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por Giorgio Trucchi | LINyM
Solamente habían pasado unos días del golpe de Estado que depuso y desterró al presidente constitucional de Honduras, Manuel Zelaya, cuando el cardenal y arzobispo de Tegucigalpa, Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, apareció en todos los principales canales de televisión del país, dejando sin palabras a buena parte de la población.
Para aquellos que no lo conocían bien o que tenían poca familiaridad con los acontecimientos de Honduras, el cardenal Rodríguez se había levantado a la prominencia internacional por haber sido reportado como uno de los candidatos elegibles después de la muerte de Juan Pablo II. Y la idea de un Papa centroamericano había despertado la imaginación de muchos.
El discurso del cardenal no le había sorprendido en vez al pueblo de Honduras. La actitud abiertamente pro-golpe de Estado y a favor del gobierno de facto de Roberto Micheletti, la insinuación sobre los delitos supuestamente cometidos por Zelaya, y el llamado a no intentar regresar al país "para evitar un baño de sangre", fueron mucho más que palabras proféticas.
Al día siguiente, el joven Isis Obed Murillo, el primer mártir de la Resistencia, murió por las balas asesinas de los militares, Zelaya no pudo aterrizar en el aeropuerto de Tegucigalpa, y el cardenal, con el apoyo de la Conferencia Episcopal de Honduras, coronó la campaña "anti-zelaysta" iniciada mucho antes.
Pocos días antes del fatídico 28 de junio, la jerarquía católica hondureña había expresado públicamente su desacuerdo con el proyecto y la instalación de la Cuarta Urna y de una Asamblea Constituyente.
"Yo no miro claro el panorama, porque lo que se ha dado en Venezuela se está dando en Honduras, se dio en Bolivia y en Ecuador. Yo aquí en todo miro la mano del presidente venezolano Hugo Chávez y el país no se puede entregar al chavismo ni a nadie, pues queremos seguir siendo libres e independientes”", dijo monseñor Darwin Andino, obispo de la capital, un día antes del golpe.
Aun más fuerte y clara la posición de la Conferencia Episcopal de Honduras. Durante su discurso ante los medios, el cardenal Rodríguez dio lectura al comunicado de los obispos. "La destitución de Zelaya servirá para edificar y emprender un nuevo camino, una nueva Honduras (…) es un nuevo punto de partida para el diálogo, el consenso y la reconciliación”.
Muchos también los señalamientos acerca de un supuesto involucramiento del Opus Dei en el golpe.
" En Honduras el Opus Dei está encabezado por el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, quien a pesar de haber sido sacramentado dentro de la congregación Salesiana, desde hace dos década es cooperante y miembro activo de la organización", escribe el sociólogo Marco Burgos.
El Opus Dei en Honduras tiene profundas conexiones con el mundo de la política y los poderes fácticos, y en varias ocasiones se ha enfrentado al presidente Manuel Zelaya. Y esto pese a que en su gobierno y en el partido al que partenece, y que lo llevó a la presidencia, hubiesen varios miembros de ese sector fundamentalista.
"La oposición constante de Manuel Zelaya y parte de su equipo de trabajo a la ingerencia de esta rama fundamentalista de la Iglesia Católica, hizo que este grupo se convirtiera en parte de los golpistas, después de que Zelaya los había considerado como parte de su fórmula política", explica Burgos en su escrito.
Entre los principales temas de conflicto con Zelaya hay que destacar el veto presidencial al decreto legislativo que proponía la prohibición de la "píldora del día después" (aprobada de inmediato después del golpe) y el plan del Ministerio de Educación para iniciar programas de educación sexual en los colegios.
"El cardenal Rodríguez Maradiaga y Marta Lorena Alvarado (ex vice canciller de facto) como parte de una comisión del Opus Dei, han sido los instigadores para evitar que una Agencia de Cooperación de la Iglesia Católica Irlandesa en Honduras siga apoyando programas de educación y efectiva igualdad de la mujer en el país.
Sus lastimosas intervenciones ante el Vaticano y ante la jerarquía de la Iglesia irlandesa -continúa Burgos- han afectado varios programas que son promovidos por organizaciones de las Naciones Unidas y apoyados por esta agencia, en un nuevo y claro ejemplo de la intervención de la Iglesia en el Gobierno".
Los intereses económicos y el golpe
Sin embargo, el respaldo del Cardenal al golpe de Estado va mucho más allá de simples motivos políticos-religiosos.
De acuerdo a los documentos en manos del periodico El Libertador, el cardenal Rodríguez recibía un sueldo mensual de 5.300 dólares, que el ex presidente Carlos Flores Facussé le había otorgado a partir del 2001 y que el presidente Manuel Zelaya le había suspendido.
Pocas semanas después del golpe, el Cardenal pudo nuevamente recibir su sueldo que sale del Presupuesto de la Republica, es decir del bolsillo de los hondureños y hondureñas.
En cambio, ni una sola palabra del cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga y de la jerarquía católica, a excepción del obispo de Copán, Luis Alfonso Santos, sobre las decenas de personas que fueron asesinadas por la policía, el ejército y los grupos paramilitares, y las miles que sufrieron graves violaciónes de los derechos humanos durante después del golpe.
Siquiera una señal de condena por la persecución contra hombres de la Iglesia, como el padre Andrés Tamayo, quien fue privado de la nacionalidad hondureña y fue expulsado del país, o el padre jesuita Ismael Moreno (Padre Melo) y el sacerdote Fausto Milla, amenazados de muerte y perseguidos por su trabajo pastoral al lado de los más pobres y por sus actividades de denuncia contra el golpe.
El Cardemal en Italia
Ahora, Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga llega a Italia. El próximo 20 de mayo estará en Roma, invitado por la Comunidad de San Egidio y el Instituto Italo-Latino Americano, paradojicamente para hablar de los cambios en América Latina ("Más allá de la violencia y la pobreza . Cambios propuestos para América Latina").
Diferentes organizaciones se están movilizando para rechazar la presencia del cardemal Rodríguez -como le dicen en Honduras- en el país. No sería la primera vez que el también presidente de Caritas Internacional tenga que suspender su viaje.
Hace unas semanas, Oscar Rodríguez tuvo que suspender su viaje a Francia, donde el Instituto Católico de París le iba a entregar un doctorado honoris causa.
Según un comunicado emitido por la embajada de Honduras en Francia, "Esta decisión es debida a las presiones fuertes ejercidas por diferentes sectores a nivel nacional e internacional", que se oponen a la entrega de este reconocimiento "a uno de los autores principales del golpe de Estado en Honduras", y que también ha sido acusado por algunas organizaciones hondureñas "de delitos de corrupción y de malversación de fondos públicos".
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