martes, 1 de diciembre de 2009

¿Observadores electorales u horda salvaje de la derecha?

Analista política agredida y sacada a empujones por los supuestos observadores

Por Giorgio Trucchi – Lista Informativa “Nicaragua y más”

Mientras se esperaba que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) diera a conocer los resultados preliminares de las elecciones del pasado 29 de noviembre, la analista política y directora del Programa de las Américas, del Center for International Policy, organización no gubernamental que tiene su sede en Washington, Laura Carlsen, era agredida salvajemente por los supuestos observadores electorales acarreados por el gobierno de facto para tratar de legitimar el proceso electoral, y obligada a abandonar el hotel por el simple hecho de estar haciendo su trabajo: analizar políticamente lo que estaba ocurriendo en este país centroamericano.

Horas más tarde, los medios afines al gobierno de facto trataron de “justificar” la absurda violencia contra la analista política, diciendo que se trataba de una periodista venezolana enviada para hacer campaña contra las elecciones.

Para analizar lo ocurrido y ampliar el análisis sobre el actual contexto en Honduras, periodistas de diferentes medios independientes de España, Estados Unidos e Italia entrevistaron a Laura Carlsen.

-¿Qué es lo que pasó el pasado 29 de noviembre?
-La agencia internacional Al Jazeera me había pedido una entrevista para analizar el actual proceso electoral y estaba dando mis declaraciones en un pasillo del Hotel Marriot, donde se encuentran las instalaciones del TSE. Lo que estaba diciendo es que en mi opinión estas elecciones no iban a resolver la crisis política en Honduras, porque hay una gran parte de la población que no quedó satisfecha con este proceso, hay países en la región que no lo van a reconocer y que no se puede pasar así no más de una situación de ruptura del orden democrático a un proceso electoral sin pasar por una restauración del orden constitucional.

Hablé también del papel predominante de los militares en este proceso electoral, de diferentes señales de represión y que se iba a entrar en una guerra de datos estadísticos entorno a la abstención, entre quienes dicen que fue muy alta y quienes dicen que la participación la voto fue masiva.

-¿Qué pasó después?
-Cuándo terminamos de grabar un grupo de personas que se había apostado cerca de nosotros se me echó encima para agredirme verbalmente. Empezaron a gritarme que soy una mentirosa, una traidora de la democracia y que me fuera del país. Traté de platicar con estos observadores nacionales e internacionales para explicarles mi posición y análisis, aclarando que tengo derecho a expresar mis ideas aunque no las compartan.

No obstante, continuaron a decirme que le estaba mintiendo al mundo sobre lo que pasa en el país y la discusión fue subiendo de tono con el pasar de los minutos. Me encontraba sola en medio de un grupo muy nutrido de personas muy enojadas conmigo.

Cuando me percaté de que de verdad estaba en peligro mi incolumidad, decidí salir del hotel y se lo aclaré a los observadores, recordándoles que debido a su papel tendrían que ser imparciales mientras que con esta actitud estaban asumiendo claramente una posición política.

Al final llegó el personal de seguridad del TSE y me ayudó a llegar hasta el ascensor, mientras que los observadores seguían persiguiéndome, pidiendo a gritos que me sacaran del país. Llegando a la planta baja del hotel me encontré con otro gran grupo de personas que comenzaron a hacer lo mismo, hasta que logré salir.

Ya estando afuera algunos medios me avisaron que los medios hondureños estaban sacando al aire parte del incidente, diciendo cosas que nunca había dicho y sobre todo, sin tener la oportunidad del derecho de replica. Hasta dijeron que soy venezolana.

-¿Cómo te sientes después de lo que ha ocurrido?
-Siento temor por mi seguridad y en 20 años de ser analista política es la primera vez que me pasa esto. Nunca he visto un nivel tan grande de intolerancia y agresión, solamente por tener una opinión distinta a la de otras personas. Siempre he podido expresar mis ideas con libertad como profesional que soy, y en esta ocasión no fue así.

-¿Qué ideas te has hecho de estos observadores?
-Yo no soy observadora electoral porque mi organización no reconoce este proceso como legítimo. Yo estoy acá como analista política y también fui parte de la delegación internacional de los derechos de la mujer que vino en agosto pasado, para constatar la violación contra los derechos de las mujeres en Honduras bajo el golpe de Estado.

Una de las cosas que más me preocupan es exactamente quiénes son estos observadores internacionales. Los observadores con experiencia, como los equipos de la OEA, el Centro Carter y otros se negaron a participar en la observación porque no habían condiciones, tanto para las elecciones como para conformar adecuadamente equipos profesionales de observación.

Como institución estamos pidiendo el listado completo de los observadores para hacer un análisis de quiénes son estas personas, de su validez como observadores y también para entender que nivel de imparcialidad ha habido, si es que la hubo.

Antes de llegar a Honduras, estaba en Colombia en un seminario sobre Observación de Elecciones y ahí estaba gente del Instituto Democrático Nacional (NDI, por su sigla en inglés), y les pregunté el por qué decidieron participar en el proceso de observación en Honduras si se sabe que no hay condiciones por este proceso electoral.

Lo que me contestaron es que no iban a ir como observadores, sino como acompañantes electorales porque efectivamente no había las condiciones para una observación seria. Además, me dijeron que acompañaban a un grupo que se llama Hagamos Democracia. Sin embargo, aquí fueron presentados como observadores de estas elecciones.

Lo que pasó es muy preocupante y aunque sabía que el nivel de polarización en el país es muy alto, así como el nivel de represión, me parece que el mensaje que se quiere enviar hacia fuera es algo muy importante para quienes tienen invertido todo su capital político en este proceso electoral, tratando de hacer un “borrón y cuenta nueva” de lo que ha ocurrido a raíz del golpe de Estado.

En este sentido me parece aún más absurdo lo que ha pasado y significa degradar el trabajo de observación internacional electoral, que se basa en una metodología muy precisa y definida y se adquiere después de muchos años de experiencia.

-En tu opinión, ¿cuál ha sido el verdadero objetivo de estas elecciones?
-Es muy claro que estas elecciones lo que hicieron es consolidar el golpe de Estado en el poder y es muy grave para América Latina y la democracia en la región.

Hemos dado seguimiento a la política de los Estados Unidos en el hemisferio y en el momento en que llegó Barack Obama al poder, pensamos que de verdad el país pudiera dar un giro en su política hacia la región latinoamericana, abandonando la política de Bush enfocada en promover la división.

Sin embargo, lo que estamos viendo es que sigue la misma política y en algunos casos es peor Si miramos cuáles son los países que están reconociendo el proceso electoral, vemos que son países que tienen tratados de libre comercio con Estados Unidos y que son susceptibles a la presión que puede ejercer el gobierno norteamericano para consolidar un proceso ilegítimo en Honduras.

-¿Cuál ha sido el nivel de involucramiento de los Estados Unidos en la última fase de la crisis?
-El presidente del Center for International Policy es el ex embajador Robert White y hace poco escribió lo que realmente ha pasado en la fase del Acuerdo Tegucigalpa-San José.
A través de buenas fuentes supo que el día 20 de octubre el subsecretario Thomas Shannon fue al Congreso y se reunió con el senador derechista Jim DeMint, quien con su voto había logrado bloquear el nombramiento de Arturo Valenzuela como subsecretario del Departamento de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental y del mismo Thomas Shannon como embajador en Brasil.

En esta plática Shannon le dijo que iban a arreglar el asunto en Honduras sin la restitución de Zelaya a cambio de su voto, y así fue. El hecho de que en el Acuerdo no se incluyó una fecha para la restitución del presidente Zelaya es indicio de lo que se planeó y ejecutó.

Para nosotros es muy grave, porque es una diplomacia de engaño contra el pueblo de Honduras y los grupos del mundo que hemos trabajado para derrocar un golpe de Estado que es un precedente peligroso para todo el continente.

-¿Cuáles te parece son las perspectivas después de estas elecciones?
-Este proceso en lugar de resolver el conflicto ha profundizado la polarización y estoy muy preocupada por el nivel de represión que se podría dar en los próximos meses. Lo que veo es que no se va a respetar la opinión contraria de buena parte de la población.

Si la comunidad internacional deja de mirar hacia Honduras y finge que ya todo se resolvió, deja a la población sola en su lucha de resistencia y una posición de mucha vulnerabilidad. Hago un llamado a los grupos de derechos humanos a nivel internacional para que sigan observando y monitoreando lo que va a ocurrir en los próximos meses.

(Foto Nino Oliveri)


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