Después del asesinato de siete periodistas en los últimos dos meses, Honduras se ha convertido en el país más peligroso para los profesionales de la prensa, según la organización Reporteros sin Fronteras.
La última víctima fue Jorge Georgino Orellana, quién murió en la noche del martes de un disparo a la cabeza al salir de las instalaciones del Canal Cinco de televisión, en San Pedro de Sula. A su entierro acudieron decenas de colaboradores de la prensa. Durante el sepelio, los periodistas denunciaron la impunidad reinante en el país y demandaron del Ministerio de Seguridad esclarecer las muertes de los reporteros caídos en varias ciudades hondureñas.
Los crímenes contra periodistas convirtieron a Honduras en uno de los países más peligrosos del mundo para el ejercicio de esta profesión. Varias organizaciones internacionales ya expresaron su preocupación por esa grave situación. “Me preocupan mucho los repetidos ataques contra periodistas que están teniendo lugar en Honduras”, declaró Irina Bokova, directora general de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Reporteros Sin Fronteras reconoce que, por ahora, es difícil saber si la oleada de violencia proviene de la crisis política iniciada por el golpe de Estado de junio de 2009 o del brazo armado del narcotráfico. El responsable para América de la organización, Benoit Hervieu, opina que el país aún no ha superado los acontecimientos del pasado año.
“Muchos periodistas protestaron contra el golpe y denunciaron violaciones de los derechos humanos”, informó Hervieu, señalando que uno de los periodistas asesinados había recibido amenazas por parte de los militares que dieron el golpe. Algunas otras víctimas denunciaron, a través de sus medios, casos de narcotráfico, corrupción o violaciones de los derechos humanos.
Por ahora sólo un país de América Latina puede 'competir' con Honduras por el primer lugar en peligrosidad para el ejercicio de la profesión periodística: en México durante el año pasado fueron asesinados 11 trabajadores de la prensa.
La última víctima fue Jorge Georgino Orellana, quién murió en la noche del martes de un disparo a la cabeza al salir de las instalaciones del Canal Cinco de televisión, en San Pedro de Sula. A su entierro acudieron decenas de colaboradores de la prensa. Durante el sepelio, los periodistas denunciaron la impunidad reinante en el país y demandaron del Ministerio de Seguridad esclarecer las muertes de los reporteros caídos en varias ciudades hondureñas.
Los crímenes contra periodistas convirtieron a Honduras en uno de los países más peligrosos del mundo para el ejercicio de esta profesión. Varias organizaciones internacionales ya expresaron su preocupación por esa grave situación. “Me preocupan mucho los repetidos ataques contra periodistas que están teniendo lugar en Honduras”, declaró Irina Bokova, directora general de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Reporteros Sin Fronteras reconoce que, por ahora, es difícil saber si la oleada de violencia proviene de la crisis política iniciada por el golpe de Estado de junio de 2009 o del brazo armado del narcotráfico. El responsable para América de la organización, Benoit Hervieu, opina que el país aún no ha superado los acontecimientos del pasado año.
“Muchos periodistas protestaron contra el golpe y denunciaron violaciones de los derechos humanos”, informó Hervieu, señalando que uno de los periodistas asesinados había recibido amenazas por parte de los militares que dieron el golpe. Algunas otras víctimas denunciaron, a través de sus medios, casos de narcotráfico, corrupción o violaciones de los derechos humanos.
Por ahora sólo un país de América Latina puede 'competir' con Honduras por el primer lugar en peligrosidad para el ejercicio de la profesión periodística: en México durante el año pasado fueron asesinados 11 trabajadores de la prensa.
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