miércoles, 30 de diciembre de 2009

Nicaragua 2009: en defensa de los derechos del pueblo

Pedro Ortega Ramírez - El 19

En el marco de las celebraciones del Año 30 de la Revolución Popular Sandinista, el pueblo nicaragüense vio profundizar el proceso de restitución de sus derechos políticos, económicos y sociales, arrebatados durante la época del neoliberalismo.

Desde las calles, casas y centros de trabajo, las familias nicaragüenses defendieron sus conquistas con la Revolución Popular Sandinista. La juventud, las mujeres, los educadores, enfermeras y doctores, transportistas y trabajadores del campo y la ciudad, entre otros, alzaron su voz para expresar su apoyo total al Gobierno Sandinista del comandante Daniel Ortega Saavedra.

Uno de los derechos restituidos al pueblo nicaragüense fue precisamente el de su libertad a elegir sin ataduras a sus servidores públicos, incluidos los alcaldes y el presidente de la República.

El 19 de julio del presente año, fecha de celebración del 30 aniversario de la Revolución, la Plaza de la Fe resultó pequeña para albergar a centenares de miles de sandinistas que allí se congregaron para festejar sus victorias.

En esa ocasión, el comandante Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, lanzó el reto a la derecha de permitirle al pueblo elegir libremente a través de comicios a los funcionarios públicos, lo cual significaba garantizar a la ciudadanía reelegir, si así lo deseaba, en sus cargos a todos aquellos servidores que hacían bien su trabajo.

Para muchos analistas políticos, la propuesta de permitir la libre elección ante la población es una muestra más del profundo proceso revolucionario que impulsa el FSLN, a través del ejercicio de la Democracia Directa.

Fue así como el pasado 19 de octubre, la sala constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) dictó una sentencia en la que establece la no aplicabilidad del artículo 147 de la Constitución de la República, que prohibía la reelección para presidente, vicepresidente, alcaldes, vicealcaldes y concejales.

De esta manera el líder del FSLN, compañero Daniel Ortega, y los alcaldes sandinistas tienen hoy la posibilidad de ser ratificados en sus cargos en caso de que el pueblo así lo decida en las urnas en 2011.

Berrinche de derechas

Lo que para el pueblo nicaragüense fueron grandes victorias y justos restablecimientos de sus derechos ciudadanos, para la trasnochada derecha del país fueron grandes golpes contra sus mezquinos intereses de clase opuestos a los de las grandes mayorías.

Incapaces de ofrecer una propuesta viable para el país, los derechistas se lanzaron a boicotear el trabajo del Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional en todos los niveles: desde sus medios de comunicación, desde la Asamblea Nacional, con foráneos voceros injerencistas y con ridículas y fracasadas marchas.

De esa forma vimos como el embajador de Estados Unidos, Robert Callahan, confesó que su acciones en el país están encaminadas a unir a las diferentes facciones liberales y derrocar al Gobierno del Poder Ciudadano, lo que le valió una contundente respuesta del pueblo, quien sin ningún temor se plantó frente a la embajada yanqui para exigirle respeto al emisario del Imperio.

Días después, con total desfachatez y sin responder a las exigencias de la ciudadanía de que se retractara de sus declaraciones, Callahan intentó salir nuevamente a luz pública, tan sólo para demostrar su cobardía ante las cámaras y reporteros del país, y en especial los medios del Poder Ciudadano, huyendo despavorido del pueblo nicaragüense.

No bastando con esta demostración de valentía que hizo el pueblo, la derecha fracasada siguió buscando voceros extranjeros e invitó al país al eurodiputado holandés Johannes Van Baalen, quien aprovechándose del apoyo de los vende-patrias locales, manifestó una serie de declaraciones intervencionistas e irrespetuosas hacia el pueblo nicaragüense.

Pocos días después, se conocería que su misión en Nicaragua era buscar la organización de un golpe de Estado contra el presidente Daniel Ortega por parte del Ejército de Nicaragua, encontrándose, sin embargo, con la actitud fiel y orgullosa de nuestro cuerpo castrense.

En este mismo sentido, este año fue testigo de las cada vez menos sorprendentes erratas y sinvergüenzadas del diputado y banquero Eduardo Montealegre, quien visitó Honduras para congraciarse con el golpista y dictador Roberto Michelletti y hasta tuvo la desfachatez de reconocerlo como el "presidente" de Honduras, a pesar de que la comunidad internacional y gobiernos de los 192 países rechazaron el golpe militar acontecido el 28 de junio pasado.

Boicot permanente

Igual la derecha y sus medios de comunicación se pasaron todo el año pretendiendo deslegitimar los programas sociales que impulsa el Gobierno Sandinista, tales como el Programa Amor que ha logrado atender o sacar de la calle a más de 12 mil menores, mientras a sus padres se les ha ayudado a tener opciones de autoempleo.

También fracasaron en el intento de hacer creer que los programas Hambre Cero, Usura Cero, Plan Techo y Una Casa Mejor, entre otros, no tuvieron los efectos esperados, cuando la realidad es que miles de nicaragüenses cambiaron sus vidas gracias a estos programas gubernamentales.

Asimismo, el Gobierno logró impulsar, en medio de la oposición derechista, una reforma tributaria en consenso con otros sectores, para poder firmar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que permitiera al país acceder a nuevos recursos financieros.

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