Reunidos en Valle de Siria, Honduras; los días 26, 27, 28 y 29 de enero,
delegaciones nacionales de Panamá, Costa Rica, Honduras, Salvador,
Guatemala, México y con la participación de representantes de
organizaciones solidarias de Estados Unidos y de Canadá para debatir,
intercambiar y establecer acuerdos de lucha en contra del modelo minero
extractivo que actualmente hostiga nuestros territorios.
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La agresión de las mineras en la región mesoamericana se ha venido
agudizando aceleradamente, en el marco de la implementación del modelo
de acumulación neoliberal; el modelo extractivo minero se caracteriza
por ser un proceso agresor, depredador y manipulador que posiciona los
intereses económicos por encima de la vida misma, la sostenibilidad del
ambiente y la diversidad cultural. Es un modelo perverso y sin ética,
que utiliza el “maquillaje verde”, la responsabilidad social
empresarial y se autodefine como “minería verde, sustentable y
responsable”, que promueve en nuestros países el falso mito del
“desarrollo” y la “economía verde”, y se basa en los supuestos avances
tecnológicos que sirven para destruir en el menor tiempo posible los
territorios.
Estas empresas, en su mayoría canadienses, han provocado en nuestros
pueblos procesos de empobrecimiento, conflictividad social, división,
enfermedades, destrucción del medio ambiente; así como también un ataque
sistemático a nuestras culturas originarias que contrasta con la
cosmovisión de los pueblos.
En nuestros países las empresas mineras han corrompido a la clase
política gobernante para ajustar las legislaciones y las políticas
públicas a su favor y conveniencia; violando la soberanía nacional y los
derechos colectivos de nuestros pueblos reconocidos por instrumentos
internaciones como el Convenio 169 de la OIT, la Declaración de las
Naciones Unidas para los Derechos de los Pueblos Indígenas, entre otros.
Por otra parte el gobierno canadiense ha generado una política de
cabildeo a favor de las empresas mineras ocasionando muchas veces
la violación de la soberanía de nuestros países.
En este contexto, en la región mesoamericana se están impulsando
cambios a la legislación a favor de las empresas mineras, donde la
discusión se reduce a los supuestos beneficios económicos, sin importar
los riesgos que este modelo significa para la vida. Se usa la
criminalización de las luchas sociales, militarización de los
territorios, y la utilización de las fuerzas de seguridad de los Estados
para asesinar, reprimir e intimidar al pueblo, como estrategia para
desmovilizar la resistencia.
Ante esta situación, DECLARAMOS:
-El movimiento mesoamericano nos
comprometemos a luchar coordinadamente para exigir la cancelación de
las concesiones mineras que han sido impuestas sin el consentimiento
de los pueblos, el retiro de empresas de nuestros territorios
afectados y el resarcimiento integral de los daños causados.
-Denunciamos la represión y el hostigamiento que están sufriendo
hermanas y hermanos que están luchando en defensa del territorio,
especialmente en Salvador, Honduras, México y Guatemala.
-Exigimos el respeto a las decisiones de los pueblos sobre sus
territorios, el derecho a la consulta; la implementación de los
convenios internacionales a favor de los derechos humanos y
ambientales, que nuestros gobiernos han suscrito anteriormente
-Denunciamos la injerencia de empresas transnacionales y embajadas
como EEUU y Canadá en promover reformas legales en relación a la
minería, que privilegian los intereses de transnacionales y no se está
tomando en cuenta propuestas de organizaciones y pueblos, como es el
caso de Panamá, Honduras y Guatemala.
-Intensificaremos acciones conjuntas a nivel mesoamericano contra el
modelo extractivo minero, así como también la articulación de propuestas
para un nuevo modelo de bienestar que garantice el respeto a la vida en
armonía con la madre naturaleza.
Saludamos y nos solidarizamos con las movilizaciones
del pueblo Panameño en contra de la minería y de las reformas legales
que buscan favorecer a las empresas mineras.
Denunciamos la política entregista del gobierno mexicano de una
tercera parte del territorio nacional a las trasnacionales mineras, como
los graves casos de Cerro de San Pedro, Wirikuta y Caballo Blanco entre
otros.
Celebramos junto al pueblo costarricense la aprobación de la ley que
prohíbe la minería metálica a cielo abierto y el uso de cianuro en su
territorio, y los invitamos a mantenerse alertas ante nuevas ofensivas
del modelo extractivo minero.
Rechazamos el proyecto de ley de minería que pretenden aprobar en el
Congreso Nacional de Honduras puesto que es sumamente lesivo al pueblo
en general, al medio ambiente y favorece a los intereses económicos de
las empresas mineras y de los empresarios testaferros en el país.
Exigimos el respeto a los resultados de las más de 50 consultas
comunitarias realizadas en Guatemala que han dicho no a la minería.
Saludamos la resistencia del pueblo salvadoreño y exigimos el alto al hostigamiento de los compañeros y compañeras del Comité Ambiental de Cabañas.
Celebramos el compromiso y el apoyo de personas y organizaciones solidarias de los Estados Unidos y de Canadá que denuncian y contrarrestan los abusos de las empresas de sus países que violan los derechos de los pueblos que habitan la región mesoamericana.
“DESDE PANAMA A CANADA, LA MINERIA NO VA”
Valle de Siria, Honduras, domingo 29 de enero del 2012.
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