre la posibilidad de reconocimiento del matrimonio igualitario entre personas del mismo sexo, así como la incorporación del “habeas corpus”, cuestiones que sobrepasan lo jurídico para alcanzar un calado político y generan controversia, cuyo final no esta predeterminado, porque como decía será el pueblo cubano quien a través de miles de reuniones y encuentros dirá la ultima palabra.

En lo económico, se mantiene, como decía la propiedad socialista de los sectores estratégicos de la economía y de la sociedad como garantía de mantener y mejorar los logros de la Revolución en relación con el mantenimiento de los derechos básicos del ser humano, pero se da un reconocimiento constitucional a la propiedad privada y a la inversión extranjera.

Eso sí, enmarcándola y limitándola al marco socialista de la economía, es decir que se pone la propiedad privada y las inversiones extranjeras al servicio de los objetivos del Estado Socialista.

Por lo tanto la propiedad privada puede actuar en sectores no estratégicos y siempre que respete las reglas que marca el carácter socialista de no romper la solidaridad y la mejora de la vida del pueblo.

Esta realidad de existencia de propiedad privada ya existía, pero al darle carácter constitucional se esta por una parte evitando los problemas que se derivan de la improvisación y por otro asumir que estamos ante una realidad de las relaciones económicas en el planeta muy diferentes a 1976, cuando se elaboro la anterior Constitución.

De esta manera la nueva Constitución regula el marco que no podrá ser ni recortado ni desbordado por una serie de leyes sectoriales que regulara cuestiones tales como concentración de la propiedad evitando la acumulación, el trabajo por cuenta ajena, las relaciones laborales en el seno de la empresa privada y en la publica, etc.

Conjugar economía privada, con economía socialista puede aparecer como un contrasentido y requiere una explicación que nos debe situar en los cambios que se han producido desde la aprobación de la anterior Constitución en 1976. 


En aquel momento en el planeta había dos mercados uno de carácter capitalista, hegemonizado por los EE.UU. que se basaba en el dominio y explotación de los países “neocolonizados” por el imperio, y existía otro mercado creado por los llamados países del socialismo real, un mercado que toma cuerpo en el COMECON y que no funciona en base a la reglas del capitalismo, sino aunque tiene defectos y deficiencias desarrollaba elementos de solidaridad y cooperación mutua.

La caída de la URSS y la desaparición del COMECON dejaba al planeta con un solo mercado, el capitalista, y dejaba a sus instrumentos como el Banco Mundial y el Fondo Monetario como los dominadores de las reglas económicas de todo el planeta. La realidad es que hoy por hoy, todos los Estados si quieren tener acceso a los bienes necesarios para dar respuesta a las necesidades de la población tienen que acudir al mercado capitalista y por lo tanto necesitan los recursos que este mercado requiere, por lo tanto el modelo de la economía cubana, y la de otros Estados que siguen proclamandose socialistas tiene que contemplar la entrada en determinados sectores de la economía del modelo privado de propiedad.

Al mismo tiempo planteo una cuestión que entiendo deberíamos estudiar del desarrollo de la economía que exportó la revolución sovietica en el sentido de suprimir totalmente el mercado y estatalizar toda la economía, cuestión que pudo llevar a una burocratizacion de sectores que el mercado puede dinamizar, me refiero al turismo, una parte de la agricultura, siempre que las reglas en las que se desarrolla el mercado las plantee el Estado y estén supeditadas al interés general, evitando que sea el mercado quien controle la economía, como pasa en los países capitalistas donde el ser humanos esta al servicio de conseguir los objetivos económicos del mercado.

Debe tenerse en cuenta además que la economía cubana seguirá regida por el principio de la planificación socialista, por lo que el mercado tendrá un carácter complementario y regulado, asumido como un elemento de estímulo al desarrollo de las fuerzas productivas.

De esta manera la regulación de la propiedad privada y la inversión extranjera puede servir al mismo tiempo para poder interactuar en el mercado único de carácter capitalista que existe en todo el planeta, y a la vez para dinamizar determinados sectores de la economía.

Otra cuestión medular es la apertura de la puerta para regular el matrimonio entre personas del mismo sexo, cuestión que se sitúa en el reconocimiento de que el matrimonio es la union de dos personas, sin especificar el sexo. Este planteamiento que sitúa a la Constitución cubana como de las mas avanzadas del planeta, es toda una declaración en favor de la igualdad de los seres humanos ya que, en tanto somos personas tenemos los mismos derechos, no es fácil superar siglos de educacion patriarcal y de machismo, pero este detalle nos lleva a la certeza de que no es posible construir el socialismo si no se termina con la sociedad patriarcal, porque el patriarcado como instrumento de dominio de una persona sobre otra es incompatible con la sociedad justa e igualitaria que es la socialista.

Una cuestión que pasa desapercibida pero que me parece interesante resaltar es el cambio que se produce cuando, a la hora de señalar el reconocimiento de las libertades, se pasa de enmarcar estos derechos en los fines de la sociedad socialista a situarlos en los fines lícitos, cambio que a mi entender no toca el fondo, ya que los fines lícitos son los que marca el estado socialista, pero tiene de positivo que no esta a la defensiva, como si los fines de la sociedad socialista pudieran limitar el ejercicio de determinados derechos.

También es importante señalar la limitación de mandatos y el tope de edad de 60 para la Jefatura del Estado. Es importante, no solo porque es una propuesta valiente en el objetivo de favorecer una renovación permanente, sino porque supone un reto, ya que obliga a fortalecer la formación de cuadros a todos los niveles para que esa renovación no sea una cuestión formal obligada por la ley, sino que se corresponda con la disposición de un amplio plantel de cuadros que puedan desarrollaron esa renovación permanente.

Una cuestión que no he visto haya sido muy discutida en Cuba, pero que si puede resultar llamativa en el exterior, es la desaparición de la mención a la sociedad comunista en la Constitución, cuestión que hay que enmarcarla en el carácter que se le quiere dar a la Constitución de instrumento para regular la vida cubana, y no como un texto de teoría política. Por tanto estamos ante una cuestión que no es ideológica sino, como pueden alguien plantearla, ya que se reafirma el papel dirigente del Partido Comunista en su carácter marxista leninista, sino ante la necesidad, lo que no evita que abra las puertas al debate sobre la necesidad de situar en lo concreto, como se plasma, la definición de lo que se considera comunismo y socialismo en un momento histórico en el que no estamos para debates semánticos, sino para preocuparnos en dar respuesta a las demandas populares.

Una cuestión muy importante que plantea la Constitución Cubana y que considero necesario resaltar, porque pone de manifiesto el protagonismo que se otorga al Pueblo en la Carta Magna cubana, es lo que se refiere a la posibilidad de revocar los mandatos, tanto de los/as diputados/as nacionales como de los/as delegados/as municipales cuando pierdan la confianza de sus representados. Esta posibilidad que se regulará por Ley, garantiza que quienes han sido elegidos representantes del pueblo en alguna institución, tengan claro que su mandato depende en todo momento de mantener la confianza de quienes los han elegido.


Esta cuestión de poder revocar a los cargos públicos ha sido planteada en diversas ocasiones por las fuerzas de izquierda en España pero siempre ha sido rechazada porque quienes gobiernan consideran que el pueblo tiene que limitarse a votar cada cuatro años, dando carta blanca a quienes salen elegidos para hacer lo que consideren oportuno sin mas relación con sus electores.

Por ultimo resaltar la posibilidad de que se pueda plantear una reforma constitucional mediante la presentación ante el Consejo Electoral Nacional de una petición suscrita por cincuenta mil electores.

Realizada este repaso de algunos de los elementos que contiene el proyecto de Constitución cubana, es necesario terminar como empece, señalando que son las cubanas y cubanos quienes tienen ahora la palabra, para decidir libremente como dotarse de un instrumento que mejore sus relaciones sociales, económicas, políticas, institucionales, porque ese pueblo se ha ganado con sufrimiento el derecho a decidir por sí mismo su futuro.

Quienes creyeron que después de Fidel llegaría el caos, se encontraron con Raul y su acierto al dirigir la transición, y quienes pensaban que solo el carisma de Fidel mantenía ligado al pueblo cubano a la revolución se encuentran con esta Constitución en la que se plasma la unidad del pueblo en torno al carácter socialista de la revolución. Porque si la definición que Fidel hacia de Revolución empezaba por la capacidad de tener el sentido del momento histórico, continuaba señalando que revolución es cambiar todo lo que deba ser cambiado, por lo tanto no cabe mejor interpretación del legado de Fidel que el afrontar en este momento histórico los cambios que el pueblo cubano considere necesarios.


Al resto de compañeros y compañeras que nos sentimos hermanados con ese pueblo, nos corresponde acompañar, ayudar y aprender, porque como termina señalando Fidel en esa definición del concepto de Revolución al que he aludido varias veces, la lucha por los sueños de justicia para Cuba y para el mundo, se hacen uniendo patriotismo, socialismo e internacionalismo.


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