Clara Wood sobrevivió a un tiroteo ocurrido durante un trabajo conjunto de Honduras y la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) en una operación antidrogas en la región Miskita del este de Honduras, el 11 de mayo de 2012. Su hijo Hasked Brooks Wood, de 14 años fue asesinado en el tiroteo.
- Lea el reportaje "Lluvia de balas en la selva" para Opera Mundi
Hasta la fecha ningún agente hondureño o estadounidense ha dado cuenta por el asesinato de cuatro indígenas Miskitos y tres que resultaron heridos de gravedad durante el ataque ocurrido entre febrero y marzo de 2013. Tres agentes hondureños fueron absueltos por su participación en el incidente de mayo de 2012. Las autoridades hondureñas afirman que la embajada de Estados Unidos se niega a entregar los nombres de los agentes estadounidenses implicados en la masacre, obstruyendo así la investigación del caso.
Nuevos sucesos
A partir de mediados de 2013, Clara Wood y un familiar de una mujer asesinada durante la operación, comenzaron a recibir llamadas telefónicas de un hondureño que se identificó como “Eddie”, quien se ofreció a ayudarlos. Incluso insistía en que abandonaran su representación legal actual para permitirle a él encontrar un “mejor” abogado para los sobrevivientes y familiares que asumiera su caso. Él le dijo a Clara que tenía amigos en la embajada de Estados Unidos que podrían ayudarla. Mencionó al otro sobreviviente, a quien también estaba tratando de convencer de cambiar la representación legal y viajar a San Pedro Sula con una mujer rumoreada en Ahuas como traficante de trabajadoras sexuales.
Durante febrero de 2014, en dos ocasiones la señora Wood viajó con Eddie a Tegucigalpa para un interrogatorio llevado a cabo por personas que dijeron ser estadounidenses y/o trabajaban para la Administración de Control de Drogas. En el primer viaje, dos hombres estadounidenses intentaron convencer a la señora Wood para alterar su testimonio con respecto a la serie de eventos que ocurrieron en la masacre de mayo de 2012.
Durante el interrogatorio los dos estadounidenses -uno de ellos identificado como “Don Andrés”- insistían en que dos hombres del barco en el que viajaba Wood abrieron fuego contra el helicóptero del Departamento de Estado de EEUU, lo que justificó que el helicóptero disparara y matara a cuatro civiles inocentes. En este viaje, Eddie le dijo Wood a que ella recibiría cien mil lempiras (unos 4.800 dólares) si ella decía que dos hombres en el barco dispararon primero contra el helicóptero.
Nuevos sucesos
A partir de mediados de 2013, Clara Wood y un familiar de una mujer asesinada durante la operación, comenzaron a recibir llamadas telefónicas de un hondureño que se identificó como “Eddie”, quien se ofreció a ayudarlos. Incluso insistía en que abandonaran su representación legal actual para permitirle a él encontrar un “mejor” abogado para los sobrevivientes y familiares que asumiera su caso. Él le dijo a Clara que tenía amigos en la embajada de Estados Unidos que podrían ayudarla. Mencionó al otro sobreviviente, a quien también estaba tratando de convencer de cambiar la representación legal y viajar a San Pedro Sula con una mujer rumoreada en Ahuas como traficante de trabajadoras sexuales.
Durante febrero de 2014, en dos ocasiones la señora Wood viajó con Eddie a Tegucigalpa para un interrogatorio llevado a cabo por personas que dijeron ser estadounidenses y/o trabajaban para la Administración de Control de Drogas. En el primer viaje, dos hombres estadounidenses intentaron convencer a la señora Wood para alterar su testimonio con respecto a la serie de eventos que ocurrieron en la masacre de mayo de 2012.
Durante el interrogatorio los dos estadounidenses -uno de ellos identificado como “Don Andrés”- insistían en que dos hombres del barco en el que viajaba Wood abrieron fuego contra el helicóptero del Departamento de Estado de EEUU, lo que justificó que el helicóptero disparara y matara a cuatro civiles inocentes. En este viaje, Eddie le dijo Wood a que ella recibiría cien mil lempiras (unos 4.800 dólares) si ella decía que dos hombres en el barco dispararon primero contra el helicóptero.
Don Andrés, más tarde ese mismo día, después de proponerle que regresara a Tegucigalpa para hablar con colegas que venían desde Washington, pidió a Wood el número de su cuenta bancaria, aparentemente confirmando la oferta de Eddie. En el segundo viaje Eddie la condujo a la reunión, y se detuvo en una farmacia y pidió una pastilla para calmar los nervios, que dio a Clara y ella tomó. Luego fue llevada a un edificio que según ella entendió, era la Embajada de Estados Unidos y conectada a un polígrafo.
Ella relata que un hombre estadounidense que se identificó como trabajador de la DEA comenzó a administrar la prueba del polígrafo y de inmediato le preguntó si había tomado algún tipo de medicación. Luego salió de la habitación y ella lo oyó hablar en la sala con el Don Andrés que llegaba, le preguntó quién le había dado una píldora, y dijo que ya no administrarían la prueba porque ella no quería decir la verdad.
En ambos viajes, Wood se negó a modificar su testimonio y se apegó a su versión original de los hechos ocurridos en la masacre de 2012. Es posible que el contacto de febrero de 2014 con Clara Wood esté vinculado a una investigación interna conducida por el Departamento de Justicia y el Departamento de Estado o una investigación interna que la DEA anunció estar llevando a cabo en mayo de 2012. Cuando una delegación supervisora de derechos humanos de Estados Unidos cuestionó a la Embajada de Estados Unidos en Tegucigalpa por contactar a la señora Wood en noviembre de 2014, se les dijo que la embajada tenía conocimiento limitado del contacto, pero ellos habían sido contactados primero por alguien diciendo tener información sobre el incidente de mayo de 2012.
El siguiente es el testimonio de Wood acerca de su primer contacto con Eddie, sus dos viajes a Tegucigalpa y el interrogatorio que tuvo que tolerar sin representación legal:
“Eddie” hace contacto con sobreviviente de masacre, Clara Wood
Eddie contactó por primera vez a Clara Wood en diciembre de 2013. “Me dijo que era de San Pedro Sula, la primera vez que me llamó desde San Pedro me dijo que me vio en el Internet y le dio pena porque soy pobre. Él dijo que conocía gente que ayudan a los pobres. Él iba a llevarme con esa gente que me puede ayudar”. Eddie dijo a Clara que había conseguido su número de teléfono a través del primo de Clara, que vive en Puerto Lempira, y gracias a Dios.
En repetidas ocasiones y durante un par de meses Eddie llamó a Clara preguntando cómo estaba. Durante estas conversaciones, hacía referencia a la muerte de su hijo Hasked Brooks Wood en la masacre entre la DEA y el Gobierno hondureño en Ahuas el 11 de mayo de 2012.
“Siempre me llamaba a mi celular preguntando cómo estoy, a veces me enviaba crédito a mi teléfono. Hablamos en los meses de diciembre (2013), enero y febrero”. En febrero de 2014, Eddie llamó a Clara y la invitó a ir a Tegucigalpa. Él le dijo que tenía gente en Tegucigalpa que la ayudaría porque ella había perdido a su hijo.
“Me llamó (Eddie) un día antes de venir a la isla de Roatán. ‘Mire ¿Dónde está usted? Yo estoy en Roatán’ me dijo”. Al día siguiente Eddie fue a la casa de Wood. Ella lo describe como “de piel oscura, no se cuántos años tenía pero era fornido, no tan joven… Un hombre. Hablaba español, inglés también”. Eddie recogió a la señora Wood de su casa y ambos viajaron por ferri hasta el continente y luego en autobús a Tegucigalpa. Al llegar a Tegucigalpa Eddie llevó a Clara al Hotel Guanacaste. El resto del día Clara se quedó en su habitación. Eddie reservó una habitación para él mismo junto a la habitación de Clara.
Cuestionario e interrogatorio en “Embajada de Estados Unidos” en Tegucigalpa
Temprano a la mañana siguiente, Eddie llevó a Clara en taxi a un edificio que ella creyó era la embajada de Estados Unidos. “No recuerdo el color de la casa, tiene flores afuera y entrada, es un edificio bajo, de una terraza (un piso)”.
Afuera de lo que a Clara se le dijo era un edificio de la Embajada de Estados Unidos, había un guardia de Honduras y “Lo de adentro era Americano (estadounidense), miré el color de él, todo, su gorra y ropa era caqui” (señalando un bolso color caqui que había delante de ella). Hablaba español, pero por su ropa sabía que era Americano”.
Una vez dentro del edificio, le pidieron su identificación. Un hombre llamado Don Andrés se encontró con Wood y Eddie en la puerta. “Don Andrés dijo ‘Hola Eddie’ lo abrazaba”.
Wood describe el Don Andrés como “era un señor de edad, es americano (estadounidense) y parecía americano, me dijo que era americano”. El Don Andrés además hablaba español.El Don Andrés llevó a Wood a una sala: “me dijo ‘vamos adentro’ Eddie quedó afuera con la guardia. No entró conmigo pero Don Andrés y otro gringo alto, sí”El Don Andrés y un hombre estadounidense “alto ” llevaron a Wood a un “cuarto pequeño, sin ventanas”.
Comenzaron a hacerle preguntas acerca de la secuencia de hechos en el incidente que tomó lugar el 11 de mayo 2012 en Ahuas, cuando ella estaba en un barco que fue tiroteado por helicópteros como parte de una operación conjunta DEA- hondureña de veto de drogas.Wood reiteró todo su testimonio, incluso cuando el barco fue tiroteado, y su arresto al llegar a la orilla del río Patuca. Dijo que lloró cuando describió cómo encontró el cadáver de su hijo Hasked. Los hombres le dieron un vaso de agua. Wood dice que en este punto no estaba asustada.
“Uno estaba parado detrás de mí, el otro me estaba preguntando cosas. El señor me dijo ‘lo siento, eso era un accidente que pasó’ me dijo el gringo”. Ambos hombres preguntaron a Wood sobre lo que había sucedido esa noche, específicamente si los pasajeros en el barco tenían armas.
“Don Andrés me preguntó, que diga la verdad, que si Don Melanio y Emerson (el capitán y su ayudante en el barco, la noche del 11 de mayo de 2012) provocaron que dispare el helicóptero, y yo le dije ‘no, no vi eso’, pero me dijo que Emerson era un militar y que tenía una pistola bajo su camisa y que la gente dice que el caminaba con una escopeta todo el tiempo, y yo le dije que era de noche, no veía nada porque nosotros montamos a las 7 y salimos de allí a las 7 de la noche y no veía nada.”
“Yo le dije que no podría mentir porque vi el tiroteo pero que era del helicóptero. Yo escuché tiros, pero no sé de dónde vino, yo escuché cuatro tiros que venían de arriba, yo le dije a ellos”. Ella decía que era imposible para Melanio disparar un arma porque perdería el control del barco.
Durante el interrogatorio, Clara informa que el Don Andrés le pidió un número de cuenta bancaria. Ella respondió que no tenía. El Don Andrés también le preguntó a Clara sobre Eddie. “Me dijo ‘Di a Eddie $500 para tus viáticos. ¿Eddie te dio algo?’ No me dio nada, nunca me dio pisto (dinero) en la mano, sólo mi hotel, mi comida, mi fresco (bebida), así. Sólo me trajo al hotel, no me puso pisto en la mano. Nada”. Luego el Don Andrés escribió un número de teléfono de Honduras en un pedazo de papel. Le entregó entonces a Wood el pedazo de papel, diciéndole que lo llamara si necesitaba algo. Cuando el interrogatorio terminó, Wood fue llevada de regreso al hotel. Al llegar, Eddie le preguntó por el trozo de papel que el Don Andrés le había dado. Ella se lo dio y él no se lo devolvió. Eddie le dijo a Wood que iban a depositar 100.000 lempiras (4.800 dólares) en su cuenta si ella “había dicho la verdad”.
“Cuánto me vas a dar cuando te den el dinero’ me preguntó Eddie. ‘No sé’ le dije. Me dijo si yo le daría 70.000… me preguntó cuánto’. Me dijo ‘Te van a dar el dinero”.
“No, no creo que me van a dar algo, le dije”.
A la mañana siguiente Wood, acompañada por Eddie, viajó de regreso a la isla de Roatán. Eddie fue con ella a Siguatepeque donde se bajó del autobús mientras que Wood continuaba hacia Roatán.
Prueba del detector de mentiras y segundo viaje de Clara a Tegucigalpa con Eddie
Woods relata: “En el mes de febrero, dos semanas después, me trajo otra vez, Eddie fue a Roatán, Eddie fue a mi casa para traerme” (a Tegucigalpa).
Al llegar, se le dijo que esperara a un hombre de la DEA que venía de Estados Unidos. Esperó durante dos días en el hotel de Tegucigalpa. Eddie traía su comida y ella no dejaba mucho el hotel. Cuando Clara y Eddie dejaron el hotel, Eddie le dio a Clara que se coloque gafas de sol para que la gente no la reconociera.“Yo estuve dos días en el hotel en Guanacaste esperando con él (Eddie) y ellos vinieron especialmente para poner un polígrafo en mi cuerpo. Vinieron para eso.”
Durante el tiempo que esperaron en el hotel, Eddie hizo referencia al dinero que Clara recibiría si ella “decía la verdad”. “Te van a dar dinero si dices la verdad.’ Eddie me dijo. ‘Voy a decir la verdad pero voy a hablar sobre lo que vi, no puedo decir mentiras’ le dije. ‘Vas a decir que Melanio y Emerson dispararon’ me dijo, pero no puedo decir mentiras’”
Eddie le dijo a Wood que recibió una llamada pidiéndole que se asegurarse que Wood durmiera bien, comiera bien, y no tomara ningún medicamento antes de ir de nuevo a lo que Wood creía era la Embajada de Estados Unidos.
En el tercer día, temprano en la mañana Eddie llevó a Wood de nuevo en taxi a la misma casa que ella asumía era la Embajada de Estados Unidos. En su camino a la Embajada, se detuvieron en una farmacia.”Eddie vino conmigo y cerca de la Embajada, compró una pastilla para los nervios. Me dio tomar una pastilla”. Eddie dijo a Wood que la píldora podría ayudarla con sus nervios. Ella tomó la píldora aunque ella no la había pedido ni sentía que la necesitara.Eddie y Wood caminaron desde la farmacia al edificio. Wood fue llevada dentro y conducida a una habitación a solas con un hombre que le dijo que había venido de los Estados Unidos específicamente para tomarle la prueba del polígrafo y que trabajaba con la DEA. Él comenzó a hacerle preguntas acerca de la serie de acontecimientos que se produjeron el 11 de mayo de 2012. Poco después, le preguntó a Clara si había tomado alguna medicación.
“Y cuando me puso la maquina, la pastilla tiene un poco de droga, y me preguntó ‘¿qué tomaste?’ me dijo a mí. El salió afuera con el otro gringo… y después Don Andrés vino. Me dijo ‘Usted no quiere hablar la verdad con la máquina… Eddie me dijo que vas a hablar la verdad pero no quieres hablar’ El gringo de la DEA me preguntó si tomé algo y le dije que Eddie me compró la pastilla. ‘Pero le dije de no darte nada’ me dijo, ‘No se’ le dije que paró en la farmacia y me compró una pastilla. Me preguntó qué pastilla tomé, ¿una para los nervios? Sí, le dije, me lo compró”
A Clara, molesta y llorando, le retiraron el detector de mentiras. “El otro después me sacó afuera, vinimos para el Hotel. Eddie me dijo que por algo pequeño perdimos todo”.
Eddie le dio comida para cenar pero ella no comió, sino que se fue a su habitación. A la mañana siguiente, Clara viajó de regreso a Roatán por sí misma. Eddie le dio 1.200 Lempiras (unos 57 dólares) por sus gastos de viaje, pero no fue suficiente para que ella volviera a Roatán.
El testimonio de la señora Wood fue tomado durante una serie de entrevistas -en persona y por teléfono- de julio a diciembre de 2014. El objetivo del contacto y la prueba de polígrafo administrada a la señora Wood es desconocido, sin embargo organizaciones de derechos humanos que acompañan a la señora Wood y otros sobrevivientes del incidente Ahuas están preocupados por su seguridad. La manera en que la señora Wood fue contactada es alarmante, así también la forma en la que fue interrogada por individuos asociados con la DEA, sin ningún representante legal, en un intento de alterar su testimonio del incidente.Los sobrevivientes y familiares siguen esperanzados en la búsqueda de justicia por el asesinato y las lesiones de sus seres queridos a pesar de la descontrolada impunidad en el sistema de justicia de Honduras, las deficiencias en una investigación de Estados Unidos, adecuada, completa y pública sobre el incidente, y la falta de voluntad de la Embajada de Estados Unidos para proporcionar los nombres de los agentes implicados.Este mes de mayo se cumplirá el tercer aniversario de la masacre por Guerra de Drogas en Ahuas, y la total impunidad por la cual las fuerzas estadounidenses y hondureñas militarizan, lastiman y matan en nombre de la “guerra contra las drogas”.
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