http://www.youtube.com/watch?v=Wz4w_I8jNVI
Brutal represión contra la manifestación pacífica del pueblo en resistencia
por Giorgio Trucchi - Rel-UITA
Mientras el presidente Manuel Zelaya se encontraba reunido en Managua con los embajadores estadounidenses de Nicaragua y Honduras y personeros del Departamento de Estado para buscar una salida a la crisis, en Tegucigalpa miles de ciudadanos que manifestaban pacíficamente contra el golpe de Estado eran brutalmente reprimidos por las fuerzas de seguridad del gobierno de facto.
El Ejército y la Policía se ensañaron contra la población persiguiéndola por kilómetros, golpeándola y haciendo uso de gas lacrimógeno, balas de goma y de plomo, al mejor estilo de las sangrientas dictaduras de los años 70 y 80.
Se cuentan por decenas los heridos y los detenidos, mientras que un docente, Roger Vallejo Soriano, de 38 años, fue baleado en la cabeza y está entre la vida y la muerte. Muy probablemente, la bala que lo hirió fue disparada por un policía de civil, quien se dio a la fuga.
Carlos H. Reyes, secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Bebida y Similares (STIBYS), y miembro del Comité Mundial de la UITA, fue perseguido, golpeado y pudo salvarse solamente lanzándose en un barranco junto con otros manifestantes.
Actualmente se encuentra hospitalizado, esperando ser operado por una fractura múltiple en el brazo derecho, y con diez puntos de sutura en una oreja por los golpes recibidos por los policías.
“Nos cercaron por la zona del Carrizal, salimos todos a la carrera y sólo sentí el golpe en la oreja. Miré un barranco y me tiré para salvarme de la golpiza y fue ahí que me quebré el brazo –dijo Carlos H. Reyes al salir en camilla de la sala de Emergencia del Seguro Social (IHSS)–.
Sabíamos que tarde o temprano esto iba a ocurrir, porque toda la gente que está en los cuerpos de seguridad de nuestro país son los mismos criminales de los años 80. Son unos salvajes, y no les importa la vida de nadie. Ya tenemos muertos, heridos y golpeados, no obstante la lucha tiene que seguir.
Es imprescindible –continuó el líder sindical y miembro del Frente Nacional Contra el Golpe de Estado– que el pueblo hondureño siga en resistencia, porque esta lucha es más que justa, es necesaria, y toda la comunidad internacional apoya este proceso en que estamos.
Una vez más llamamos a la comunidad internacional, a la OEA, a las Naciones Unidas, a los distintos países del mundo para que redoblen la presión contra esta gente. Necesitamos que se restituya la institucionalidad en el país, porque nos ha costado muy caro alcanzarla y no la podemos perder.
No obstante, no va a ser por una fractura en un brazo, ni por las diez puntadas que me dieron como consecuencia del garrotazo que me propinó un policía que nos vamos a detener
Si no estuviéramos convencidos de lo que estamos haciendo, tengan la seguridad de que no andaría poniendo la cara. Toda la vida he puesto la cara y la sigo poniendo cuando sé que tenemos la razón. Vamos a seguir adelante y esta batalla la tenemos que ganar”, concluyó Carlos H. Reyes mientras un enfermero lo acompañaba a la habitación donde permanecerá junto a compañeros del STIBYS que resguardan la seguridad de su secretario general.
Perros rabiosos
La violenta y rabiosa acción de los cuerpos represivos del gobierno de facto tiene raíces mucho más profundas de lo que se pueda pensar, y va en la dirección de contrarrestar cualquier intento de restitución del presidente Manuel Zelaya y pretende acabar con la resistencia interna que les está provocando muchos daños económicos a los sectores empresariales que están detrás del golpe de Estado.
“Las acciones de resistencia de estas últimas semanas le debe haber dolido mucho a la empresa privada, y ella ordenó a sus perros morder a la gente. Hoy los perros acataron la orden del amo y reprimieron al pueblo –dijo visiblemente enardecido Porfirio Ponce, dirigente sindical del STIBYS–.
“No tuvieron piedad de nadie. Hasta a los vendedores ambulantes golpearon, y esta vez atacaron también a los medios de comunicación que estaban cubriendo la represión. Los golpearon, les secuestraron y destruyeron las cámaras. No respetaron a nadie”, concluyó.
Dirigentes detenidos
En algún lugar en las afueras de la capital Tegucigalpa, el coordinador del Bloque Popular y miembro del Frente Nacional Contra el Golpe de Estado, además de integrante del Sindicato de Trabajadores del Instituto Nacional Agrario (SITRAINA), Juan Barahona, brindó declaraciones a Sirel a pocas horas de ser liberado, después de haber sido detenido junto a decenas de manifestantes.
“Hoy nos tomamos varios puntos de la carretera que va hacia el norte, en dirección de San Pedro Sula. La Policía y el Ejército comenzaron a reprimir brutalmente a los manifestantes en la zona del Durazno y en el barrio Lolo.
Nos comenzaron a perseguir por varios kilómetros, y cuando llegamos a las inmediaciones del Seguro Social, en la periférica del Boulevard del Norte, nos dimos cuenta de que nos estaban encerrando, dejándonos sin salida.
Nos cercaron, nos golpearon y nos capturaron, llevándonos a la IV Estación de Policía, en el Barrio Belén, y ha sido solamente gracias a los organismos de derechos humanos que nos soltaron después de casi cinco horas –continuó Barahona–.
También en el Departamento de Comayagua se desató la represión con muchos heridos y 70 detenciones. Sin embargo, mañana mismo hemos decidido continuar con las protestas en todo el país”, dijo el dirigente popular.
Para hoy, 31 de julio, se esperan grandes movilizaciones en respuesta a la ola de violencia brutal desatada por el Ejército y la Policía, bajo el mando del gobierno de facto y los sectores más retrógrados de la sociedad hondureña.
“El pueblo hondureño ha estado luchando pacíficamente, y ante esta represión, crece la indignación. Vamos a tener mucho más gente que se va a sumar a la lucha. De eso estamos seguros”, concluyó Barahona.
Mientras el presidente Manuel Zelaya se encontraba reunido en Managua con los embajadores estadounidenses de Nicaragua y Honduras y personeros del Departamento de Estado para buscar una salida a la crisis, en Tegucigalpa miles de ciudadanos que manifestaban pacíficamente contra el golpe de Estado eran brutalmente reprimidos por las fuerzas de seguridad del gobierno de facto.
El Ejército y la Policía se ensañaron contra la población persiguiéndola por kilómetros, golpeándola y haciendo uso de gas lacrimógeno, balas de goma y de plomo, al mejor estilo de las sangrientas dictaduras de los años 70 y 80.
Se cuentan por decenas los heridos y los detenidos, mientras que un docente, Roger Vallejo Soriano, de 38 años, fue baleado en la cabeza y está entre la vida y la muerte. Muy probablemente, la bala que lo hirió fue disparada por un policía de civil, quien se dio a la fuga.
Carlos H. Reyes, secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Bebida y Similares (STIBYS), y miembro del Comité Mundial de la UITA, fue perseguido, golpeado y pudo salvarse solamente lanzándose en un barranco junto con otros manifestantes.
Actualmente se encuentra hospitalizado, esperando ser operado por una fractura múltiple en el brazo derecho, y con diez puntos de sutura en una oreja por los golpes recibidos por los policías.
“Nos cercaron por la zona del Carrizal, salimos todos a la carrera y sólo sentí el golpe en la oreja. Miré un barranco y me tiré para salvarme de la golpiza y fue ahí que me quebré el brazo –dijo Carlos H. Reyes al salir en camilla de la sala de Emergencia del Seguro Social (IHSS)–.
Sabíamos que tarde o temprano esto iba a ocurrir, porque toda la gente que está en los cuerpos de seguridad de nuestro país son los mismos criminales de los años 80. Son unos salvajes, y no les importa la vida de nadie. Ya tenemos muertos, heridos y golpeados, no obstante la lucha tiene que seguir.
Es imprescindible –continuó el líder sindical y miembro del Frente Nacional Contra el Golpe de Estado– que el pueblo hondureño siga en resistencia, porque esta lucha es más que justa, es necesaria, y toda la comunidad internacional apoya este proceso en que estamos.
Una vez más llamamos a la comunidad internacional, a la OEA, a las Naciones Unidas, a los distintos países del mundo para que redoblen la presión contra esta gente. Necesitamos que se restituya la institucionalidad en el país, porque nos ha costado muy caro alcanzarla y no la podemos perder.
No obstante, no va a ser por una fractura en un brazo, ni por las diez puntadas que me dieron como consecuencia del garrotazo que me propinó un policía que nos vamos a detener
Si no estuviéramos convencidos de lo que estamos haciendo, tengan la seguridad de que no andaría poniendo la cara. Toda la vida he puesto la cara y la sigo poniendo cuando sé que tenemos la razón. Vamos a seguir adelante y esta batalla la tenemos que ganar”, concluyó Carlos H. Reyes mientras un enfermero lo acompañaba a la habitación donde permanecerá junto a compañeros del STIBYS que resguardan la seguridad de su secretario general.
Perros rabiosos
La violenta y rabiosa acción de los cuerpos represivos del gobierno de facto tiene raíces mucho más profundas de lo que se pueda pensar, y va en la dirección de contrarrestar cualquier intento de restitución del presidente Manuel Zelaya y pretende acabar con la resistencia interna que les está provocando muchos daños económicos a los sectores empresariales que están detrás del golpe de Estado.
“Las acciones de resistencia de estas últimas semanas le debe haber dolido mucho a la empresa privada, y ella ordenó a sus perros morder a la gente. Hoy los perros acataron la orden del amo y reprimieron al pueblo –dijo visiblemente enardecido Porfirio Ponce, dirigente sindical del STIBYS–.
“No tuvieron piedad de nadie. Hasta a los vendedores ambulantes golpearon, y esta vez atacaron también a los medios de comunicación que estaban cubriendo la represión. Los golpearon, les secuestraron y destruyeron las cámaras. No respetaron a nadie”, concluyó.
Dirigentes detenidos
En algún lugar en las afueras de la capital Tegucigalpa, el coordinador del Bloque Popular y miembro del Frente Nacional Contra el Golpe de Estado, además de integrante del Sindicato de Trabajadores del Instituto Nacional Agrario (SITRAINA), Juan Barahona, brindó declaraciones a Sirel a pocas horas de ser liberado, después de haber sido detenido junto a decenas de manifestantes.
“Hoy nos tomamos varios puntos de la carretera que va hacia el norte, en dirección de San Pedro Sula. La Policía y el Ejército comenzaron a reprimir brutalmente a los manifestantes en la zona del Durazno y en el barrio Lolo.
Nos comenzaron a perseguir por varios kilómetros, y cuando llegamos a las inmediaciones del Seguro Social, en la periférica del Boulevard del Norte, nos dimos cuenta de que nos estaban encerrando, dejándonos sin salida.
Nos cercaron, nos golpearon y nos capturaron, llevándonos a la IV Estación de Policía, en el Barrio Belén, y ha sido solamente gracias a los organismos de derechos humanos que nos soltaron después de casi cinco horas –continuó Barahona–.
También en el Departamento de Comayagua se desató la represión con muchos heridos y 70 detenciones. Sin embargo, mañana mismo hemos decidido continuar con las protestas en todo el país”, dijo el dirigente popular.
Para hoy, 31 de julio, se esperan grandes movilizaciones en respuesta a la ola de violencia brutal desatada por el Ejército y la Policía, bajo el mando del gobierno de facto y los sectores más retrógrados de la sociedad hondureña.
“El pueblo hondureño ha estado luchando pacíficamente, y ante esta represión, crece la indignación. Vamos a tener mucho más gente que se va a sumar a la lucha. De eso estamos seguros”, concluyó Barahona.
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