Foto G. Trucchi | Alba Sud |
Por Giorgio Trucchi | Alba Sud
Fomileno II entró en vigor en El Salvador a finales del 2015. Se trata de un proyecto para la zona marítimo costera financiado por el gobierno de EEUU que pretende reducir la pobreza a través del crecimiento económico. Pero muchas comunidades del área lamentan que sus demandas han sido desoídas.
“Cuando lanzaron el programa del Fomilenio I en la zona norte del país no le dimos mucha importancia. Las informaciones eran muy pocas. Ya casi terminando el proyecto nos dimos cuenta que, aunque el objetivo era erradicar la pobreza, más del 70% de los fondos se había ido en infraestructuras. Ahora vienen para el sur con el Fomilenio II y dicen querer hacer lo mismo: erradicar la pobreza, esta vez en la zona marino costera de El Salvador. Presentamos nuestras propuestas y nunca nos hicieron caso. Ahora nos cuesta mucho creerles”.
Así cuenta a Alba Sud qué puede suponer el proyecto Fomilenio II José Santos Guevara Maradiaga (Mario), director ejecutivo de la Asociación Intercomunal de Comunidades Unidas para el Desarrollo Económico y Social del Bajo Lempa (ACUDESBAL), organización de base que promueve el desarrollo socio-económico y la reducción de la vulnerabilidad climática en 29 comunidades pobres del Bajo Lempa, Jiquilisco, y que beneficia a más de 2000 familias.
Antecedentes
La segunda fase del Fondo del Milenio (Fomilenio II) entró en vigor en El Salvador a finales del 2015. Se trata de un proyecto financiado por el gobierno de Estados Unidos por medio de la Corporación del Reto del Milenio (MCC, por sus siglas en inglés), que se propone reducir la pobreza a nivel nacional a través del crecimiento económico y el mejoramiento productivo. Como explicaba Mario Guevara, Fomilenio II impactará toda la franja costera del país y muchas de las comunidades de la zona lamentan que sus demandas han sido desoídas.
La primera fase de Fomilenio se desarrolló entre 2006 y 2012 en la zona norte del país, con un aporte de 461 millones de dólares de parte del gobierno estadounidense. El proyecto se enfocó en las áreas de desarrollo humano, desarrollo productivo y conectividad vial. La MCC asegura que el proyecto benefició a unos 600 mil habitantes de 94 municipios.
Tras un complicado proceso legislativo que comportó la aprobación y reforma de leyes y reglamentos, la MCC y el gobierno estadounidense decidieron financiar una segunda fase del proyecto: Fomilenio II. El total de la inversión será de 365,2 millones de dólares, de los cuales 277 millones serán aportados por la MCC y 88,2 millones por el gobierno salvadoreño. El proyecto, cuya implementación tendrá una duración de 5 años, involucrará a 104 municipios situados en la zona sur del país.
Entre las obras que se ejecutarán por medio de alianzas público-privadas se encuentra la ampliación a 4 carriles de la carretera Litoral, desde el aeropuerto Monseñor Óscar Arnulfo Romero hasta Zacatecoluca (24,2 kilómetros); mejoras en el pase fronterizo de El Amatillo; mejoras en 344 centros escolares de la franja marino costera y el fortalecimiento del sistema nacional de formación técnica profesional.
El 12 de marzo pasado iniciaron los trabajos de ampliación de la carretera del Litoral, obra en la que se invertirán 71,1 millones de dólares. Comenzaron con la construcción de 22 viviendas para familias que viven a la orilla de la calle y que serán reubicadas. En total se construirán 55 obras de paso, incluyendo dos puentes sobre los ríos Jiboa y Comalapa. Según la MCC se beneficiará a casi 250 mil habitantes y se crearán casi 2 mil empleos entre directos e indirectos.
La segunda fase del Fondo del Milenio (Fomilenio II) entró en vigor en El Salvador a finales del 2015. Se trata de un proyecto financiado por el gobierno de Estados Unidos por medio de la Corporación del Reto del Milenio (MCC, por sus siglas en inglés), que se propone reducir la pobreza a nivel nacional a través del crecimiento económico y el mejoramiento productivo. Como explicaba Mario Guevara, Fomilenio II impactará toda la franja costera del país y muchas de las comunidades de la zona lamentan que sus demandas han sido desoídas.
La primera fase de Fomilenio se desarrolló entre 2006 y 2012 en la zona norte del país, con un aporte de 461 millones de dólares de parte del gobierno estadounidense. El proyecto se enfocó en las áreas de desarrollo humano, desarrollo productivo y conectividad vial. La MCC asegura que el proyecto benefició a unos 600 mil habitantes de 94 municipios.
Tras un complicado proceso legislativo que comportó la aprobación y reforma de leyes y reglamentos, la MCC y el gobierno estadounidense decidieron financiar una segunda fase del proyecto: Fomilenio II. El total de la inversión será de 365,2 millones de dólares, de los cuales 277 millones serán aportados por la MCC y 88,2 millones por el gobierno salvadoreño. El proyecto, cuya implementación tendrá una duración de 5 años, involucrará a 104 municipios situados en la zona sur del país.
Entre las obras que se ejecutarán por medio de alianzas público-privadas se encuentra la ampliación a 4 carriles de la carretera Litoral, desde el aeropuerto Monseñor Óscar Arnulfo Romero hasta Zacatecoluca (24,2 kilómetros); mejoras en el pase fronterizo de El Amatillo; mejoras en 344 centros escolares de la franja marino costera y el fortalecimiento del sistema nacional de formación técnica profesional.
El 12 de marzo pasado iniciaron los trabajos de ampliación de la carretera del Litoral, obra en la que se invertirán 71,1 millones de dólares. Comenzaron con la construcción de 22 viviendas para familias que viven a la orilla de la calle y que serán reubicadas. En total se construirán 55 obras de paso, incluyendo dos puentes sobre los ríos Jiboa y Comalapa. Según la MCC se beneficiará a casi 250 mil habitantes y se crearán casi 2 mil empleos entre directos e indirectos.
Demandas desoídas
Recorriendo la Litoral rumbo a la comunidad de El Zamorán, Jiquilisco, Usulután, donde se encuentra la sede de la Acudesbal, nos topamos con las primeras obras de la ampliación a cuatro carriles de la carretera. Árboles abatidos, movimientos de tierra a los dos lados de la carretera, retroexcavadoras en acción.
“Ya se miran los primeros impactos. En ese punto de la carretera los árboles formaban una especie de túnel natural que se extendía por kilómetros. Mirando lo que queda de los troncos te puedes hacer una idea del tamaño que tenían. Eran enormes y hermosos. Y esto es solamente el inicio. El impacto ambiental va a ser muy fuerte”, explica Francisco Ramos, gerente de la Confederación de Federaciones de la Reforma Agraria Salvadoreña (CONFRAS), organización que integra ACUDESBAL.
La MCC y Fomilenio II aseguran que destinarán 6,8 millones de dólares de sus fondos para implementar un plan integral de compensación ambiental, social y de reasentamientos por la ampliación de la carretera Litoral. Pero las comunidades campesinas asociadas a ACUDESBAL no dejan de mostrar su preocupación. “En el 2012 nos integramos a un espacio amplio donde participaban comunidades de la zona, organizaciones de la sociedad civil y el gobierno. Presentamos 10 proyectos que iban a traer un gran beneficio a las comunidades, pidiendo que fueran incluidos en el primer borrador del Fomilenio II. El gobierno de Estados Unidos rechazó todas nuestras propuestas”, cuenta Mario Guevara.
En el año 2014, tras el proceso electoral que consagró la victoria electoral del candidato del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), Salvador Sánchez Cerén, el nuevo gobierno lanzó una convocatoria para que empresas y organizaciones presentarán propuestas de proyectos para que fueran financiados por el Fomilenio II. Hubo 78 propuestas. Sin embargo, tampoco fue aprobada ninguna de las iniciativas comunitarias. “Las comunidades no tuvieron ninguna posibilidad. Los requisitos eran absurdos, como por ejemplo demostrar poseer la misma cantidad de dinero en efectivo que el Fomilenio II iba a desembolsar para el proyecto. Al final, ninguna de las comunidades pudo participar. A partir de este momento decidimos desvinculamos del Fomilenio II, porque veíamos que su único y verdadero objetivo era crear infraestructuras para atraer la inversión extranjera, sobre todo en el sector turismo”, asegura el director de la ACUDESBAL.
Recorriendo la Litoral rumbo a la comunidad de El Zamorán, Jiquilisco, Usulután, donde se encuentra la sede de la Acudesbal, nos topamos con las primeras obras de la ampliación a cuatro carriles de la carretera. Árboles abatidos, movimientos de tierra a los dos lados de la carretera, retroexcavadoras en acción.
“Ya se miran los primeros impactos. En ese punto de la carretera los árboles formaban una especie de túnel natural que se extendía por kilómetros. Mirando lo que queda de los troncos te puedes hacer una idea del tamaño que tenían. Eran enormes y hermosos. Y esto es solamente el inicio. El impacto ambiental va a ser muy fuerte”, explica Francisco Ramos, gerente de la Confederación de Federaciones de la Reforma Agraria Salvadoreña (CONFRAS), organización que integra ACUDESBAL.
La MCC y Fomilenio II aseguran que destinarán 6,8 millones de dólares de sus fondos para implementar un plan integral de compensación ambiental, social y de reasentamientos por la ampliación de la carretera Litoral. Pero las comunidades campesinas asociadas a ACUDESBAL no dejan de mostrar su preocupación. “En el 2012 nos integramos a un espacio amplio donde participaban comunidades de la zona, organizaciones de la sociedad civil y el gobierno. Presentamos 10 proyectos que iban a traer un gran beneficio a las comunidades, pidiendo que fueran incluidos en el primer borrador del Fomilenio II. El gobierno de Estados Unidos rechazó todas nuestras propuestas”, cuenta Mario Guevara.
En el año 2014, tras el proceso electoral que consagró la victoria electoral del candidato del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), Salvador Sánchez Cerén, el nuevo gobierno lanzó una convocatoria para que empresas y organizaciones presentarán propuestas de proyectos para que fueran financiados por el Fomilenio II. Hubo 78 propuestas. Sin embargo, tampoco fue aprobada ninguna de las iniciativas comunitarias. “Las comunidades no tuvieron ninguna posibilidad. Los requisitos eran absurdos, como por ejemplo demostrar poseer la misma cantidad de dinero en efectivo que el Fomilenio II iba a desembolsar para el proyecto. Al final, ninguna de las comunidades pudo participar. A partir de este momento decidimos desvinculamos del Fomilenio II, porque veíamos que su único y verdadero objetivo era crear infraestructuras para atraer la inversión extranjera, sobre todo en el sector turismo”, asegura el director de la ACUDESBAL.
El Salvador: ¿milagro turístico?
El Salvador es sin lugar a duda el país de la región centroamericana que más ha crecido en turismo durante la última década. Durante una entrevista con Alba Sud, el ministro de Turismo, José Napoleón Duarte Durán, explicó los avances logrados durante su gestión decenal.
“Comenzamos a desarrollar un modelo que buscaba combinar la oferta con la demanda turística, que fuera sostenible en el tiempo, competitivo y que fortaleciera la inclusión social. Se creó el programa Pueblos Vivos y se fortaleció la Marca País. Luego establecimos 7 ejes estratégicos y 25 políticas con un concepto de transversalidad y equilibrio en varios sectores. Fortalecimos la oferta agregando más programas y estimulamos también el turismo interno. La gente comenzó a salir, a viajar, a conocer su propio país. Entre 2009 y 2017, los ingresos por turismo reportaron un crecimiento de casi el 145%, mientras que la llegada de visitantes tuvo un incremento del 51,6%”, dijo Duarte.
Los números comenzaron a crecer y, El Salvador se convirtió rápidamente en un destino turístico importante a nivel regional. En el 2017, el país alcanzó la cifra record de casi 2,3 millones de visitantes (+ 9,5%) y generó 1.264 millones de dólares en divisas (+ 6,8%). El turismo interno también arrojó cifras positivas, con un incremento del 5% y la generación de casi 215 millones de dólares. La actividad turística tuvo una representación en el Producto Interno Bruto (PIB) del 5,1%.
En cuanto al empleo, se generaron unos 52 mil puestos de trabajo formales. Sin embargo, el ministro aseguró que por cada empleo formal se crean 2,8 empleos adicionales (informales o por temporada). En total se considera que unas 300 mil personas están involucradas en el sector. “El salario promedio del sector turismo es mayor que el salario mínimo nacional. Yo no digo que no hay contratación informal y por temporada, y vamos a tener que superar esta etapa. Pero lo que se está generando es importante”, aseguró el titular del Ministerio de Turismo (MITUR).
Para complementar el Fomilenio II, Duarte explicó que en el 2015 se contrató un préstamo de 25 millones de dólares con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para realizar importantes obras en el marco del programa de Desarrollo Turístico de la Franja Costero Marina. Dicho programa tiene cuatro componentes: infraestructuras, microempresas, ambiente y gobernanza turística. Entre las obras destacan la construcción de la Plaza Marinera en el Puerto de La Libertad, el parque ecoturístico Bosque Encantador en Jiquilisco, la remodelación de los muelles turísticos nacionales, la ampliación de los puertos Parada y El Triunfo y la construcción de la planta de tratamiento de aguas residuales en la playa El Tunco. El programa global beneficiará a más de 260 mil personas en 11 municipios de los Departamentos de La Libertad y Usulután.
“Las críticas son importantes. Es evidente que el sector turismo todavía no da el aporte gigantesco que debería dar. Apenas es un proyecto en construcción. Creciendo en turismo el impacto positivo hacia las comunidades va a ser grande. Ya tenemos avances importantes, pero falta mucho por hacer y vamos a avanzar con proyectos de gran envergadura”, aseguró José Napoleón Duarte.
El Salvador es sin lugar a duda el país de la región centroamericana que más ha crecido en turismo durante la última década. Durante una entrevista con Alba Sud, el ministro de Turismo, José Napoleón Duarte Durán, explicó los avances logrados durante su gestión decenal.
“Comenzamos a desarrollar un modelo que buscaba combinar la oferta con la demanda turística, que fuera sostenible en el tiempo, competitivo y que fortaleciera la inclusión social. Se creó el programa Pueblos Vivos y se fortaleció la Marca País. Luego establecimos 7 ejes estratégicos y 25 políticas con un concepto de transversalidad y equilibrio en varios sectores. Fortalecimos la oferta agregando más programas y estimulamos también el turismo interno. La gente comenzó a salir, a viajar, a conocer su propio país. Entre 2009 y 2017, los ingresos por turismo reportaron un crecimiento de casi el 145%, mientras que la llegada de visitantes tuvo un incremento del 51,6%”, dijo Duarte.
Los números comenzaron a crecer y, El Salvador se convirtió rápidamente en un destino turístico importante a nivel regional. En el 2017, el país alcanzó la cifra record de casi 2,3 millones de visitantes (+ 9,5%) y generó 1.264 millones de dólares en divisas (+ 6,8%). El turismo interno también arrojó cifras positivas, con un incremento del 5% y la generación de casi 215 millones de dólares. La actividad turística tuvo una representación en el Producto Interno Bruto (PIB) del 5,1%.
En cuanto al empleo, se generaron unos 52 mil puestos de trabajo formales. Sin embargo, el ministro aseguró que por cada empleo formal se crean 2,8 empleos adicionales (informales o por temporada). En total se considera que unas 300 mil personas están involucradas en el sector. “El salario promedio del sector turismo es mayor que el salario mínimo nacional. Yo no digo que no hay contratación informal y por temporada, y vamos a tener que superar esta etapa. Pero lo que se está generando es importante”, aseguró el titular del Ministerio de Turismo (MITUR).
Para complementar el Fomilenio II, Duarte explicó que en el 2015 se contrató un préstamo de 25 millones de dólares con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para realizar importantes obras en el marco del programa de Desarrollo Turístico de la Franja Costero Marina. Dicho programa tiene cuatro componentes: infraestructuras, microempresas, ambiente y gobernanza turística. Entre las obras destacan la construcción de la Plaza Marinera en el Puerto de La Libertad, el parque ecoturístico Bosque Encantador en Jiquilisco, la remodelación de los muelles turísticos nacionales, la ampliación de los puertos Parada y El Triunfo y la construcción de la planta de tratamiento de aguas residuales en la playa El Tunco. El programa global beneficiará a más de 260 mil personas en 11 municipios de los Departamentos de La Libertad y Usulután.
“Las críticas son importantes. Es evidente que el sector turismo todavía no da el aporte gigantesco que debería dar. Apenas es un proyecto en construcción. Creciendo en turismo el impacto positivo hacia las comunidades va a ser grande. Ya tenemos avances importantes, pero falta mucho por hacer y vamos a avanzar con proyectos de gran envergadura”, aseguró José Napoleón Duarte.
Franja marino costera
Con una extensión de más de 112 mil hectáreas, la Bahía de Jiquilisco y el Estero de Jaltepeque conforman el corredor ecológico más importante del país. Tanto la bahía como el estero fueron declarados sitios protegidos Ramsar en 2005 y 2011 respectivamente, y son considerados humedales de importancia internacional. En 2007, la Bahía de Jiquilisco fue declarada Reserva de Biósfera por la Unesco. A pesar de ser áreas protegidas se permite la pesca y la extracción de productos, así como la construcción de infraestructuras. Podría ser esto el elemento legal al cual aferrarse para abrir camino a una inversión turística masiva e intensiva.
De acuerdo con ACUDESBAL, entre los grupos empresariales más interesados en el Fomilenio II está la Asociación de Desarrolladores y Promotores Turísticos Costero Marinos (PROMAR). Sus proyectos turísticos sumarían más de 208 millones de dólares.
“Nuestra zona es relativamente virgen, casi sin infraestructuras. Tenemos reservas naturales importantes donde convergen varios ecosistemas. Esto va a ser un gran atractivo turístico. El plan es muy claro: garantizar buenas vías de acceso, remodelar el aeropuerto internacional, acaparar tierras a lo largo y ancho de la franja marino costera. Las mejores tierras ya fueron adquiridas por grandes empresarios”, advierte Guevara.
El Mitur prevé construir unos 350 hoteles de diferentes tamaños en todo el país, de alcanzar las 60 mil habitaciones y de tener la capacidad de albergar a entre 2,5 y 3 millones de turistas al año. “Nos preocupa la forma en que están promoviendo el incremento de la oferta turística. Ya tenemos puntos donde los terratenientes están prohibiendo el acceso a los manglares a las personas que sobreviven extrayendo diferentes tipos de moluscos. Esto es ilegal. Denunciamos el hecho ante las autoridades, pero nadie nos hizo caso”, denuncia Guevara.
El director de ACUDESBAL asegura que hay cuatro grandes problemas en el proyecto de Fomilenio II: deterioro e impactos ambientales, aumento de la carga de contaminación, desalojo de comunidades y la transculturización. En particular se mostró preocupado por el alto nivel de división y conflictividad en algunas de las comunidades, cuyas tierras ya son objeto del interés de inversionistas nacionales e internacionales.
“Sabemos cómo funciona esto. Lo hemos visto, por ejemplo, con la explotación minera. Las empresas llegan, prometen traer progreso y desarrollo, generar empleo, realizar obras sociales y de infraestructura, garantizar servicios básicos. Compran conciencias, dividen las comunidades y hacen lo que les da la gana. Siempre es lo mismo. Lo único que quieren garantizar es su ganancia. Fomilenio II va a ser la herramienta para atraer el capital extranjero”, manifiesta el dirigente comunitario.
“Nosotros no podemos legitimar algo que realmente no está definido para desarrollar a las comunidades, ni para erradicar la pobreza en la zona marino costera. Por eso nos desvinculamos públicamente del Fomilenio II. Al final, la que sale perdiendo siempre va a ser la población más pobre”, concluye Guevara.
Este artículo se publica en el marco del proyecto Turisme Responsable: una eina d'Educació per a la Justícia Global, ejecutado por Alba Sud con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona en la convocatoria del Programa de Educación para la Justicia Global 2017.
Fuente: ALBA SUD
Con una extensión de más de 112 mil hectáreas, la Bahía de Jiquilisco y el Estero de Jaltepeque conforman el corredor ecológico más importante del país. Tanto la bahía como el estero fueron declarados sitios protegidos Ramsar en 2005 y 2011 respectivamente, y son considerados humedales de importancia internacional. En 2007, la Bahía de Jiquilisco fue declarada Reserva de Biósfera por la Unesco. A pesar de ser áreas protegidas se permite la pesca y la extracción de productos, así como la construcción de infraestructuras. Podría ser esto el elemento legal al cual aferrarse para abrir camino a una inversión turística masiva e intensiva.
De acuerdo con ACUDESBAL, entre los grupos empresariales más interesados en el Fomilenio II está la Asociación de Desarrolladores y Promotores Turísticos Costero Marinos (PROMAR). Sus proyectos turísticos sumarían más de 208 millones de dólares.
“Nuestra zona es relativamente virgen, casi sin infraestructuras. Tenemos reservas naturales importantes donde convergen varios ecosistemas. Esto va a ser un gran atractivo turístico. El plan es muy claro: garantizar buenas vías de acceso, remodelar el aeropuerto internacional, acaparar tierras a lo largo y ancho de la franja marino costera. Las mejores tierras ya fueron adquiridas por grandes empresarios”, advierte Guevara.
El Mitur prevé construir unos 350 hoteles de diferentes tamaños en todo el país, de alcanzar las 60 mil habitaciones y de tener la capacidad de albergar a entre 2,5 y 3 millones de turistas al año. “Nos preocupa la forma en que están promoviendo el incremento de la oferta turística. Ya tenemos puntos donde los terratenientes están prohibiendo el acceso a los manglares a las personas que sobreviven extrayendo diferentes tipos de moluscos. Esto es ilegal. Denunciamos el hecho ante las autoridades, pero nadie nos hizo caso”, denuncia Guevara.
El director de ACUDESBAL asegura que hay cuatro grandes problemas en el proyecto de Fomilenio II: deterioro e impactos ambientales, aumento de la carga de contaminación, desalojo de comunidades y la transculturización. En particular se mostró preocupado por el alto nivel de división y conflictividad en algunas de las comunidades, cuyas tierras ya son objeto del interés de inversionistas nacionales e internacionales.
“Sabemos cómo funciona esto. Lo hemos visto, por ejemplo, con la explotación minera. Las empresas llegan, prometen traer progreso y desarrollo, generar empleo, realizar obras sociales y de infraestructura, garantizar servicios básicos. Compran conciencias, dividen las comunidades y hacen lo que les da la gana. Siempre es lo mismo. Lo único que quieren garantizar es su ganancia. Fomilenio II va a ser la herramienta para atraer el capital extranjero”, manifiesta el dirigente comunitario.
“Nosotros no podemos legitimar algo que realmente no está definido para desarrollar a las comunidades, ni para erradicar la pobreza en la zona marino costera. Por eso nos desvinculamos públicamente del Fomilenio II. Al final, la que sale perdiendo siempre va a ser la población más pobre”, concluye Guevara.
Este artículo se publica en el marco del proyecto Turisme Responsable: una eina d'Educació per a la Justícia Global, ejecutado por Alba Sud con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona en la convocatoria del Programa de Educación para la Justicia Global 2017.
Fuente: ALBA SUD
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