por Giorgio Trucchi Rel-UITA
La segunda reunión de los Órganos Subsidiarios de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), que se desarrolló en Bonn, Alemania, durante las primeras dos semanas de junio pasado, ha dejado más dudas que resultados concretos, y ha despertado profunda preocupación entre las organizaciones que conforman la Red Latinoamericana Observatorio de la Sostenibilidad, instancia que monitorea el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).
Centroamérica se encuentra entre las áreas más vulnerables del planeta. Según la clasificación internacional, su vulnerabilidad ante el avance de los problemas asociados al cambio climático se encuentra en el nivel seis de siete, y es superado solamente por los pequeños Estados insulares del Caribe y Ásia Pacífico.
Por tanto, estos fenómenos se presentan como los retos más importantes para la región y como las principales amenazas para el cumplimiento de objetivos y metas internacionales, como son los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), y para metas nacionales como los planes de desarrollo.
En este contexto, la Red Latinoamericana Observatorio de Sostenibilidad ha expresado su profunda preocupación por los pobres avances en el proceso de negociación global sobre cambio climático.
Según Alejandro Alemán, oficial de Incidencia en cambio climático del Centro Humboldt, “Existe una ruta crítica que nos debe llevar a la adopción de un acuerdo global sobre el clima el próximo diciembre en Copenague, Dinamarca, durante la 15 Conferencia de las Partes (COP 15), instancia decisoria en el marco de la CMNUCC.
Son una serie de reuniones en un lapso de dos años y esperábamos tener mayores elementos que fueran moldeando un acuerdo global post Kyoto. No obstante, los recientes resultados de la negociación que se realizó en Bonn nos dicen que el acuerdo global está en peligro”, señaló Alemán.
Para el oficial de Incidencia del Centro Humboldt uno de los temas más complicados es el de la “visión compartida”, es decir la visión global que tienen los diferentes bloques de países alrededor de los principios que deberían moldear los futuros acuerdos globales.
“Los países desarrollados siguen sosteniendo que la visión compartida para el acuerdo sobre el clima debería definir la necesidad de mantener la variación de la temperatura global por debajo de los 2 grados centígrados. Esto nos dice que deberíamos lograr concentraciones máximas de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en 450 ppm (partes por millón) para 2020.
Sin embargo –continuó Alemán– los países en desarrollo piden concentraciones máximas inferiores a 350 ppm, lo cual mantendría la variación de la temperatura global debajo de 1.5 grados centígrados, ya que los mayores impactos del cambio climático se sentirán en nuestros países”, aseveró.
Otro tema muy debatido es el de la adaptación, y las organizaciones ambientalistas consideran que debe ser una prioridad en el proceso de negociación. Sin embargo, los países desarrollados tienden a enfocar la discusión en el tema de la mitigación, es decir la reducción de la emisión de GEI.
“Debido a que se reconoce que los impactos del cambio climático son irreversibles, para nosotros es imprescindible invertir en adaptación poniendo enfasis en los países en desarrollo que viven una situación de fuerte vulnerabilidad. Es por eso –enfantizó el experto del Centro Humboldt– que estamos pidiendo que los países desarrollados provean de financiamiento a estos bloques de países, y que ese compromiso sea obligatorio. Lamentablemente, los países desarrollados, que son los principales responsables de esta situación, siguen sin querer aceptar la obligatoriedad de esos compromisos”.
Tampoco hubo acuerdo sobre el nivel de reducción de los GEI.
Existe un consenso general sobre lograr niveles de reducción del 45 por ciento para 2020 con respecto a los niveles de 1990. Sin embargo, la Unión Europea se ha comprometido a reducir del 20 por ciento, Estados Unidos del 17 por ciento, pero sobre los niveles del 2005 que son muchos más altos, y Japón anunció una reducción unilateral en tan sólo el 8 por ciento.
Con referencia al fondo de compensación para la adaptación, OXFAM dijo que se requieren 50 mil millones de dólares al año para los países del tercer mundo, sin embargo hasta el momento nadie ha presentado propuestas concretas en la mesa de negociaciones.
Deforestación y degradación de bosques
En la reunión de Bonn tampoco hubo resultados concretos con respecto al tema de la reducción de emisiones por deforestación y degradación de los bosques.
Según la Red Latinoamericana Observatorio de la Sostenibilidad, los bosques son un factor crítico para la adaptación al cambio climático, no obstante en el proceso global de negociación ese tema se ha venido viendo únicamente como un elemento de mitigación –sumideros de carbono–, y no se reconocen otros beneficios que conlleva la existencia de los bosques.
“Como bloque conformado por organizaciones indígenas y comunitarias hemos insistido que en la propuesta para un acuerdo global sobre cambio climático se mencionen aspectos asociados a los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades locales –explicó Alemán–.
En este contexto, los países en desarrollo proponen crear un fondo que canalice recursos financieros para recuperar y conservar los bosques que ya existen en nuestros países, sin embargo los países ricos siguen proponiendo los Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL), como por ejemplo los Mercados del Carbono”.
Sobre ese punto las organizaciones que conforman la Red Latinoamericana Observatorio de la Sostenibilidad tienen grandes discrepancias, y consideran que la captura de carbono en los bosques del tercer mundo debe ser adicional a lo que necesariamente deben hacer los países desarrollados en su territorio, ya que datos científicos evidencian que tienen responsabilidades en al menos el 90 por ciento del cambio climático.
La masacre en Perú es un reflejo de esa política
“Lo que ocurrió en los días pasados en Perú es una clara demostración de lo que se generaría si incluimos los bosques en el Mercado del Carbono, porque no necesariamente respetan los derechos de las comunidades indígenas sobre los bosques –explicó Alemán–.
Esos tipos de conflictos entre Estados, comunidades locales y pueblos indígenas son el resultado de intereses extranjeros que pretenden tomar posesión sobre los recursos naturales que históricamente han pertenecido a nuestras poblaciones, que son las que más han contribuido a la conservación de los bosques, y que lamentablemente en ocasiones son masacradas a causa de acuerdos que no definen, ni respetan sus derechos sobre los recursos naturales.
En las negociaciones se habla siempre de pagar a los Estados por conservar los bosques, pero nunca de involucrar a los pueblos indígenas y las comunidades locales en el proceso de definición de los mecanismos desde los cuales se van a pagar estas compensaciones para preservar los bosques”, concluyó el oficial de Incidencia en cambio climático del Centro Humboldt.
La débil actuación de Centroamérica
Para Víctor Campos, sub director del Centro Humboldt, Centroamérica no ha sabido por el momento presentar con fuerza sus propuestas.
“Creemos que como región hemos comenzado tarde el proceso para ponernos de acuerdo sobre cuáles son las nuestras prioridades, y esto se debe también a las diferencias que existen sobre varios temas.
Necesitamos –continuó Campos– convertir a Centroamérica en una potente voz que reclame compromisos serios y efectivos de reducción de emisiones y el desarrollo de mecanismos financieros accesibles para la adaptación.
También seguir promoviendo las cinco propuestas acordadas el año pasado por los Presidentes centroamericanos y consultadas con las organizaciones de la sociedad civil, y que efectivamente son acordes con los intereses de la población más pobre y vulnerable de nuestros países”.
El sub director del Centro Humboldt concluyó recordando que las organizaciones de la sociedad civil piden también poder participar activamente en la formulación de estrategias regionales de cambio climático.
A nivel nacional, saludan la decisión de la Asamblea Nacional de Nicaragua de establecer una política de Estado sobre cambio climático, piden oficializar y consultar ampliamente la Estrategia Nacional de Cambio Climático elaborada el año pasado; trasversalizarla en el Plan Nacional de Desarrollo Humano (PNDH) impulsado por el actual gobierno nicaragüense, y buscar los fondos necesario para incluirla en el Presupuesto General de la República para ese año.
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