viernes, 12 de junio de 2009

“La industria azucarera es la madre que ha parido la IRC”

Ex cañeros piden elevar apoyo internacional contra Pellas

por Giorgio Trucchi - Rel-UITA

Los miembros de la Asociación Nicaragüense de Afectados por Insuficiencia Renal Crónica (ANAIRC) participaron en una vídeo-conferencia en la que pidieron intensificar el respaldo internacional a la lucha que están desarrollando.

Piden también a la empresa Nicaragua Sugar Estates Ltd (NSEL), propietaria del Ingenio San Antonio e integrante del Grupo Pellas, que acepte sentarse a una mesa de negociaciones para comenzar un diálogo abierto y responsable.

“Hasta el 14 de marzo de 2005 habían fallecido 1.007 personas por IRC, y fue en esta fecha que se presentó al gobierno la situación de las personas afectadas por el uso intensivo e indiscriminado de agrotóxicos sintéticos en las actividades agrícolas, particularmente en las labores de la caña de azúcar y el banano -declaró Denis Meléndez, oficial de Incidencia del Centro de Información y Servicios de Asesoría en Salud (CISAS), en la vídeo conferencia que fue vista a nivel mundial-.

Estudios realizados por especialistas sobre la base de documentos del Ministerio del Trabajo (MITRAB) y el Instituto de Seguridad Social (INSS) ofrecen hallazgos muy importantes. En los últimos 40 años -continuó Meléndez- en nuestro país no había prueba alguna sobre la vinculación entre la IRC y la industria azucarera, y es indudable que estas investigaciones ponen en evidencia que la IRC siempre fue ocultada por las autoridades nacionales.

No es que las personas no eran víctimas y no fallecían por IRC, sino que sencillamente el sistema que existía estaba organizado para que ese tipo de enfermedad quedara oculta. Las personas fallecían por la IRC, pero nunca fueron registradas como sujetos que padecían de esta enfermedad”, explicó el miembro del CISAS.

Especialistas, organizaciones y universidades nacionales y extranjeras siguieron realizando investigaciones sobre las condiciones que determinan la calidad de vida de las personas que habitan la región occidental de Nicaragua, para determinar la presencia de productos químicos en el agua, suelo, aire, en la leche materna, en productos perecederos, en la carne de res y en otros seres vivos, y siempre -según Meléndez- los resultados fueron escalofriantes, detectando constantemente altos porcentajes de agrotóxicos que fueron aplicados de forma indiscriminada en las producciones agrícolas.

“De manera especial se estudiaron dos actividades productivas: el banano y la caña de azúcar. En el caso particular de la enfermedad renal, debemos reconocer que la industria azucarera es la madre que parió la IRC, y las personas que han fallecido y que sufren de esta enfermedad son víctimas de las condiciones en que han laborado, tal como lo reconoce la Ley 456, la que determina que la IRC es una enfermedad profesional particularmente vinculada a la industria azucarera”, sentenció Meléndez.

Los ex trabajadores siguen muriendo

Según estadísticas de la ANAIRC, entre el 14 de marzo de 2005 y el 8 de junio de 2009 han fallecido 2.353 ex trabajadores que se desempeñaron en el Ingenio San Antonio, sumando una cantidad total de 3.360 fallecidos a partir de 2000.

Sin embargo, esos datos reflejan solo una parte de esa dramática realidad, ya que no toman en cuenta los familiares de los ex trabajadores, la gente que vivía en los alrededores de los cañaverales, y todos aquellos trabajadores originarios de otras zonas del país que llegaban al lugar solamente para trabajar en las zafras. Todos ellos también fueron víctimas de la IRC, elevando de manera impresionante el número de fallecidos.

“Es por eso que a esta altura ya no cabe la discusión sobre si la IRC es o no una enfermedad profesional, porque existen una ley y suficientes estudios e investigaciones que lo comprueban. Lo único que cabe ahora es que los dueños de los cañaverales se responsabilicen por los daños ocasionados a la salud y a la calidad de vida de las personas. Es por eso que pedimos a todas las organizaciones internacionales que han apoyado la lucha de la ANAIRC que intensifiquen su apoyo y las medidas de presión hacia la empresa”, concluyó Meléndez en su intervención.

Después de haber enviado un sinnúmero de cartas a las empresas del Grupo Pellas para buscar un dialogo y una negociación, los miembros de la ANAIRC decidieron intensificar su lucha, y el 9 de marzo 2009 llegaron a Managua.

En estos días están cumpliendo tres meses sin haber tenido ningún tipo de respuesta por parte de la empresa Nicaragua Sugar Estates Ltd. Por el contrario, tuvieron que aguantar ataques, amenazas e intentos de enfrentarlos con los trabajadores activos de las empresas del Grupo Pellas.

La voluntad de aislarlos en medio de un verdadero boicot mediático de la mayoría de los medios de comunicación nacionales, ha sido la única respuesta que hasta el momento obtuvieron los ex trabajadores azucareros y las viudas de la ANAIRC de parte del Grupo Pellas.

“Nuestra organización viene trabajando desde hace años y nunca hemos priorizado el dinero, como lo viene diciendo el señor Carlos Pellas”, aclaró la presidenta de la ANAIRC, Carmen Ríos, en la vídeo-conferencia.

En la zona de Chichigalpa hay miles de afectados por IRC y la ANAIRC ha trabajado arduamente para buscarles una salida y algo que pudiera mejorar su vida. En pocos años consiguió que el INSS otorgara más de 4.500 pensiones por riesgo laboral a ex trabajadores enfermos y viudas, sin importarle si eran afiliados o no, porque el drama es el mismo, independientemente de la organización de la cual forman parte todas estas personas.

“Agradecemos a las organizaciones que nos han apoyado en estos tres meses. De manera particular a la UITA, a la Asociación Italia-Nicaragua, a CISAS, al Grupo de Boicot al ron Flor de Caña, a Pueblos Solidarios que en poco tiempo envió más de 1.300 postales y más de 2.000 e-mail de protesta a la Nicaragua Sugar Estates Ltd y al Grupo Pellas.

Cada zafra va dejando más afectados -continuó Ríos. En la zafra 2007-2008 tuvimos 91 nuevos afectados, y la que acaba de terminar dejó 104 trabajadores que salieron con IRC. Esto tiene que terminar.

Si bien es cierto que la vida no se compra, que nuestros muertos no van a revivir y que nuestros hijos y hijas no van a volver a ser felices porque perdieron a sus padres, queremos que se nos indemnice por los daños ocasionados a nuestra salud, a nuestras vidas.

Es por eso -explicó la presidenta de la ANAIRC- que lo único que pedimos es podernos sentar a dialogar y buscar una salida a todo esto. Pedimos que a nivel internacional se nos siga apoyando y que se intensifique la campaña para que nos escuchen y así poder llegar a una negociación con la empresa”, concluyó.

La UITA firme al lado de los ex trabajadores

La vídeo conferencia tuvo la participación de Marcial Cabrera en representación de la UITA.

“Estamos aquí una vez más para expresar al mundo entero que nuestra organización respalda incondicionalmente a nuestra afiliada ANAIRC y a la lucha que ha emprendido en reclamo a la Nicaragua Sugar Estates y al Grupo Pellas, por una indemnización por daños y perjuicios a la salud de estos ex trabajadores.

Creemos -continuó Cabrera- que estos empresarios deben tener prácticas empresariales adecuadas a los seres humanos, tener principios éticos y morales para desarrollar sus industrias. Ya no estamos en el siglo pasado cuando la explotación inmisericorde de los empresarios provocaba la muerte de los trabajadores y nadie decía nada. Ahora, gracias a la solidaridad internacional, a la comunicación, a la tecnología, podemos denunciar al mundo entero las atrocidades que sufren los trabajadores.

La campaña mundial de apoyo a la ANAIRC ha sido fuerte y ha involucrado a muchas personas. Creemos que ha llegado el momento de que la empresa reflexione y acepte sentarse a una mesa de negociaciones como lo está demandando la ANAIRC”.

Cabrera informó también que en los próximos días la UITA va a intensificar su campaña, y pidió que más grupos y organizaciones se sumen a este esfuerzo de los ex trabajadores azucareros, al mismo tiempo que auguró una pronta negociación.


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