jueves, 26 de febrero de 2015

Nicaragua 25 años después la derrota de 1990: Sandinismo del miedo a la aprobación popular.

laprensa.com.ni
Por Informe Pastrán

Veinticinco años después de los cambios políticos y electorales trascendentales que vivió Nicaragua, mucho se ha transformado el escenario nacional, basta con revisar las más recientes encuestas de las empresas que monitorean periódicamente con sus estudios e investigaciones la situación política del país.

La oposición y organismos de la sociedad civil sin embargo, cada vez más atomizados, siguen añorando a la Unión Nacional Opositora (UNO) de 1990 para derrotar electoralmente al FSLN, frente a cambios profundos en la sociedad nicaragüense.

Esta semana, Informe Pastrán reunió a expertos nacionales e internacionales en medición de opinión para revisar una serie de variables de encuestas que mantienen un comportamiento constante para evaluar los cambios de tendencia, a ver si existe algún cambio importante entre un estudio de una fecha y otro posterior.

Por suerte que no hay que ser experto en interpretación de encuestas para resaltar las conclusiones más importantes que indican cómo ha cambiado el panorama político en Nicaragua en estos 25 años. Las realidades están a la vista y a la interpretación de todos y no existe mayor ceguera estratégica que aquella que lleva a un político o política a ejercer la política de espaldas a las encuestas. 

Para empezar, el miedo a que el líder sandinista Daniel Ortega y el Frente Sandinista continuaran en el gobierno por la prolongación de la guerra y la crisis económica, se transformó en popularidad y admiración, es la  primera conclusión que se puede sacar de la revisión de los datos estadísticos recientes. El otrora temor y miedo que existía en la mayor parte de la población en 1990 hacia Ortega y el FSLN se ha transformado en  aceptación, simpatías políticas, preferencias electorales y admiración, con una base social sandinista consolidada y fiel y un importante porcentaje de gente sin partido que le ha dado un voto de confianza.

Esto en la práctica se traduce en que la fórmula presidencial formada por el Presidente Ortega y la Coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía, Rosario Murillo, cuentan hoy con un caudal de votos cautivos tal, que no solo le han garantizado desde las elecciones del 2006 todos los triunfos electorales pasados a nivel nacional, municipal y regional, sino que hoy se desprende de estos estudios que de no haber cambios importantes en el escenario político, ellos permanecerían en el poder por lo menos hasta el 2021, no importa cuál de los dos sea candidato o candidata.

Liderazgo frente a la debilidad

Los cuestionamientos de procesos electorales pasados han sido minimizados internacionalmente por la fortaleza del liderazgo y la popularidad de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Aun cuando varios de los procesos electorales pasados han sido cuestionados en los escenarios nacionales e internacionales, lo cierto es que las alegadas violaciones a ordenamiento jurídico y reclamos de irregularidades en los procesos electorales han sido sistemáticamente minimizados y desconsiderados por un hecho que constituye uno de los pilares fundamentales de la democracia representativa: el concepto que el pueblo es soberano en sus decisiones cuando son tomadas por las mayorías.

Y es que aun cuando los métodos y procesos sean cuestionados a nivel nacional o a nivel internacional, el liderazgo genuino y medible con métodos científicos de Daniel Ortega y Rosario Murillo no lo es, dicen los expertos. Analistas opinan que el día que esté en duda para la comunidad internacional que la fórmula presidencial cuenta con esa elevada popularidad y liderazgo, el día que los resultados electorales con más del 50% de la votación arrojen resultados totalmente divorciados con los pronósticos y proyecciones de encuestas realizadas con metodología científica, ese será el día en que la comunidad internacional le pondrá mayor atención y dará mayor apoyo a los reclamos de la oposición de la necesidad del mejoramiento en la calidad y transparencia de los procesos electorales futuros. 

Se puede concluir de las estadísticas de Enero 2015, que la continuidad de Daniel Ortega en el poder es la expresión de la voluntad de más del 50% de los nicaragüenses, contrario a lo que era hace 25 años.

Otra conclusión importante que podemos presentar es que aun cuando es cierto que una gran parte del pueblo nicaragüense siente pesadumbre por algunas condiciones socioeconómicas  desfavorables, y sufren en carne propia las consecuencias del problema principal de la nación que es el desempleo, y les agobian las alzas en los productos de la canasta básica con una deprimida economía familiar, aun a pesar de esto pesares, confían de manera optimista que el gobierno de Daniel Ortega va a resolver sus dificultades.

Esto vuelve y reafirma el  respaldo, popularidad y confianza en el gobierno que ha venido en ascenso de medición en medición y que ni siquiera carga con la culpa principales de los males que les afectan. 

Por el contrario, la mayoría entiende que Ortega desempeña muy bien o bien sus labores como Presidente de la República y sobretodo le dan el beneficio de la duda al mandatario en cuanto a sus buenas intenciones. Para los expertos, esto significa, que aun cuando las cosas le puedan salir mal o tome en ocasiones decisiones equivocadas, la mayoría entiende que siempre o casi siempre al Presidente lo guía el buen deseo de mejorar las condiciones de vida de sus gobernados y aseguran que el país estará mejor después de terminar su mandato, contrario al sentimiento popular de hace 25 años.

El sueño del Canal

La situación de indefinición que afecta a Petrocaribe ha llevado al Presidente Daniel Ortega a apostar su estabilidad y crecimiento económico a partir del 2015 a una nueva estrategia: el Gran Canal Interoceánico de Nicaragua. El Gran Canal es un proyecto de gran impacto para el país, la región y hasta para el mundo entero, dado que agilizara y reducirá  el costo del cruce de millones de toneladas de mercancías y materias primas entre el Atlántico y Pacífico.

El proyecto del canal elevaría el crecimiento anual del Producto Bruto Interno de Nicaragua a un mínimo de un 10% anual y aun cuando se ha negado el involucramiento directo del gobierno chino, sin dudas esta sociedad le traería a Nicaragua otras importantes ventajas comparativas. Para muchos analistas y organismos internacionales este proyecto no será tomado en cuenta en los análisis financieros, de riesgo y desarrollo del país, hasta que no sea definido y presentado de una manera firme y concreta el esquema de financiamiento del mismo.

No todo es de color de rosa

Según se concluye al analizar el deterioro que viene experimentando en los últimos años el  Índice de la Democracia Nicaragüense del 2013, indicador que anualmente produce y evalúa la Unidad de Inteligencia del Economist. Esta reducción en el índice refleja el aumento progresivo en la concentración de poderes en las manos del presidente Daniel Ortega, lo cual ha afectado la fortaleza del sistema democrático, llevando a Nicaragua al lugar 94 de 167 países analizados y comparados. Una caída de 16 lugares desde el 2008. 

El índice de Nicaragua es el más bajo índice de Centroamérica, y comparado con el resto de América Latina, solo Venezuela (lugar 97), Haití (lugar 117) y Cuba (lugar 126) están por debajo. Aun estando así las cosas, el propio Economist reconoce que Ortega continua siendo el favorito para ganar un tercer periodo consecutivo en las elecciones del 2016, debido a la apatía de los votantes y a la ausencia de una real oposición.

Elecciones 2016: el reto más grande para la oposición

Existen escenarios y circunstancias que seguirán favoreciendo al FSLN de cara a las próximas elecciones presidenciales y legislativas del 2016 y también a las municipales del 2017. En adición al avance en posicionamiento del FSLN en las reformas constitucionales realizadas y la selección y nombramientos desde una posición de mayoría y poder de las autoridades vencidas en todos los poderse del estado, existen otros aspectos importantes que dificultaran aún más a la oposición el poder enfrentar exitosamente a Daniel Ortega en las próximas elecciones. De igual manera hoy cuenta Ortega con un mayor control de los Consejos Regionales de la RAAN y RAAS producto de las últimas elecciones regionales.

De seguro el líder sandinista logrará una consolidación definitiva de sus relaciones con las cúpulas empresariales del país, dada la propia mejoría en las relaciones entre Amcham y Cosepm, lo cual a su vez redundará en un mayor acercamiento del sector empresarial en su totalidad con el Gobierno. A este avance en diálogo y armonización con este sector de gran influencia hay que sumarle el reciente fortalecimiento de la relación del mandatario con el no menos influyente sector de la Iglesia Católica.

Los procesos de expedición de nueva cédula de identidad favorecen y dan ventaja a aquellos partidos grandes y organizados y con recursos que puedan movilizar a sus miembros de manera estratégica y oportuna a dotarse en su mayoría de la herramienta de votar. Llegado el momento de cerrar el proceso de cara al proceso electoral del 2016, de seguro las cédulas faltantes serán de los indiferentes, apáticos y de los que votarían por la oposición.

Igualmente, la desaparición del padrón pasivo para las elecciones municipales del 2017 favorecerá al FSLN, ya que los que no votan regular y militantemente son los más indiferentes y apáticos, los sin partidos. En adición a esto los nicaragüenses en el extranjero que normalmente son votos opositores, pero que no habrán podido votar en procesos anteriores serán también eliminados del padrón de votantes que será utilizado en el 2017. Como pronostico entendemos que el FSLN por esta razón aumentará su votación en ese proceso y logrará aun mayor poder municipal, sostienen analistas.

No menospreciar habilidad de Ortega

Finalmente es táctico para el Presidente Daniel Ortega, y no creemos desperdiciará la oportunidad de lograr lo que le viene reclamando parte de la sociedad y cúpula empresarial, o sea lograr una mejoría definitiva en las relaciones con los Estados Unidos, motivado por las acciones concretas impulsadas por el Presidente Barack Obama para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos y Cuba. Esta iniciativa de Obama es respaldada por tres de cada cinco nicaragüenses, y con ellas se pone fin a más de 50 años de confrontaciones entre ambas naciones. 

Esto traerá como efecto colateral un seguro acercamiento entre el gobierno de Ortega y los Estados Unidos, apoyado y guiado por sus aliados más importantes: el sector empresarial del país. Esa será la sorpresa que tendrá Ortega debajo de su manga para la oposición cuando necesite sacarle otro As y mantener desorientada a la oposición.


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