jueves, 22 de diciembre de 2011

Centroamérica a punta de pistola. No más bases militares yanquis en América Latina

Por Oliver Zamora Oria-Cuba Ahora/ADITAL


Un informe reciente de varias organizaciones de derechos humanos en Centroamérica advierte sobre un alarmante proceso de militarización en la zona. 

Según el texto, el proceso está marcado por un incremento de las bases militares norteamericanas, que podrían socavar la soberanía de los países anfitriones y las iniciativas de unidad regional. 

¿Qué busca Estados Unidos con las nuevas instalaciones? ¿Cuál es la importancia estratégica que Washington le da a las naciones de la región?

Centroamérica fue, es y será un punto valioso en la política exterior de Estados Unidos hacia la América Latina. La historia recoge ejemplos de sobra en los cuales Washington no escatimó recursos y proyectos ilegales en vista a mantener el control de esos pequeños países, con economías no muy significativas, pero con una posición geográfica importante. Dentro de esos ejemplos está el escandaloso negocio Irán-contra, o las operaciones contrarrevolucionarias en Guatemala, El Salvador y Nicaragua, por solo citar unos ejemplos.

Hoy el narcotráfico y la violencia son parte de una nueva estrategia de control militar. Mientras las noticias hablan sobre el incremento del tráfico de drogas en Centroamérica, la respuesta de Estados Unidos no ha sido reducir su enorme demanda interna y ha puesto sobre la mesa algunos proyectos millonarios para enfrentar el problema a través de las armas o el incremento de efectivos militares. 

El narcotráfico y sus consecuencias son enormes negocios para los traficantes y los bancos norteamericanos que lavan el dinero sucio, pero también, excelentes pretextos para la permanencia militar del Pentágono en la zona. Según analistas, esa oportuna excusa es la razón por la cual la nación norteña no intenta reducir ese enorme mercado interno de consumidores que estimula la producción en la América Central.

Pero la trampa va mucho más allá del control y la injerencia. Un ejemplo ilustrativo de esas intensiones escondidas es el Plan Mérida, mediante el cual Estados Unidos debe dotar con más de 1600 millones de dólares a México y Centroamérica. ¿En qué se invierte el dinero? ¿Pueden los países receptores utilizar los fondos según sus prioridades y estrategias? 

Por supuesto que no. La iniciativa está diseñada para el beneficio de las empresas del complejo militar industrial norteamericano y alrededor de un 70 por ciento del dinero regresa a los empresarios estadounidenses. México y el resto de las naciones centroamericanas reciben la "ayuda” a través de material militar ya seleccionado y comprado por Estados Unidos, el cual asegura así un negocio rentable para sus corporaciones.

¿Por qué el control a través de las armas? ¿Qué relación guardan con el narcotráfico y la violencia? ¿Cuál es la importancia actual de Centroamérica? Debemos recordar ante todo que Estados Unidos es una potencia en decadencia, un proceso lento y duradero, pero la perdida de terreno económico y político es evidente. Otras naciones con economías muy dinámicas (China, Brasil y el resto de los países del BRICS), y los proyectos integradores regionales, han sustituido los mecanismos tradicionales de dominación económica de Washington; ya no vienen desde allá las inversiones y créditos; es entonces su enorme poderío militar el recurso más viable en vista a mantener su dominio.

Centroamérica es quizás más estratégica que nunca debido a los cambios actuales en América Latina y los procesos revolucionarios en varias naciones como Venezuela, Bolivia y Ecuador. Un control férreo y fuerte sobre la pequeña región podría servir de barrera para impedir el paso de esos impulsos políticos, sobre todo, a su vecino México.

La amenaza de militarización se enciende para América Latina por su eslabón más débil, un reto que toca la puerta y solo se podrá enfrentar a través de la unidad.
 

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