Asesinan a otro miembro del MUCA en medio del silencio cómplice de las autoridades
por Giorgio Trucchi - Rel-UITA/Lista Informativa
No para la ola de violencia y terror en el Bajo Aguán. Un nuevo asesinato ha enlutado a las familias campesinas que integran el Movimiento Unificado Campesino del Aguán (MUCA).
En los últimos ocho meses ya son 11 los miembros de esta valiente organización, que dejaron su sangre en las plantaciones de palma africana. Testigos acusan a sicarios del empresario palmero Miguel Facussé.
Francisco Miranda Ortega tenía 55 años. Campesino y miembro del MUCA, vivía en el asentamiento La Aurora, a pocos kilómetros de Tocoa. Ese mismo asentamiento donde hace pocos meses se reconcentraron más de mil personas, producto de los acuerdos firmados entre esta organización y el gobierno de Porfirio Lobo.
A La Aurora pertenecían también Víctor Manuel Mata, Sergio Magdiel Amaya, Rodving Omar Villegas y Oscar Geovanny Ramírez. Todos ellos fueron masacrados por desconocidos. Todos ellos fueron acribillados sin piedad. Todos ellos eran miembros del MUCA y beneficiarios de los acuerdos.
Francisco Miranda Ortega se dirigía en bicicleta hacia Tocoa. A la altura del puente sobre el alivio del rio Aguan, conocido como Cacho de Buey, fue acribillado a balazos desde ambos lados del puente.
“Esta vez tenemos testigos. Vieron a seis personas bajarse de una camioneta color gris, doble cabina de lujo, sin placa, y esconderse en las plantaciones de palma de propiedad de Miguel Facussé.
Cuando pasó Francisco Miranda con su bicicleta abrieron fuego y lo mataron. Lo dejaron ahí, tendido y se fueron –contó el directivo del MUCA y miembro del Comité Ejecutivo del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), Juan Chinchilla–.
En menos de dos meses y medio han asesinado a cinco compañeros del MUCA en este sector. Es el resultado de una estrategia de terror que está impulsando Facussé, con el apoyo de sus sicarios y con el silencio cómplice de las autoridades.
Nadie está haciendo nada para investigar estos asesinatos, más bien el ejército y la policía sigue hostigándonos a través de los cuerpos de seguridad”, aseveró Chinchilla.
Del 9 de diciembre 2009, cuando el MUCA decidió iniciar el proceso de recuperación de las tierras que le fueron usurpadas por los terratenientes y productores palmeros Miguel Facussé, René Morales y Reinaldo Canales, hasta la fecha, ya son 11 los campesinos asesinados.
“La región del Aguán sigue siendo irrigada con la sangre de los pobres, para alimentar los privilegios y la impunidad de los grupos empresariales y políticos del país.
El MUCA denuncia una vez más el sistema de impunidad que abate a sus miembros, lo cual demuestra que el sistema democrático de Honduras está diseñado para favorecer a las oligarquías”, se lee en un comunicado dado a conocer por el MUCA inmediatamente después de ese nuevo vil asesinato.
Hoy más que nunca es necesario reforzar la solidaridad internacional con el pueblo hondureño, y con los miles de campesinos y campesinas que luchan por un futuro y una vida digna. Por el derecho a reapropiarse de las tierras que les fueron usurpadas con el engaño y la violencia.
¡Nunca más asesinatos en el Aguán y en Honduras!
por Giorgio Trucchi - Rel-UITA/Lista Informativa
No para la ola de violencia y terror en el Bajo Aguán. Un nuevo asesinato ha enlutado a las familias campesinas que integran el Movimiento Unificado Campesino del Aguán (MUCA).
En los últimos ocho meses ya son 11 los miembros de esta valiente organización, que dejaron su sangre en las plantaciones de palma africana. Testigos acusan a sicarios del empresario palmero Miguel Facussé.
Francisco Miranda Ortega tenía 55 años. Campesino y miembro del MUCA, vivía en el asentamiento La Aurora, a pocos kilómetros de Tocoa. Ese mismo asentamiento donde hace pocos meses se reconcentraron más de mil personas, producto de los acuerdos firmados entre esta organización y el gobierno de Porfirio Lobo.
A La Aurora pertenecían también Víctor Manuel Mata, Sergio Magdiel Amaya, Rodving Omar Villegas y Oscar Geovanny Ramírez. Todos ellos fueron masacrados por desconocidos. Todos ellos fueron acribillados sin piedad. Todos ellos eran miembros del MUCA y beneficiarios de los acuerdos.
Francisco Miranda Ortega se dirigía en bicicleta hacia Tocoa. A la altura del puente sobre el alivio del rio Aguan, conocido como Cacho de Buey, fue acribillado a balazos desde ambos lados del puente.
“Esta vez tenemos testigos. Vieron a seis personas bajarse de una camioneta color gris, doble cabina de lujo, sin placa, y esconderse en las plantaciones de palma de propiedad de Miguel Facussé.
Cuando pasó Francisco Miranda con su bicicleta abrieron fuego y lo mataron. Lo dejaron ahí, tendido y se fueron –contó el directivo del MUCA y miembro del Comité Ejecutivo del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), Juan Chinchilla–.
En menos de dos meses y medio han asesinado a cinco compañeros del MUCA en este sector. Es el resultado de una estrategia de terror que está impulsando Facussé, con el apoyo de sus sicarios y con el silencio cómplice de las autoridades.
Nadie está haciendo nada para investigar estos asesinatos, más bien el ejército y la policía sigue hostigándonos a través de los cuerpos de seguridad”, aseveró Chinchilla.
Del 9 de diciembre 2009, cuando el MUCA decidió iniciar el proceso de recuperación de las tierras que le fueron usurpadas por los terratenientes y productores palmeros Miguel Facussé, René Morales y Reinaldo Canales, hasta la fecha, ya son 11 los campesinos asesinados.
“La región del Aguán sigue siendo irrigada con la sangre de los pobres, para alimentar los privilegios y la impunidad de los grupos empresariales y políticos del país.
El MUCA denuncia una vez más el sistema de impunidad que abate a sus miembros, lo cual demuestra que el sistema democrático de Honduras está diseñado para favorecer a las oligarquías”, se lee en un comunicado dado a conocer por el MUCA inmediatamente después de ese nuevo vil asesinato.
Hoy más que nunca es necesario reforzar la solidaridad internacional con el pueblo hondureño, y con los miles de campesinos y campesinas que luchan por un futuro y una vida digna. Por el derecho a reapropiarse de las tierras que les fueron usurpadas con el engaño y la violencia.
¡Nunca más asesinatos en el Aguán y en Honduras!
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