VOA |
Magistrados de la CIDH llegan a Honduras
Por Cofadeh
El abogado
Juan Orlando Hernández está negociando presupuestos en Washington para las
fronteras que traza el Comando Sur en el golfo de Fonseca y en el occidente con
el Salvador y Guatemala.
Hernández
aprovecha su visita a la capital del BID y del Fondo Monetario Internacional
para persuadir a sus directivos con líderes de todos los partidos hondureños.
Necesita 250 millones de dólares para apuntalar el presupuesto.
Mientras el
Presidente busca dinero para sus planes militaristas, el pleno de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos alista maletas para llegar a Honduras en la
primera semana de diciembre.
Con esa
delegación del máximo organismo interamericano de derechos humanos llega
también el relator especial para la libertad de expresión de la OEA.
Ambas
delegaciones washingtonianas hablarán con organizaciones locales y funcionarios
del gobierno. Ellos dirán que Honduras está cambiando y que todos los antiguos
indicadores negativos por la violencia e impunidad hoy son números de vida
mejor.
Nosotros diremos que ellos se preparan para continuar el militarismo y el terrorismo estatal; diremos que la persecución de opositores políticos y críticos sociales, continúa.
Vamos a
acompañar a periodistas y comunicadores de la Asociación de Medios Comunitarios
de Honduras y de ALTER ECO que van a relatar los avances y obstáculos en el
ejercicio de la libertad de expresión y el derecho a la comunicación.
Con Casa
Alianza vamos a denunciar la masacre continuada de niños y niñas por un Estado
adulto céntrico, esencialmente terrorista contra las personas menores de edad.
Con ACI
PARTICIPA vamos a testificar sobre la situación que sufren las personas que
defienden derechos humanos en el país y la deuda histórica del Estado con las
víctimas de ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas y amenazas.
La Comisión Interamericana llega con todos sus magistrados, mientras el gobierno les espera con todos sus militares.
Es irónico,
el país más peligroso para ejercer el periodismo después de México; el más
criminalizador de los derechos humanos; el más corrupto en América Latina; el
más violento de casi toda la tierra, recibe a la comisión interamericana de
derechos humanos con dos reformas constitucionales peligrosos.
Una, para
convertir la policía militar del Comando Sur y de la DEA en policía
constitucional con plenos poderes sobre la antigua policía de narcos y
sicarios. Esta reforma está en proceso, pero pronto será obedecida la orden de
Casa Presidencial en el Congreso de Oliva. La policía está entre las
principales instituciones violadoras de derechos humanos.
Y la otra reforma ya fue aprobada, es la que dio plenos poderes al fiscal general del Ministerio Público, que pronto decidirá pronunciarse sobre el tema de la reelección presidencial y el continuismo. Y todo será secreto, excepto aquello que convenga al régimen.
Cuando
Hernández Alvarado regrese de Estados Unidos quizás lo haga con una pinta de
presidente exitoso, con las manos llenas de dólares verbales, listo para una
cadena de radio y televisión.
Lo
escucharemos, pero estaremos pensando en Peña Nieto y en México, pensando que
las ilusiones y mentiras en ese país han comenzado a estallar en las calles
humeantes…
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