Por JV/El Ciudadano
Los paralelismos no son nuevos, los intentos de golpe de Estado el 30 de septiembre de 2010, en Ecuador, al igual que el 11 de abril de 2002 en Venezuela no fueron casuales. Ambos pusieron en marcha una maquinaria transnacional mediática que pretendió legitimar la desestabilización.
Para el exministro de Comunicación e Información venezolano, Ernesto Villegas, en los dos países sudamericanos se pudo derrotar a tiempo el componente mediático de esos golpes propiciados por las fuerzas conservadoras.
Por eso, el autor de “Abril: golpe adentro” destaca eventos como el Encuentro Latinoamericano Progresista que se desarrolla en Quito porque “marcan la ruta que debemos seguir” para que estos hechos que atentan contra la democracia no se vuelvan a repetir.
“Toda acción genera una reacción, mientras haya revolución habrá contrarrevolución y esta siempre se expresará de alguna manera, lo importante es que las fuerzas revolucionarias se consoliden cada vez más”, señaló Villegas en el marco del encuentro de la ELAP.
Con esta apreciación comparte la escritora chilena Martha Harnecker, pero va más allá. A su criterio, la unidad de los movimientos progresistas hay que mantenerlos y profundizarlos y, sobre todo, entender que se debe dejar de lado los sectarismos y ambiciones personales, muchas veces de la misma gente de izquierda.
En la visión de Harnecker, el pueblo organizado es la fortaleza de nuestros procesos. “Sin darle poder al pueblo no se puede resolver el problema de la pobreza y a veces pensamos que desde los estados se puede hacer todo”.
Además, cree que una ciudadanía organizada no solo debería ser capaz de votar o movilizarse, sino de ser partícipe en la toma de decisiones.
La ELAP afronta el reto histórico de defender y ampliar los logros obtenidos por los gobiernos progresistas en la región frente a las fuerzas retardatarias que pretenden volver a la región al pasado.
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